Tengo un amigo pastor que tiene tatuajes en ambas muñecas. En una muñeca tiene escrita la palabra griega pathēma, que significa sufrimiento. En la otra muñeca tiene la palabra griega doxa, que significa gloria.
Le pregunté sobre sus tatuajes. Me dijo que le recuerdan que el grado de participación en la gloria venidera de Cristo depende de cuánto él sufra voluntariamente por Cristo en esta vida.
La primera carta de Pedro, en los versículos 4:12-19 enseña precisamente eso. Pedro quiere que sus lectores creyentes judíos sepan que ser perseguido por Cristo es normal; no es “una cosa extraña” (Primera de Pedro 4:12).
Por supuesto, no es automático que los cristianos comprendan esto. A muchos de nosotros, que somos ridiculizados por nuestra fe en Cristo, nos cuesta ver eso como algo bueno.
Pero los creyentes no solamente no deben ver el sufrimiento por Cristo como una cosa extraña (v 12), sino que deben regocijarse (v 13). Debemos regocijarnos cuando sufrimos por Cristo porque “por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”.
Los actuales sufrimientos por Cristo resultarán en una mayor gloria y gozo para nosotros en el reino de Cristo. Muchos cristianos piensan que todos los cristianos tendrán la misma participación en la gloria de Cristo para siempre, sin importar el grado en que participemos en sus sufrimientos. Pero eso es incorrecto. Nuestra experiencia eterna variará dependiendo de nuestro actual servicio y sufrimiento por Cristo.
Pedro y los Apóstoles se tomaron esto muy en serio cuando fueron golpeados por predicar sobre Jesús: “Cuando llamaron a los apóstoles y los golpearon, ordenaron que no hablaran en nombre de Jesús y los dejaron ir. Así que salieron de la presencia del concilio, regocijándose de haber sido considerados dignos de sufrir por su nombre. Y todos los días en el templo y en todas las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo” (Hechos 5, 40-42).
Pedro continúa advirtiendo a los nacidos de nuevo que no sufran como homicidas, ladrones, malhechores, o entrometidos (1 Pedro 4:15-16). ¿Has visto que Pedro cree que es apropiado advertir a los creyentes que no sean homicidas? Hoy en día muchos dicen que un creyente no puede ser un homicida, o que, si lo es, pierde la vida eterna. No es así para Pedro.
Pedro no se refiere aquí al destino eterno sino a las recompensas eternas.
En su comentario sobre Primera de Pedro, Ernest Best dice, “No debemos juzgar los crímenes que podrían ser capaces de cometer los miembros de la iglesia primitiva por los estándares morales del siglo XX” (p. 164). Se podría argumentar que los creyentes de hoy en día son aún más propensos a cometer delitos graves que los creyentes del siglo uno.
Soy graduado del Seminario Teológico de Dallas [Dallas Theological Seminary, DTS]. A menudo se ha hecho la broma de que este seminario podría tener una filial de ex alumnos en las prisiones estatales de Huntsville, en Texas. Hay muchos graduados del DTS en prisión condenados crímenes graves como violación, asesinato y robo. Lo mismo ocurre con todos los principales seminarios conservadores.
Una razón por la que es tan malo sufrir por las cosas malas que hacemos es porque esas cosas no resultan en tener vidas más plenas ahora o en la vida por venir. De hecho, esas cosas disminuyen nuestra calidad de vida ahora y en el reino venidero.
Cuando cometemos crímenes que resultan en sufrimiento, traemos deshonra al nombre de Cristo. Cuando al profesar nuestra fe en Cristo sufrimos, entonces honramos su nombre.
Pedro había estado refiriéndose al Tribunal de Cristo en los versículos 13 y 14. Ahora menciona específicamente el juicio: “ha llegado el momento de que el juicio comience en la casa de Dios” (Primera de Pedro 4:17).
Esto podría referirse al juicio en esta vida o también señalar hacia adelante, hacia el Tribunal de Cristo (Bema).
Las palabras “el tiempo ha llegado” sugieren que Pedro está pensando en los últimos días. En Primera de Pedro 4:7 dijo, “el fin de todas las cosas se acerca”.
En sus apuntes de clase en el DTS sobre la Primera de Pedro, Zane Hodges dice respecto al versículo 17,
El sufrimiento encuentra su explicación básica en la perspectiva escatológica… La decisión divina (krima, juicio…) es que el juicio humano debe comenzar con su pueblo y avanzar hacia los no regenerados. Si el hombre justo pasa al mundo venidero con dificultades y pruebas, cuán segura es la condena del no creyente que sigue en el versículo 18.
Con respecto al versículo 18 Hodges dice: “Es con dificultades y sufrimientos que los justos alcanzan la salvación de sus almas (o vidas)”. La salvación del alma en la Primera Pedro y en toda la Biblia no es lo mismo que nacer de nuevo y tener la garantía de que irás al cielo cuando mueras.
La salvación del alma, dice Hodges en la Primera de Pedro 1:9, se refiere a “lograr una plenitud de vida ahora y una gloria resplandeciente en el siglo venidero”. Para esto, los sufrimientos son tan necesarios para nosotros como lo fueron para nuestro Señor. Para Él, el camino a la gloria pasó por la cruz. Lo mismo es cierto para sus seguidores…”
Hodges continúa: “Esta es la gran lección de Primera de Pedro: Así como Cristo ganó la gloria a través del sufrimiento, nosotros también lo hacemos a través de nuestro sufrimiento.”
Pedro concluye en el versículo 19 instando a sus lectores creyentes: “encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien”. Esto también es una referencia a la salvación de nuestras vidas, la obtención de vidas abundantes para siempre.
Así que no pienses que Dios está enojado contigo si permite que sufras por Cristo. Piensa que Dios está complacido contigo. Él te ha considerado digno de sufrir por su Hijo. Y date cuenta de que el grado en que sufrimos por nuestro Salvador es el grado en que compartiremos su gloria venidera.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Busca su nuevo libro Faithalone in one hundred verses [Sola Fe en cien versículos] disponible ahora.