Uno de los pasajes más importantes del Nuevo Testamento sobre la gracia es Efesios 2:8-9. En estos versículos, Pablo dice que por gracia hemos sido salvados1. Todo es por medio de la fe, es decir, la creencia de una persona en Jesucristo para la vida eterna. Fue un don de Dios. Pablo específicamente dice que las obras no jugaron ningún papel en absoluto. Como resultado, ningún creyente tiene el derecho de jactarse de ello. De hecho, Pablo menciona la palabra gracia una segunda vez. No podría haber dicho más claramente que la salvación de la que habla es toda por gracia y que las buenas obras no tienen nada que ver con ello.
En los últimos años, he llegado a comprender de una manera mucho más clara que el Libro de Efesios habla sobre la Iglesia, y este tema está presente incluso en Efesios 2. Lo que Pablo dice sobre las obras es que nosotros, la Iglesia, somos la obra maestra de Dios. Él creó la Iglesia para que anduviera en buenas obras.
Se podría decir que Dios nos salvó y nos colocó en la Iglesia para que hiciéramos las obras que Él desea como un cuerpo corporativo de creyentes. No debemos ser “llaneros solitarios”. Tanto los creyentes judíos como gentiles deben estar unidos en este esfuerzo. Los creyentes deben estar en paz unos con otros.
Ya sea que los creyentes en la iglesia de Éfeso, o nosotros los creyentes de hoy, sigamos o no las enseñanzas de Pablo, una cosa es evidente: la salvación que nos incorporó en el Cuerpo de Cristo fue totalmente por gracia. Otra forma de decirlo es que fuimos liberados del lago de fuego por gracia. Por eso es un regalo. Si bien estamos llamados a hacer buenas obras, esas obras deben mantenerse separadas del mensaje de “salvación por gracia por medio de la fe”.
Probablemente no sea una sorpresa que muchos en el mundo evangélico rechacen la verdad de que la vida eterna se da como un regalo por gracia. Hay una compulsión por añadir obras. Recientemente leí algunos comentarios sobre Efesios 2:8-9 de un respetado académico evangélico. Él mantiene que la frase griega “por gracia habéis sido salvos” significa que “los efectos de la salvación son un proceso continuo”. Esta salvación es como subirse a un bote salvavidas desde un barco que se hunde. El viaje en el bote salvavidas es el “ocuparnos de nuestra salvación” (Filipenses 2:12).
En un audaz ejemplo de manipulación argumentativa, este escritor dice que en Efesios 2 Pablo está diciendo que no podemos trabajar para obtener nuestra salvación, pero que debemos trabajar en (ocuparnos de) nuestra salvación. Sus palabras nos llevan a la conclusión de que la salvación en Efesios 2:8-9 no es por gracia y que sí implica obras. Él afirma que esta “salvación no es totalmente automática” y que “se requiere un esfuerzo serio una vez que se ha iniciado”. Añade que nuestras buenas obras implican “luchar” a través de la parte de santificación de esa salvación y que ellas “autentifican” que somos salvos.
El escritor dice que la salvación en Efesios 2 no ha alcanzado su consumación. Dado que es un proceso que implica una gran lucha y buenas obras, la frase griega debería traducirse como “por gracia estáis siendo salvados”.
Dejando de lado las complejidades del verbo griego habéis sido salvados, tengo que admitir que no soy lo suficientemente listo para entender tales matices. Tengo que pensar que hay muchas personas como yo ahí fuera. Solo comprendo lo que este académico está diciendo porque he leído esta opinión en muchos otros lugares y también la he escuchado predicada.
Lo resumiré de una manera comprensible para mí: “Somos salvos por gracia y no por obras. Pero si no tienes esas obras, no eres realmente salvo. Tus buenas obras te llevarán a la salvación final. Es una lucha. No puedes saber si tienes esta salvación hasta que el proceso termine. Pero la gracia de Dios te llevará a través del proceso si eres salvo. Las obras no te salvarán, pero son necesarias para que pases el proceso. ¡Así que trabaja en ello! Si eres una de esas personas que completarán el largo viaje en el bote salvavidas, puedes agradecerle a Dios este maravilloso regalo dado por Su maravillosa gracia. Pero, en cualquier caso, no seas engreído. No has sido salvado. Pero si eres uno de los que harán el recorrido, estás en este momento siendo salvado.”
Sé que algunos lectores podrán resumir mejor el argumento, y sé que millones afirman encontrar consuelo en tal teología, sin importar cómo esté redactada. Pero para mí, esto es un sinsentido. Es como querer tener la torta (¡eres salvo por gracia, no por obras!) y comértela también (¡pero debes tener obras!).
No encuentro consuelo en lo que dice este autor. Creo que toma un hermoso pasaje sobre la maravillosa gracia de Dios y lo distorsiona hasta el punto de hacerlo irreconocible. La gracia se pervierte tanto que deja de ser gracia. Creo que un título de un libro de la librería de GES lo resume bellamente en solo tres palabras: Grace in Eclipse [Gracia en eclipse].
N. del T.: Reyna-Valera 1977.
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Ken Yates (Maestría en Teología, Doctorado, Seminario Teológico de Dallas) es editor de Journal of the Grace Evangelical Society. Es orador internacional y de la costa este estadounidense de GES. Su libro más reciente es Hebrews: Partners With Christ [Hebreos: Copartícipes de Cristo].