Todos conocemos las historias sobre Daniel. Era un siervo fiel del Señor durante un periodo difícil en la historia de Israel. Había sido cautivado cuando era adolescente, y vivió el resto de su vida en Babilonia.
Cuando llegamos al capítulo 5, Daniel es un hombre de unos ochenta años. El Imperio Babilonio estaba al punto de estar vencido por los Medos y los Persas, pero los Babilonios mismos pensaron que estaban seguros dentro de su ciudad con sus paredes enormes.
En medio de este escenario, el rey de Babilonia tuvo un banquete en el cual deshonró al Dios de Israel al utilizar para una fiesta lujosa los vasos sacados del templo en Jerusalén hace años. Mientras duraba la fiesta, una mano apareció de la nada, y escribió cuatro palabras en la pared. Ninguno de los expertos del rey podía interpretar el significado de las palabras. Alguien le recordó al rey de que Daniel había interpretado unos sueños para su abuelo hace muchos años. El rey llamó a Daniel.
Comprensiblemente, el rey tenía miedo. Quería saber sinceramente cuál era el significado de las palabras. Como resultado, el rey le dijo a Daniel que le recompensaría abundantemente si los interpretara.
¿Cuáles fueron estas recompensas? Daniel estaría vestido de púrpura. Esto indica que le darían algún tipo de privilegio real. También le darían una cadena de oro para su cuello. Hay desacuerdo sobre el significado de esto. Probablemente era alguna indicación del poder, pero definitivamente tenía valor monetario. Finalmente, el rey le dijo a Daniel que le haría el tercer gobernador en el reino.
Esta última recompensa era especialmente notable. El rey en Daniel 5 se llama Baltasar. Su padre era un hombre llamado Nabonido, quien no figura en el capítulo. Los dos eran co-gobernadores. Evidentemente, Baltasar le ofrece a Daniel ser el jefe del imperio, junto con él y su padre. El poder y el dinero estaban al alcance de Daniel.
Daniel le dice al rey que interpretará las palabras para él, y lo hace. Las palabras básicamente significaban que los Medos y los Persas iban a derrotar a los Babilonios. Se nos dice al final del capítulo que Baltasar mismo fue matado esa misma noche (v.30).
Aunque Daniel sabía lo que significaban las palabras, me encanta lo que le dijo al rey sobre las recompensas que el rey le ofreció. Básicamente dijo, “Gracias, pero no gracias. Usted puede mantenerlas.”
Se podría argumentar que Daniel hizo esto porque sabía que muy pronto ser un gobernador en Babilonia no significaría nada. ¡Pero ciertamente no podría resultar dañina! Aún si los Persas iban a derrotar el país, su posición de poder al menos lo hubiera ayudado a sobrevivir o a escapar. Adicionalmente, la cadena de oro, sea lo que sea su significado, habría sido muy valiosa.
En el último análisis, la actitud de Daniel es una gran ilustración del valor de recompensas terrenales. Él reconoció que son temporales. Esto es lo que hace la madurez espiritual para una persona. Cualquier poder, cualquieras riquezas que el mundo nos ofrezca no tienen ningún valor eterno. Daniel era un hombre quien había sido fiel al Señor por años. No utilizaba la sabiduría que el Señor le dio para ganar la aprobación del mundo. Se encontró en una situación en donde el Señor estaba siendo difamado. Él no quería lo que ofrecían aquellos que hacían eso.
Daniel deseaba la aprobación del Señor. Como creyentes en Jesucristo, se nos ofrecen recompensas eternas. El mundo compite por nuestros afectos y nos ofrece sus propias recompensas. Qué tengamos la sabiduría para responder como hizo Daniel: “usted puede mantenerlas.”
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Ken Yates es pastor de la iglesia Little River Baptist [Iglesia Bautista Rio Pequeño] en Jenkinsville, Carolina del Sur. Enseña con GES en los institutos.