Recientemente, he participado en muchas discusiones sobre el evangelio de la vida eterna. Mucha gente piensa que no es necesario insistir en que el no creyente entienda que Jesús ofrece la vida eterna a todo el que crea en Él para ello. El incrédulo puede ser salvo sin saber eso. En cambio, él puede simplemente creer en Jesús con respecto a una variedad de cosas. Por ejemplo, uno puede ser salvo eternamente si cree que Jesús es el Hijo de Dios que murió en la cruz y resucitó de entre los muertos.
Esto me hizo pensar. ¿Qué creían los judíos del siglo I sobre la venida de Cristo? Sé que había muchas creencias diferentes entre la gente. Algunos creían que el Mesías vendría y derrotaría a Roma y traería una época de prosperidad similar a los días de David y Salomón. Muchos creían que si guardaban la Ley de Moisés entrarían en ese reino. Tal vez los fariseos sean el ejemplo más conocido de tales personas. Algunos judíos creían que el reino sería eterno y que los que entraran en él vivirían para siempre. Otros, sin embargo, creían que los que entraran en ese reino morirían. La vida eterna ni siquiera era ofrecida por Dios. El reino venidero era una fuente de intenso orgullo nacional. La mayoría de los judíos probablemente sentían que necesitaban ser circuncidados para ser parte de un reino eterno o de uno temporal.
Por lo que me han contado, un grupo judío conocido como los esenios creían que formarían parte del reino si se separaban de lo que consideraban el sistema religioso judío apóstata de su época. Algunos de ellos incluso se trasladaron al desierto alrededor de Jerusalén para ser considerados dignos de este honor. Hay indicios de que algunos judíos, incluidos los esenios, creían en dos Mesías. Por supuesto, había quienes, como Abraham, sabían que iban a estar en un reino eterno porque creían en el Mesías venidero para ese don.
Todos estos diferentes grupos creían en el Mesías venidero. Todos ellos creían en un reino venidero. Todos ellos eran personas religiosas. Pero es obvio que lo que creían que era necesario para entrar en ese reino, así como el tipo de reino que sería, variaba mucho de un grupo a otro.
Es fácil establecer ciertos paralelismos con el panorama teológico actual. Hay varios grupos que creen que Jesús es el Mesías que el Antiguo Testamento prometió que vendría. Todos ellos son religiosos y sinceros en sus creencias, pero difieren ampliamente en lo que creen que Él ofrece. La mayoría dirían que Él les ofrece la entrada a un reino futuro si realizan suficientes buenas obras. Otros dicen que la gente entrará si realiza practica rituales religiosos. Para algunos, la vida eterna es provisional. Se puede perder. Para otros, una persona no obtendrá la vida eterna hasta después de morir, y solo si ha sido lo suficientemente santa.
Muchos dirían que todas esas personas tienen vida eterna, aunque no se den cuenta de ello. No hay necesidad de evangelizarlos, ya que saber que Jesús ofrece vida eterna no es esencial.
Pero hay que tener en cuenta que Jesús no adoptó esa actitud en su ministerio terrenal. Evangelizó a los que tenían una visión equivocada de lo que Él ofrecía. Él ofrecía la vida eterna a todos los que creyeran en Él para obtenerla.
Jesús no dudó en criticar con firmeza a aquellos que pensaban que necesitaban esforzarse para ganar tal bendición. Señaló que, aunque eran religiosos y creían en el Mesías venidero y en Su reino, no tenían vida eterna. En un ejemplo de evangelismo, Él declara, “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40).
En el siglo I, Jesús evangelizó a personas religiosas que no creían tener vida eterna por el mero hecho de creer en Él para conseguirla. Pensaban que tenían que vivir de una manera determinada con la esperanza de que se les considerara dignos de estar en el reino. Había muchos judíos así.
Hay muchas personas así hoy en día. Son buenas personas. Son personas religiosas. Necesitan escuchar el mensaje de la vida de la misma manera que los judíos de Juan 5. Necesitan ser evangelizados.
____
Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]