La Seguridad Eterna y los límites del Libre Albedrío
Un amigo me envió esta pregunta de segunda mano: “Si Dios desea que siempre tengamos el libre albedrío, ¿por qué no nos permitiría devolver el regalo gratuito de la vida eterna si elegimos hacerlo?”
Esta es una objeción común. También me han dicho que mientras que nadie puede arrebatarnos de la mano de Jesús (Juan 10:28) o de la mano del Padre (Juan 10:29), podemos escabullirnos nosotros mismos si queremos. En este modo de pensar, nosotros somos más fuertes que Dios. Su agarre puede detener a todos menos a Satanás de arrebatarnos. En este caso al convencernos a salir del agarre de Dios voluntariamente, Satanás nos ha hecho perder la vida eterna.
¡Pero espere!
Nadie puede arrancarnos de su mano. Eso incluye a Satanás.
Y eso incluso incluye a nosotros. (Antes de decir que nadie podría arrebatar al creyente de su mano, Él dijo, “les doy vida eterna; y no perecerán jamás.” ‘No perecerán jamás’ es una garantía. Compare Juan 3:16, 18.)
Usted no puede elegir cambiar la realidad
Dios no nos da libre albedrío ilimitado. Tenemos libre albedrío limitado. Digamos, por ejemplo, que usted nació en 1978. Pero desea que hubiera nacido en 1940. Usted no puede elegir cambiar su cumpleaños. Es lo que es.
Si usted nació en una familia Anglo, pero realmente quiere ser un Cherokee, no tiene suerte. No puede cambiar su etnia.
Si usted nació con Alopecia Universalis, usted no tiene pelo. Así es como es. No puede cambiar su especie, no importa cuánto le guste la idea de ser un pájaro.
Jeremías 13:23 dice, “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas?” La respuesta a cada pregunta es no.
Hay muchas cosas sobre cada uno de nosotros que son inalterables. Una de esas cosas sobre nosotros que es inalterable es ser nacido de nuevo. Mientras que es posible que una persona que no tiene la vida obtenga esa vida, es imposible perder la vida eterna una vez que la persona la obtenga.
Dios es Inmutable
Aunque no nos demos cuenta, incluso Dios tiene muchas cosas sobre Él que son inmutables.
Dios es eterno (Dt 33:27: 1 Tim 1:17). No puede dejar de ser eterno. Es quien es. Dios es verdadero (Juan 3:33; Ro 3:4; 1 Juan 5:20). Eso quiere decir que no puede elegir mentir: “Dios, que no miente” (Tito 1:2).
Dios es justo (Salmos 7:11). No puede elegir ser injusto.
Dios no puede violar su propia naturaleza. Es restringido por quien es. Por supuesto, es una cosa buena que Dios no puede elegir hacer el mal. Y será una cosa buena cuando nosotros tampoco podremos elegir hacer el mal en la eternidad futura.
Jesús es la vida eterna
Una cosa que muchos olvidan es que la vida eterna es la vida de Jesucristo. Aquí hay una distinción importante: Jesús es la vida eterna (Juan 11:25; 14:6; 1 Juan 1:2; 5:20). Pero los creyentes tienen la vida eterna. Ningún creyente jamás se convertirá en la vida eterna. Nosotros la tenemos. Pero Él la es.
Igual a como el Señor Jesús no puede dejar de ser la vida eterna, así también aquellos que tienen la vida eterna no pueden dejar de tenerla. Es tan imposible para nosotros devolver la vida eterna como es para Él dejar de ser la vida eterna.
¿Cómo sabemos eso? Jesús mismo nos dijo a menudo.
Juan 4:14-15. “‘mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.’ La mujer le dijo: ‘Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.'” El Señor promete que una vez que una persona bebe su agua viva, es decir, una vez que una persona cree en Él (vea Juan 6:35), esa persona tiene vida eterna y jamás la perderá. La mujer malentendió, y pensó que Él estaba hablando de alguna agua física especial. Pero entiende correctamente que una vez que ella participa de esta agua viva, nunca más tendrá que venir al pozo para obtener más agua. Ella sabe que jamás tendría que beber más.
Juan 5:24. Jesús usó los tres tiempos verbales aquí para resaltar la eternalidad de la vida eterna. Tiempo presente: El que cree en Jesús “tiene vida eterna.” Tiempo futuro: El creyente “no vendrá a la condenación [con respeto a la vida eterna].” Tiempo pasado: El que ha creído en Él “ha pasado de muerte a vida.” Es un trato hecho. No hay viaje de regreso.
Juan 6:35. Hablando del pan de vida, Jesús dijo, “el que a mí viene [para el pan de vida], nunca tendrá hambre.” Las palabras nunca tendrá hambre son enfáticas en griego. Eso nunca pasará. Hablando del agua de vida, Jesús continuó, “el que en mi cree, no tendrá sed jamás.” Otra vez, eso es enfático. Una vez que una persona cree en Jesús, tiene la vida que nunca se puede perder.
Juan 11:26. El Señor le dijo a Marta que como “la vida,” Él garantizó que “todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente.” De nuevo, es enfático. Allí no estaba hablando de jamás morir físicamente. De hecho, en el versículo anterior, estaba hablando de resucitar a los creyentes que mueren. Él prometió la seguridad eterna a cualquiera que sea un ser humano vivo que crea en Él. Pienso que la razón que añadió la parte sobre “todo aquel que vive” es porque para poder tener la vida eterna, uno debe venir a la fe en Cristo mientras vive. No hay nacimientos nuevos después de la muerte. Pero una vez que una persona es nacida de nuevo, “no morirá eternamente.”
Si alguien que alguna vez creyó en Jesús y nació de nuevo luego pierde la vida eterna, entonces Jesús mintió. Pero Jesús no puede mentir. Cumple cada promesa que hace. El creyente nunca tendrá hambre, nunca tendrá sed, nunca perecerá (Juan 3:16, 18), nunca morirá. Tiene vida eterna, y nunca vendrá a la condenación con respecto a su destino eterno, y ha pasado de muerte a vida de una vez por todas.
Ya que continuamos a pecar hasta que morimos (Ro 6:23; 1 Juan 1:8, 10), es posible que una persona nacida de nuevo pueda enojarse con Dios y en un momento de locura espiritual desear devolver la vida eterna. Francamente, nunca he conocido a una persona así. Pero supongo que podría pasar. Si sucediera, la persona no obtendría su loco deseo.
Una vez que una persona tiene vida eterna, es exactamente lo que tiene. Perder esa vida significaría que Jesús mintió en Juan 3:16; 4:10-14; 5:24; 6:35; 11:26. Jesús no puede mentir (Tito 1:2).
Tener vida eterna le convierte en un tipo diferente de humano para siempre. El libre albedrío no puede deshacer eso.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].