¿Has oído alguna vez el dicho: “Debemos adorar a Dios, no a la Biblia”?
¿O este otro: “No ames la Biblia, ama a Dios”?
No podemos adorar a Dios si no lo hacemos en espíritu y en verdad (Juan 4:23). Dado que la verdad se encuentra en la Palabra de Dios, nuestra adoración a Dios debe incluir la Biblia. Por supuesto, no alabamos a la Biblia en sí. Alabamos a Dios, que nos dio Su Palabra. La “adoración” contemporánea a veces carece de contenido significativo y no es adoración genuina. (¿Has oído hablar de las canciones 7-Eleven [7-Once]? Tienen siete palabras que se cantan once veces).
No podemos amar a Dios sin amar Su comunicación con nosotros. El Salmo 119 es un ejemplo. El salmista habla repetidamente de su amor por la Palabra de Dios.
A veces la Biblia no se menciona, pero el sentimiento es el mismo:
“Tiene tanto la mente puesta en el cielo que no sirve para lo terrenal”.
“Tiene mucho conocimiento de cabeza, pero no de corazón”.
“La fe en Cristo es un encuentro personal con Él; creer ciertos hechos sobre Él no es fe salvadora”.
“La salvación es un don gratuito, pero te cuesta todo”.
“Sabemos que no tienes que creer en la salvación irrevocable para nacer de nuevo porque la mayoría de las personas en el cristianismo no cree eso.”
“Dios no puede condenar a los que nunca oyeron hablar de Jesús porque no creo que eso sería justo.”
“Sabemos que el dispensacionalismo no puede ser verdad, ya que no se desarrolló hasta el siglo XIX”.
Todas esas afirmaciones sugieren que la razón nos guía, no la Biblia.
Según las Escrituras, no se puede llegar a tener la mente demasiado puesta en el cielo (2 Cor 5:1-11; 1 Pe 1:23).
En la Biblia no se hace distinción entre el conocimiento de cabeza y el de corazón. Romanos 12:2 habla de ser transformados mediante la renovación de la mente.
La fe en Cristo es creer en Él para el don de Dios (Juan 4:10ss). No es un encuentro personal.
Las Escrituras afirman claramente que la salvación es un don gratuito; no nos cuesta nada (Juan 4:10; Ef 2:8-9; Ap 22:17).
El porcentaje de personas dentro del cristianismo que rechazan cierta doctrina no determina si es verdadera. Lo que dice la Biblia es verdad, independientemente de cuántos lo crean (Rom 3:4).
El Señor indicó que para tener vida eterna, las personas necesitan creer en Él para esa vida cuando están vivos (Juan 11:26; ver también Heb 9:27). No hay conversiones post mortem. No importa lo que pensemos que es justo. Lo que importa es lo que Dios dice que es justo.
No sabemos si el dispensacionalismo fue enseñado a lo largo de la historia de la iglesia. Pero ya que la Biblia enseña el dispensacionalismo, es verdad sin importar cuán pocas personas en la historia de la iglesia lo hayan creído.
Cuando las personas hacen declaraciones sobre lo que creen, escucha atentamente cómo defienden lo que dicen. ¿Citan la historia de la Iglesia? ¿Presentan lo que les parece razonable? ¿Indican que lo que dicen es la opinión consensuada de la mayoría de los teólogos de hoy en día? Nada de eso importa. Lo que importa es la Escritura. Lo que Dios dice supera a la historia de la Iglesia, lo que nos parece razonable y lo que dicen los teólogos.
Hace setenta años, era común escuchar la expresión “Así dice el Señor”. Hoy tenemos pastores evangélicos que instan a otros pastores a no citar las Escrituras. No nombren libros, capítulos y versículos. A la gente no le gusta eso. Solo decid: “Un hombre llamado Pablo dijo…”; “Jesucristo dijo…”; “El Rey David dijo…”.
El cristianismo es una batalla por nuestras mentes. La transformación no ocurre sin que Dios renueve nuestras mentes. Y Él lo hace por medio de Su Palabra (Rom 12:2; 2 Cor 3:18).
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]