Cuando estaba estudiando en el seminario, mi profesor de Soteriología (la doctrina de la salvación) era el Dr. Charles Ryrie. Recuerdo que un día durante la clase estaba hablando sobre 2 Cor 5:18-21 . Su comentario se me quedó grabado: “Las personas reconciliadas necesitan reconciliación.” En 2 Cor 5:19, Pablo dice, “Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” Eso suena como doctrina de la reconciliación universal. Pero luego en el versículo 20, Pablo dice “os rogamos en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios.” ¿Cómo puede ser que todos ya fueron reconciliados con Dios debido a la sangre derramada de Jesús, pero que al mismo tiempo necesitan reconciliarse con Dios?
Este artículo es mi respuesta a una pregunta que recibí de un compañero de ministerio, Steve:
“Tengo una pregunta acerca de 2 Cor 5:17-21.
¿Qué es exactamente la reconciliación mencionada en este pasaje? A la luz del v. 21, supuse que era una parte del recibir la vida eterna/ser salvo del infierno, pero me confunde el v. 20 porque parece que Pablo está invitando a sus lectores en Corinto a reconciliarse con Dios. Siempre asumía que sus lectores ya eran salvos (del infierno), y por eso, ya reconciliados con Dios.
La palabra “os” en el v. 20 está en cursiva. ¿Será que Pablo está diciendo nada más que como embajadores, rogamos (genéricamente, a todos) en el nombre de Cristo, “reconciliaos con Dios”. Es decir, ¿puede ser que esa petición no se dirija específicamente a los corintios?
¡Gracia y paz!”
Hace mucho tiempo desde que estudié este pasaje. Tenía mis propias conclusiones elaboradas, pero la pregunta de mi amigo me hizo volver al texto.
Steve tiene razón. La palabra “os” en v. 20 no aparece en el griego. El modo más preciso de traducirlo sería sin usar esa palabra, pero resultaría en una traducción un poco rara, “rogamos en el nombre de Cristo: reconciliarse con Dios.” Como alternativa se podría añadir una frase genérica: “rogamos a las personas en el nombre de Cristo: reconciliaos con Dios.” Prefiero esta última opción.
El v.19 está hablando de la expiación ilimitada. El resultado de la expiación es que Dios ya ha reconciliado al mundo consigo mismo. Ha removido la barrera del pecado para todos.
La palabra reconciliar (katallassō) se refiere al “intercambio de hostilidad por una relación amistosa” (BDAG, p. 521). La muerte de Cristo significa que en algún sentido, Dios ya no tiene una relación hostil hacia los no creyentes. Sin embargo, compare Col 1:21-22: “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.” Antes de llegar a la fe en Cristo, los individuos en Colosas eran “extraños y enemigos” hacia Dios, pero esa enemistad provenía de ellos, no de Dios. Eran enemigos en sus mentes. La reconciliación mencionada en Col 1:20 es igual que el mandato en 2 Cor 5:20: “reconciliaos con Dios.”
El hecho de que Dios ha reconciliado al mundo consigo mismo no quiere decir que el no creyente se ha reconciliado con Dios. Note las diferencias entre vv 19 y 20. En el primer caso: a) la reconciliación ya ha ocurrido; b) Dios es el que hizo la reconciliación; y c) Reconcilió al mundo consigo mismo (heautō). En el segundo caso, la reconciliación todavía no ha ocurrido; b) Dios es el que hace la reconciliación, pero los humanos deben responder adecuadamente (i.e. creer en Cristo) para que esto suceda; y c) los que creen en Cristo son reconciliados con Dios (tō Theō).
En el versículo 21, Pablo continúa a explicar lo que acaba de decir en el v. 20. Dios el Padre puso los pecados del mundo sobre su Hijo, “al que no conoció pecado.” El Hijo sin pecado, a quien Dios hizo pecado, murió “por nosotros,” por el mundo entero (v. 19). Ha removido la barrera del pecado “para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
El versículo 21 interpreta el v. 20. Es decir, ser reconciliado con Dios significa [ser] hechos justicia de Dios en él [Cristo]. Al creer en el Señor Cristo Jesús, somos justificados, y eso significa que hemos sido declarados justos. Compare Ro 3:22,”la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.”
Barnett comenta sobre el versículo 19:
“¿Qué significa el cambio del pretérito indefinido en “Dios…reconcilió” por el imperfecto “Dios…reconciliando” en el versículo anterior? ¿La reconciliación está completa o no? Generalmente no se sostiene que el mero uso del tiempo presente indica que algo está en curso o incompleto. La manera en la que el pasaje se desarrolla también debe ser evaluado. Por lo tanto, tomar las palabras “Dios estaba…reconciliando…no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados,” junto con la acción completada “Dios…reconcilió por [la muerte de] Cristo” (v.18), sirve para enfatizar que la obra de reconciliación de Dios queda terminada y completada (p. 307).”[i]
Lowery comenta sobre el versículo 21: “Los pecados del mundo fueron puestos sobre Él para que Su justicia pueda ser dada a aquellos que confían en Él (Ro 5:17) y así están en Él. Ese regalo de justicia solo se obtiene por la fe (Ro 3:22; 6:23; Ef 2:8-9; Fil 3:9)” (p. 568)[ii]. Lenski añade, “Dios no lo hizo ‘pecador’…la idea de que Dios convirtiera a alguien en un pecador, especialmente a su propio Hijo, es impensable. De hecho, Dios hizo algo completamente diferente: cargó en él el pecado de todos nosotros (Is 53:6) para que llevara él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero (1 Pe 2:24), para que fuera hecho maldición por nosotros (Ga 3:13) (pp. 1052-53)”[iii].
Así, creo que el Dr. Ryrie tenía razón al decir que las personas reconciliadas necesitan reconciliación. Dios está listo y capaz de justificarnos, aunque somos impíos (Ro 4:5). Por medio de la cruz, Dios ha reconciliado al mundo consigo mismo. Ahora, para que cualquiera experimente la reconciliación con Dios, necesita creer en el Señor Cristo Jesús para la vida eterna/justificación.
Gracias por una excelente pregunta, Steve. Ojalá que mi respuesta sea útil.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].
[i] Barrett, Paul (1997) “The Second Epistle to Corinthians” [La Segunda Epístola a los Corintios], Eerdmans; REVISED HARDBOUND.
[ii] Lowery, David K. (1983), “2 Corinthians” [2 Corintios”], The Bible Knowledge Commentary [El Comentario de Conocimiento Bíblico], Victor Books; 1st Edition.
[iii] Lenski R.C. (1963), “The Interpretation of 1 and 2 Corinthians” [La Interpretación del 1 y 2 de Corintios], Augsburg Publishing House.