Tom hizo la siguiente pregunta:

Un calvinista citó Juan 6:37, que dice: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí… ”, para argumentar a favor de la elección para la vida eterna. ¿Cómo debería responder?

Venir a Jesús en el Evangelio de Juan —también en el capítulo 6 (v. 35, dos versículos antes)— se refiere a creer en Él.

En Juan 6:37 no hay nada sobre la elección. Dar no es escoger ni elegir.

¿A quién le da el Padre a Jesús? Según Juan 6:37, quienes le son dados al Señor Jesús llegan a la fe en Él. Por lo tanto, algo ocurre antes de creer que da lugar a esa fe. Véanse también Juan 6:35, 39, 40, 47.

Hechos 16:14 indica que “el Señor le abrió el corazón de ella [Lidia] para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”. En ninguna parte de la Escritura se denomina abrir el corazón a la regeneración. Más bien, la idea es que un nanosegundo antes de que cualquiera crea, Dios abre su corazón y su mente (cf. Lucas 24:45) para que vea la verdad y la crea.

Otros pasajes indican que Él abre el corazón de quienes responden positivamente a la atracción que Él ejerce.

En otras palabras, aquellos a quienes el Padre da al Señor Jesús son quienes están abiertos a la verdad y buscan al Señor en respuesta a que Él los buscó primero.

Compárese también Juan 5:39-40: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (énfasis añadido). Las palabras “no queréis venir a mí” son decididamente contrarias a la visión calvinista de la elección, y aparecen tanto en Juan 5:40 como en 6:37.

Véase también Mateo 7:7-11, donde el Señor dice que al que pide se le da, el que busca halla y al que llama se le abre. Una vez más, eso no es determinista.

Hablando a los filósofos atenienses, el apóstol Pablo dijo:

“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:26-27, énfasis añadido).

Cornelio, en Hechos 10, es otro ejemplo. Sus oraciones y limosnas habían subido para memoria delante de Dios. Por eso, Dios envió un ángel a decirle que mandara llamar a Simón Pedro, quien le diría a él y a su casa lo que debían hacer para ser salvos (Hechos 11:14).

A la mujer junto al pozo se le dijo que, si conociera el don de Dios y quién estaba hablando con ella, le habría pedido y Él le habría dado agua viva (Juan 4:10). En Juan 4:14, el Señor explicó que el don de Dios es la vida eterna y que el agua viva es el mensaje de salvación según el cual Jesús, el Cristo, garantiza vida eterna a todos los que creen en Él para eso.

Los calvinistas tienen buenas intenciones. Pero su sistema no se basa en la Escritura. Se basa en una construcción filosófica humana. Esa construcción es contraria a la Escritura y lleva a la gente a emprender búsquedas de por vida para encontrar alguna esperanza de haber nacido de nuevo. Viven con el temor constante de no ser elegidos y de pasar la eternidad en el lago de fuego. El Padre no desea ese temor para nadie. Quiere que creamos en su Hijo y que estemos seguros de nuestro destino eterno. Véanse mis libros ¿Es bíblico el calvinismo?¹ y Secure and Sure para más detalles.

Mantén el foco en la gracia y podrás estar seguro de que has venido a Jesús y de que tienes vida eterna que nunca se puede perder.

1 (Nota del traductor): Se puede conseguir una copia gratuita digital en español en: https://faithalone.org/ebooks/

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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Sus libros más recientes son Faith Alone in One Hundred Verses [Sola Fe en Cien Versículos] y Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]