La expresión el fruto [karpos, en singular en ambos casos] del Espíritu aparece solo dos veces en la Biblia: Gálatas 5:22 y Efesios 5:9.
Otras expresiones similares son: el fruto apacible [karpon, singular] de justicia (Hebreos 12:11), el fruto [karpos] de justicia (Santiago 3:18), los frutos [karpōn, plural de karpos, en el TM; singular en el TC] de justicia (Filipenses 1:11), los frutos o la cosecha [genēmata, plural de genēma] de vuestra justicia (2 Corintios 9:10), vuestro fruto [karpon], la santificación (Romanos 6:22) y llevando fruto [de karpophoreō] en toda buena obra (Colosenses 1:10).
Si no se nos hubiera explicado qué significa, tenderíamos a verlo como una expresión bastante sencilla y fácil de entender: se trata del fruto que produce en nosotros el Espíritu Santo. Habría que examinar el contexto y la enseñanza del resto de la Escritura para averiguar CÓMO se manifiesta ese fruto en nuestra vida y QUÉ es exactamente. Pero la expresión en sí es simple.
Por desgracia, muchos pastores y teólogos han convertido esta expresión sencilla en una especie de secreto de la vida cristiana. Existe mucha confusión sobre qué es el fruto del Espíritu y cómo puede un creyente obtener ese fruto.
En un artículo en línea de LifeTrainingCounseling.org titulado “The Fruit of the Spirit Is Singular [El fruto del Espíritu es singular]”, David Ralston sugiere que quienes “tienen al Espíritu Santo dentro de sí” necesariamente manifiestan el fruto del Espíritu. Añade “que si el Espíritu está realmente en nosotros, deberíamos ver la evidencia mediante la presencia de la totalidad del ‘fruto’… No una o dos características, sino las [nueve] en su conjunto”. Ver aquí.
Los calvinistas podrían entender el concepto de esta manera, ya que, para el calvinista, todos los “creyentes verdaderos” perseveran en la fe y en las buenas obras hasta la muerte.
Enid Oa tiene un artículo en TheGospelCitizen.com titulado “The Fruit of the Spirit [El fruto del Espíritu]”. Ella sugiere que quien ve ese fruto en sí mismo es “una persona que se relaciona cada vez más con el Espíritu Santo”. Ver aquí.
Su explicación suena carismática y posiblemente arminiana.
Tres claves respecto a este fruto son: (1) es algo que se produce en nosotros (2) corporativamente (3) cuando permanecemos en Cristo.
Estas virtudes son corporativas. Si tu iglesia camina en libertad —que es el punto de Gálatas 5—, entonces esas nueve virtudes se hacen evidentes. Observa que las nueve son corporativas. No vemos cosas como orar, animar a otros, confesar a Cristo, dar, meditar o leer como actividades realizadas por creyentes de manera individual. Son experiencias de grupo.
Esto es lo que el Espíritu produce en el cuerpo de creyentes que camina en libertad.
Hodges escribe esto sobre Santiago 3:18:
La persona que se comporta como describe el v. 17 está entre quienes hacen la paz… Su conducta (su semilla) tiene como fruto último la justicia, puesto que la justicia entre los creyentes crece y florece cuando habitan juntos en paz. Dado el interés de Santiago por la paz congregacional (cf. 4:1-3), es probable que la expresión en paz esté más relacionada con el fruto de justicia que con “se siembra”, como traduce la Reina-Valera. Es decir, la cláusula debería leerse como: “el fruto de la justicia en paz, es sembrado por…”). La idea es que esta justicia se experimenta en una atmósfera de paz cuando el pacificador ha hecho su obra de sembrado y la cosecha se ha recogido en la iglesia.
Filipenses 1:11 dice “frutos de justicia” en el TM y “fruto de justicia” en el TC. Creo que el plural es correcto.
Se trata de frutos “que brotan de la justicia” (Moule).
El contraste en Gálatas 5 en general, y en Gálatas 5:19-24 en particular, es entre la carne y el Espíritu.
Pero el Espíritu no produce este fruto por el mero hecho de haber nacido de nuevo, ni por “relacionarnos cada vez más con el Espíritu Santo”, sea lo que sea que eso signifique.
Bíblicamente, nuestras vidas son transformadas al tener la mente de Cristo (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 2:14-16; 2 Corintios 3:18), no por recitar alguna oración, “ceder” al Espíritu Santo, “relacionarnos” con el Espíritu Santo, etc.
Pablo dice en Gálatas 5 que buscar ser justificado por la ley (Gálatas 5:4) es el camino para caer en las obras de la carne. El legalismo produce las obras de la carne. El asunto aquí no es que el alcohol, la marihuana o las redes sociales produzcan las obras de la carne, sino que lo hace una mentalidad legalista.
La manera de obtener el fruto del Espíritu es andar en la libertad con la que Cristo nos hizo libres (Gálatas 5:1). Esa es la mentalidad. He aquí algunos ejemplos prácticos de cómo se ve esto:
- Mantener plena certeza de mi seguridad eterna.
- Estar vigilante ante el pronto regreso de Cristo.
- Permanecer en una iglesia amorosa donde se enseña con claridad la palabra de Dios, de modo que mi mente sea renovada.
- Tener ejemplos de creyentes piadosos.
Si estás en una iglesia que “muerde y come” a sus miembros (Gálatas 5:15), sal de allí. ¡Corre, no camines! Si tu iglesia se caracteriza por las nueve virtudes de Gálatas 5:22-24, aprovecha al máximo la enseñanza y la comunión.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Sus libros más recientes son Faith Alone in One Hundred Verses [Sola Fe en Cien Versículos] y Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]
