R. M. hace una excelente pregunta de seguimiento a un blog que escribí titulado “¿Qué compró Jesús con su muerte en la cruz?” (Véase aquí). En ese artículo, sugerí que su muerte en la cruz logró muchas cosas, y lo que compró era el reino, la perla de gran precio, el tesoro escondido. Como parte de esa compra, compró toda la humanidad (véase Pedro 2:1 y 1 Juan 2:2) para que todo aquel que cree en Él tenga vida eterna y esté garantizado ser parte de su reino eterno. Aquí está la pregunta de R.M.:
Amén. Pero, ¿qué pasa con Colosenses 2:13-14?
Parece decir que Cristo quitó nuestro castigo y pena (aunque no usa esas palabras exactas, p. ej., “pena,” parece que está implícito): “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.”
A mí me parece que Pablo estaba diciendo que la ley estaba en contra de nosotros nos condenó a algún castigo, pero Cristo tomó las violaciones de la ley que cometimos y sus penas implícitas (si violas la ley, morirás o serás castigado, según la Ley de Moisés) y clavó las violaciones de la ley en la cruz, lo que significa que murió por nosotros y tomó nuestra pena.
¿Qué opinas?
En mi opinión, el hecho de que la Biblia no use ciertas palabras específicas no quiere decir que no enseñe algo. Usando la lógica y el razonamiento (algo que haces bien y con frecuencia la mayor parte del tiempo), vemos que por supuesto, Jesús pagó nuestra pena. Aunque la Biblia no usa la frase exacta, Él pagó el castigo por nosotros, el significado está allí, expresado por muchas otras palabras e ideas.
Es cierto que no es necesario que una palabra esté aparezca para que el concepto esté presente. Por ejemplo, en Efesios 2:8, Pablo notoriamente no mencionó a Jesús. Él dijo, “por gracia sois salvos por medio de la fe…” Pero quiere decir la fe en Cristo. Sus lectores sabían eso.
Colosenses 2:13-14 no sugiere que la muerte de Jesús en la cruz quita las penas de los pescados. Esa es una mala interpretación del pasaje.
Pablo está escribiendo a los creyentes, y dice, como dijo en efesios 2:5, que Dios les ha dado vida eterna. Eran espiritualmente muertos. Los hizo vivir.
Junto con el don de vida eterna, los creyentes reciben el perdón de los pecados. Es decir, los creyentes comienzan la vida cristiana con una cuenta nueva. Necesitamos el perdón continuo, frecuentemente llamado el perdón de la comunión, como lo muestra 1 Juan 1:9. Pero no tenemos que confesar los pecados que cometimos antes del nuevo nacimiento. Comenzamos la vida cristiana en comunión con Dios, gracias a a su maravilloso perdón.
F.F. Bruce comentó,
Los pecados que ahora han sido perdonados representaron, por así decirlo, una montaña de bancarrota que aquellos que habían incurrido en ella estaban obligados a reconocer pero que nunca podrían tener ninguna esperanza de liquidar. Habían violado las ordenanzas de la ley, y nada de lo que pudieran hacer podría permitirles una indemnización. Pero Cristo borró la pizarra y les dio un nuevo comienzo (The Epistles to the Colossians, Philemon, and Ephesians [Las epístolas a los Colosenses, Filemón, y Efesios], p. 109).
Bruce también sugiere que en el v. 15, Pablo estaba aludiendo al hecho de que el nuevo nacimiento nos libera de la esclavitud al pecado posicionalmente.
Colosenses 2:13-14 no dice que Dios ha eliminado las consecuencias de los pecados continuos para nadie.1
Incluso el creyente en comunión con Dios cosecha lo que siembra. Si conduce después de haber tomado unas copas y la policía lo detiene, es posible que se entere de que su nivel de alcohol en la sangre es superior a .08 y que reciba una multa por conducir en estado de ebriedad que permanecerá en su registro. Aunque probablemente confesaría inmediatamente ese pecado (véase Efesios 5:18) al Señor, todavía habría muchas consecuencias negativas. Y esas no son solamente del gobierno porque Dios nos ha dicho que el gobierno “es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Ro 13:4).
La razón por la que todos estarán muriendo hasta el momento del Arrebatamiento es porque todos pecan. Algún día, la muerte ya no existirá. Pero no ahora. Ahora, la paga del pecado todavía es la muerte.
Cuando Pablo dice que Dios ha anulado “el acta de los decretos que había contra nosotros,” tenía en mente la Ley de Moisés. Los creyentes ya no están bajo la Ley de Moisés, como dice unos versículos más adelante: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo…” (Col 2:16). Geisler escribió, “El legalismo está mal porque los creyentes están muertos a la Ley en Cristo. Él cumplió sus demandas en Su vida y por Su muerte, y los cristianos están en Él” (“Colossians” [“Colosenses”] en The Bible Knowledge Commentary [El comentario de conocimiento bíblico], p. 678).2
1 Colosenses 2:13-14 ni siquiera dice que el Señor Jesús ha eliminado las consecuencias de los pecados de los creyentes que cometieron antes del nuevo nacimiento. Un criminal que llega a la fe comienza la vida cristiana en comunión con Dios y en prisión. Se queda preso hasta que pague por el delito que cometió. Un no creyente que se divorcia por adulterio y llega a la fe es perdonado por Dios y está en comunión con Él. Sin embargo, las consecuencias de su adulterio no son eliminadas.
2 Los creyentes todavía están sujetos a los mandamientos del Nuevo Testamento, llamado “la ley de la libertad,” (Sant 1:25; 2:12), “la ley real” (Sant 2:8), “la ley de Cristo” (Ga 6:2), y “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús” (Ro 8:2).
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]