“Pablo… en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador” (Tito 1:1-3).
“… para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna” (Tito 3:7).
¿Qué quería decir Pablo cuando hablaba de “la esperanza de la vida eterna”? Esta expresión solo aparece en estos dos lugares de la Biblia.
Hay, sin embargo, una expresión relacionada: “la esperanza de la salvación”. Se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:8.
Este blog abordará la esperanza de la vida eterna. Hablaré de la esperanza de la salvación en un segundo blog.
Sin explicación, la esperanza de la vida eterna confunde a la gente porque en español la palabra esperanza se refiere a un deseo, no a una certeza. Por lo tanto, muchos piensan que Pablo está diciendo que deseamos la vida eterna pero no sabemos si la tenemos.
En griego, la palabra esperanza (elpis) a veces se refiere a un deseo. Pablo dijo: ” Así que a este [Timoteo] espero enviaros” (Filipenses 2:23) y “tengo la esperanza de ir pronto a verte” (1 Tim 3:14). Sin embargo, ese no es el significado más común de elpis.
En el Nuevo Testamento, esperanza (elpis) significa a menudo algo que es seguro, pero cuyo momento de realización se desconoce. Cristo es “la esperanza de la gloria” (colosenses 1:27). Un día seremos glorificados. Pero el momento del Rapto es desconocido.
“Del Señor Jesucristo nuestra esperanza” (1 Tim 1:1). Es decir, sabemos que Él regresará y establecerá Su reino. Pero no sabemos cuándo.
Estamos “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). Knight comenta: “Pablo utiliza a menudo el concepto de ‘esperanza’ de la expectación que los cristianos tienen por las bendiciones espirituales no vistas y seguras, pero aún no realizadas, que poseerán en el futuro en Cristo” (The Pastoral Epistles [Las Epistolas Pastorales], p. 321, énfasis añadido). Aquí la “esperanza bienaventurada” y la “manifestación gloriosa” son lo mismo. Nuestra expectativa segura es que Cristo regresará pronto en gloria (Mateo 16:27).
Comento Tito 3:7 en The Grace New Testament Commentary [El Comentario del Nuevo Testamento de la Gracia]:
El objetivo de esta obra renovadora del Espíritu es ser heredero, gobernar con Cristo en la vida venidera. Esto es posible gracias a la esperanza, a la verdad cierta pero todavía futura, de la vida eterna, es decir, la vida eterna en cuerpos glorificados en un reino justo. Aunque los creyentes tienen la vida eterna como una posesión presente, en otro sentido, todavía es futura. Por medio de esta abundante provisión del Espíritu, los creyentes tienen todo lo que necesitan para llegar a ser coherederos con Cristo en la vida venidera (cf. Romanos 8:17; 2 Pedro 1:3) (“Titus [Tito]”, p. 1021).
Ya tenemos vida eterna (Juan 3:16; 6:47; Efesios 2:5). Sin embargo, la vida eterna tiene el potencial de una gran abundancia (Juan 10:10). Todos los creyentes tendrán una experiencia mucho más plena de la vida eterna cuando sean glorificados. Los que gobiernan con Cristo tendrán una experiencia superlativa de esa vida.
Cuando estaba en el Campus Crusade for Christ [Cruzada Estudiantil para Cristo], solíamos decir con respecto a 1 Juan 5:13: “Tenemos una fe que conocemos, no una fe que esperamos”. Eso es cierto en cuanto a nuestra seguridad del destino eterno. Pero hay un sentido en el que sí tenemos una fe con esperanza. No sabemos cuándo Cristo regresará y nos dará cuerpos glorificados. Ese conocimiento cierto de que Él nos glorificará pronto debería motivarnos a pelear la buena batalla para que podamos ser escogidos para reinar con Él (2 Tim 4:6-8).
Treunosi.
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i ¿Captaste este juego de palabras? Échale otro vistazo. Hay una palabra dentro de otra palabra. ¿La has visto ya? Aquí está la respuesta: Treunos = Tres en uno = la Trinidad. Dios es tres Personas, pero un Ser. Creo que es difícil, si no imposible, de comprender para nuestras mentes finitas. Pero es verdad. Y debería hacernos alabar a Dios.