Hace poco más de treinta años, escuché al Dr. Craig Blomberg presentar un artículo en la reunión nacional de la Evangelical Theological Society [Sociedad Teológica Evangélica]. Se titulaba “Degrees of Reward in the Kingdom of Heaven? [¿Grados de Recompensa en el Reino de los Cielos?]”. El artículo fue publicado más tarde en la Journal of Evangelical Theological Society [Revista de la Sociedad Teológica Evangélica].
El Dr. Blomberg argumentaba que no habrá grados de recompensa en el reino de Jesús. Llama a esa idea “una noción deprimente y perjudicial” (p. 172). ¿Por qué? Según su punto de vista, todos los creyentes son fieles. Los infieles están “perdidos por toda la eternidad” (p. 172). Y aunque hay grados de fruto entre los verdaderos creyentes, “ningún creyente se acerca tanto a los estándares de santidad de Dios como para que tenga sentidoi recompensarlos eternamente de manera diferente a sus compañeros cristianos” (p. 172).
Algo que mencionó en su artículo realmente me llamó la atención. Dijo:
“Que las recompensas nos diferencien durante el milenio, pero no después, no me preocupa, ya que cumple con los mismos propósitos por los que argumento. Incluso mil años son una fracción infitesimal de la eternidad y se desvanecerán en insignificancia una vez que hayan pasado. Pero no encuentro justificación textual para esta visión” (p. 171, n. 50).
Hablaré precisamente sobre ese tema en la Conferencia Regional de GES en Dallas del 25 al 26 de octubre. En este blog, compartiré cinco evidencias de que las recompensas escatológicas son eternas, no solo de mil años.
Primero, Pablo dijo que los creyentes se esfuerzan por “una corona incorruptible”. La misma palabra se utiliza en 1 Corintios 15:52: “los [creyentes] muertos en Cristo resucitarán incorruptibles”. Esto no significa que seremos mortales después del milenio; significa que seremos inmortales para siempre. Cada uso de esa palabra en el Nuevo Testamento se refiere a algo permanente (cf. Romanos 1:23; 1 Timoteo 1:17; 1 Pedro 1:4, 23; 3:4).
Segundo, el Señor Jesús dijo que debemos poner nuestro corazón en tesoros imperecederos: “haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6:20). Hablaba de lo que es permanente y seguro.
Tercero, Pedro dijo que los creyentes fieles tendrán una entrada amplia y generosa: “Por lo cual, hermanos… porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:10-11). Esa entrada rica será en el reino eterno de nuestro Señor. El milenio consiste en los primeros mil años del reino eterno. Cuando el reino se traslade a la Tierra Nueva, seguirá siendo el mismo reino eterno (Apocalipsis 21–22).
Cuarto, tal como Blomberg mencionó en su pie de página, mil años en el contexto de la eternidad es un tiempo muy breve. Pedro dijo que para el Señor, “un día es como mil años” (2 Pedro 3:8). El Señor Jesús reinará para siempre, y todos los que reinen con Él también lo harán (Romanos 2:17; Hebreos 1:9; Apocalipsis 2:26; 22:12-14).
Quinto, no todos los creyentes son vencedores. Véase la Parábola de las Minas (Lucas 19:11-27) y la Parábola del Siervo Justo e Injusto (Mateo 25:1-13). Véase también 1 Corintios 9:27; 2 Timoteo 4:6-10; Apocalipsis 2-3. Así que no solo habrá grados de autoridad entre los vencedores (por ejemplo, Lucas 19:17, 19), sino que también habrá grados de tesoro tanto para vencedores como para no vencedores. De lo contrario, Pablo habría mentido cuando dijo: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).
La Teología de la Gracia Enfocada considera toda la Escritura. Mientras que la vida eterna es un regalo que se recibe en el momento en que uno cree en Jesús para obtenerla, hay rendición de cuentas tanto ahora como en el escatónii. La seguridad eterna no es una licencia para pecar, sino una oportunidad para ganar tesoros eternos y una corona incorruptible.
Mantén la gracia en el punto de mira.
i Blomberg está hablando de lo que no tiene sentido para él. Si tenía sentido para el Señor Jesús y Sus apóstoles —y lo tenía— entonces debemos renovar nuestras mentes (Romanos 12:2).
ii N. del T.: El término escatón proviene del griego eschatos (ἔσχατος), que significa “último” o “final”. En teología cristiana, se refiere a los eventos finales de la historia del mundo, como el juicio final, la segunda venida de Cristo y la instauración del reino eterno de Dios. Este concepto es fundamental en la escatología, que es el estudio de los últimos tiempos o el fin de los tiempos según las Escrituras.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]