En Lucas 6:12-15, el Señor escoge a doce hombres para que formen su círculo íntimo de discípulos. A primera vista, estos versículos parecen estar colocados al azar en el libro. De hecho, parecen fuera de contexto. El Señor ha estado sanando milagrosamente a personas con diferentes enfermedades e interactuando con los líderes religiosos, que se oponen a Él (5:12-6:11). Después de elegir a los Doce, sanará aún a más personas (6:17-19). En lo que parece una interrupción de estos relatos, Lucas nos da los nombres de los Doce. ¿Cuál es el propósito?
Además, ¿por qué necesita el Señor designar a doce hombres para que sean sus discípulos? Mediante su enseñanza y su poder, demostró que era capaz de hacer lo que el Padre le había enviado a hacer. No necesitaba su ayuda. De hecho, cuando leemos el resto del Evangelio, vemos que estos hombres no eran precisamente los más brillantes.
Yo no sé nada de coches. Si un amigo mio fuera un consumado mecanico y un coche necesitara reparaciones, no tendría mucho sentido que me llamara para “ayudar” a arreglar el coche. No me necesitaría. Eso parece ser lo que hace el Señor aquí.
Sin embargo, cuando miramos el contexto más amplio, vemos por qué el Señor llama a estos doce hombres y por qué lo hace en este momento de su ministerio. Después de su última interacción con los líderes religiosos, inmediatamente antes de elegir a los Doce, los líderes están “llenos de furor” y discuten qué hacer con el Señor (v 11). Marcos añade que querían matarlo (Marcos 3:6).
Estos líderes llevarían a la nación a rechazar y matar a Cristo. Por supuesto, el Señor lo sabía. Sabía que necesitaría discípulos para continuar su obra cuando Él ya no estuviera. Incluso antes de la muerte del Señor, estos hombres serían enviados a la nación de Israel para anunciar que Cristo había venido (Lucas 9:1-6).
En otras palabras, estos hombres harían la obra del Señor. Serían sus manos, sus pies y su boca. Aun cuando Él estaba con ellos, el Señor no podía estar en cada lugar de la nación para ofrecer las buenas nuevas del reino venidero. Por lo tanto, multiplicó por doce la entrega de ese mensaje. Cuando Él ascendió al Padre después de la Resurrección y ya no estaba físicamente en la tierra, estos hombres llevarían Su mensaje hasta los confines de la tierra.
Estos Doce eran un grupo único de personas. Nadie hoy en día forma parte del grupo al que ellos pertenecían. Ellos tenían un mensaje y ministerio único para la nación de Israel. Ellos se sentarán en tronos específicos juzgando a Israel en el mundo venidero. Su trabajo formó el fundamento de la Iglesia (Mateo 19:28; Efesios 2:20). ¡No hay apóstoles en la actualidad!
Pero nos parecemos a ellos en otras cosas. Una de ellas es que podemos ser discípulos de Cristo. Podemos continuar Su obra mientras le servimos en el tiempo y lugar donde vivimos. Tenemos Su Palabra, y podemos proclamarla cuando se nos da la oportunidad. Podemos decirles a otros de la oferta de la vida eterna como un regalo que nunca se puede perder creyendo en Cristo únicamente para ello. Podemos servir a Su Cuerpo con el don espiritual que Él nos ha dado como creyentes. Cuando hacemos estas cosas, somos Sus manos, pies y voz.
Los Doce fueron escogidos para continuar la obra del Señor en un mundo hostil que lo rechazaría. Como creyentes, eso es verdad para nosotros también. Ellos eran muy privilegiados. Nosotros también.
___
Ken Yates (Maestría en Teología, Doctorado, Seminario Teológico de Dallas) es editor de Journal of the Grace Evangelical Society. Es orador internacional y de la costa este estadounidense de GES. Su libro más reciente es Hebrews: Partners With Christ [Hebreos: Copartícipes de Cristo].