El libro de Romanos es a menudo visto como un libro que explica a la gente cómo salvarse del lago de fuego. Muchos folletos evangelísticos usan varios versículos este libro para explicar al no creyente cómo ser salvo. Si combinamos esto con la tendencia de mucha gente a considerar que todo el Nuevo Testamento se escribió con ese propósito, no es sorprendente que muchos cristianos interpreten un gran número de versículos de Romanos como si se refirieran a la salvación eterna.
Es legítimo preguntarse si ese es siempre el punto de partida correcto para determinar lo que enseña el Nuevo Testamento. Por ejemplo, el libro de Romanos fue escrito a la iglesia de Roma (Rom 1:7). Sería sorprendente que Pablo escribiera un libro a los creyentes diciéndoles cómo llegar a ser creyentes.
Me gustaría considerar un versículo concreto de Romanos para mostrar cómo la tendencia habitual conduce a una interpretación confusa e incluso sin sentido. El versículo tiene mucho más sentido cuando se entiende como dirigido a personas que ya eran cristianas.
En Romanos 5:16, Pablo dice: “… porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación“. Es muy común escuchar a la gente decir que este versículo significa que antes de creer, estábamos bajo juicio. Ese juicio consistía en que estábamos condenados al infierno. Sin embargo, una vez que creímos, recibimos el don gratuito de la vida eterna después de recibir la justificación por la fe. Como resultado, el creyente va al cielo.
Hay varios problemas con esa popular interpretación. En primer lugar, Romanos 5-8 habla de la vida cristiana. Pero incluso si, en este versículo en particular, Pablo estuviera diciendo simplemente que el creyente va al cielo y se salva del infierno, sería redundante. Él estaría diciendo que cuando éramos no creyentes estábamos bajo juicio (ir al infierno), y este juicio dio como resultado condenación (ir al infierno). Entonces recibimos el regalo de la vida eterna (ir al cielo) y esto ocasionó la justificación (ir al cielo). Para mí, eso no tiene sentido.
Hay una mejor manera de entender este versículo. Zane Hodges tiene una gran discusión en su libro, Romans: Deliverance from God’s Wrath [Romanos: Liberación de la Ira de Dios], que está disponible en el sitio web de GES. Él señala que las palabras juicio y condenación en griego (¡y en inglés!) son palabras diferentes. Es natural concluir que no se refieren a lo mismo. El juicio del que habla Pablo se refiere a que en Adán todos morimos físicamente. Ese es el resultado del pecado de Adán. La condena se refiere a que como no creyentes, estamos esclavizados al pecado que obra en nuestros cuerpos muertos. Debemos servir al pecado. Así es como el pecado nos impacta ahora.
El don gratuito que recibimos por la fe es nuestra justificación (Romanos 3:24). La palabra griega usada para justificación en 5:16 es diferente de la palabra que Pablo usa para justificación anteriormente en el mismo libro. Significa acciones o hechos justos. La palabra significa que después de ser declarado justo por Dios (justificado), el creyente ahora puede producir acciones justas.
Hay un paralelo aquí. Como no creyentes, estábamos bajo el juicio de muerte que trae el pecado. Esto resultaba en ser esclavos del poder del pecado. Cuando creímos, fuimos declarados justos como un regalo de Dios. Esto nos permite vivir justamente. Ese es el resultado de nuestra justificación.
Por supuesto, esto no es automático. El creyente debe caminar por el poder del Espíritu. Pero este es el tema de Romanos 5-8 (Romanos 8:12-13). Qué diferencia hay en la interpretación de un versículo como Romanos 5:16 cuando entendemos que Romanos está escrito a los creyentes para decirles cómo vivir. Pablo no está diciendo a los creyentes que van a ir al cielo (eso ya lo sabían); les está diciendo que pueden experimentar la vida aquí y ahora.
Pablo presenta verdades profundas en este versículo. En Cristo, el creyente ha sido liberado del poder del pecado (condenación). Ya no tiene que servirlo. Porque, como regalo gratuito, tenemos Su Espíritu y hemos sido declarados justos por Dios, y, por tanto, podemos producir acciones justas por Su poder en nosotros.
Este no es un tema menor. Ya es hora de que los maestros cristianos dividan correctamente la Palabra de Dios. Cuando pensamos que un libro como Romanos le dice a la gente cómo escapar del infierno, les robamos las maravillosas doctrinas del libro para los creyentes. En cambio, podemos decirles cómo escapar del poder del pecado, con el que todos estamos muy familiarizados.