Un grupo de pastores y estudiosos bíblicos publicaron un documental en contra de la doctrina de Una vez Salvo, Siempre Salvo. Sugieren que el temor del Señor incluye temer que Él te envíe al infierno si te apartas (ver aquí).
¿Es eso cierto? ¿Deberíamos tener miedo de que Dios nos envíe al infierno si nos descarriamos? Consideremos el entendimiento bíblico del temor del Señor.
Así es cómo Gotquestions.org define el temor de Dios (ver aquí):
“Los creyentes no deben tener miedo de Dios. No tenemos ninguna razón para temerlo. Tenemos Su promesa de que nada puede separarnos de Su amor (Romanos 8:38-39). Tenemos Su promesa de que nunca nos dejará ni nos desamparará (Hebreos 13:5). Temer a Dios significa tener una reverencia por Él que impacta profundamente la manera en que vivimos. El temor de Dios es respetarlo, obedecerlo, someterse a Su disciplina y adorarlo con sobrecogimiento”.
Esa es una interpretación bastante común, y coincide con las Escrituras.
Las expresiones temor de Dios y temor del Señor son sinónimas.
La primera expresión aparece cinco veces en el Antiguo Testamento y tres en el Nuevo Testamento. La segunda aparece veintiséis veces en el Antiguo Testamento y una en el Nuevo Testamento (ambas expresiones aparecen más veces si incluimos los textos que transmiten esta idea sin usar la expresión exacta).
Todas menos una de las veintiséis referencias del Antiguo Testamento al temor del Señor se refieren al pueblo judío que formaba parte de la nación del pacto. Todos son versículos de santificación. Ninguno establece la condición para la vida eterna.
La única referencia que concierne a los gentiles incrédulos, muestra que tenían temor del Dios de Judá y temían oponerse a Él. Segunda de Crónicas 17:10 dice: “El temor del SEÑOR cayó sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra contra Josafat” (RVA-2015). Como se puede ver en este ejemplo, el temor del Señor incluye el temor de lo que podría hacer si nos oponemos a Él.
El temor del Señor es reverencia y temor de Él. ¡Qué grande es nuestro Dios!
¿Temes a Dios? ¿Te arrodillas con temor ante Él? ¿Lo reverencias? ¿Santificas Su nombre? ¿Cantas: “Nuestro Dios es un Dios maravilloso”, y lo dices en serio? ¿Tienes miedo de las consecuencias si te rebelaras contra Él?
El temor del Señor es clave para crecer y avanzar en la vida cristiana. Pero no es una condición para la vida eterna.
Puesto que Él ha prometido que los creyentes nunca se perderán, temer a Dios no significa temer la condenación eterna (Juan 3:16; 5:24; 6:35, 37, 47; 11:26). Pero temer a Dios sí incluye temer las consecuencias que cosecharemos si nos oponemos a Él. No queremos ser el Hijo Pródigo. Sabemos que su experiencia en la provincia espiritualmente apartada fue dolorosa. La comunión con Dios es mucho mejor que los placeres pasajeros del pecado.
Mantén la gracia en el punto de mira.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]