Uno de los versículos más citados por la gente de la gracia es 2 Corintios 5:10, donde Pablo afirma que todos los creyentes deben comparecer ante el Tribunal de Cristo. Allí, a cada creyente se le recompensará por las buenas obras o se le negarán esas recompensas a causa de malas obras.
Es comprensible que este versículo sea uno de los favoritos por los proponentes de la Gracia Gratuita. Muestra que nuestras obras no tienen nada que ver con recibir la vida eterna; más bien, nuestras obras determinan nuestras recompensas en el reino. Este versículo es una motivación poderosa para vivir en piedad.
Yo mismo he citado este versículo a menudo. Sin embargo, recientemente reparé en algo que antes me había pasado inadvertido. El verbo griego que se traduce como comparecer está en voz pasiva (para los gramáticos que leen este blog, es un infinitivo pasivo).
Cuando leemos que debemos comparecer ante el Tribunal de Cristo, la mayoría entendemos que tendremos que presentarnos delante de Él. Tenemos una cita con Él y no podemos evitarla. Así lo traduce la Reina-Valera 1960.
No obstante, la voz pasiva de este verbo aporta un matiz distinto. Lo consulté en varios léxicos (diccionarios) de griego: la voz pasiva de este verbo indica que algo es revelado o manifestado. Uno de ellos dice que significa que “se arroja luz” sobre algo.
Por tanto, no se trata simplemente de que el creyente tenga una cita a la que deba acudir. No es simplemente “comparecer” y ya está.
Será un momento en el que seremos manifestados. ¿Qué hemos hecho con la vida que Él nos dio para vivir para Él?
En Apocalipsis 1, Juan tiene una visión del Señor y describe lo que contempla. Una de sus características es que sus ojos son como llama de fuego. En el libro de Apocalipsis, Jesús es presentado como el Juez que juzgará a todo hombre y mujer. Todo juicio le ha sido dado a Él (Juan 5:22).
Eso incluye el juicio de las obras de todos los creyentes en el Tribunal de Cristo. Sus ojos lo revelarán todo.
Tiene pleno sentido, entonces, que Pablo use este verbo en 2 Corintios 5:10. ¿Cómo podríamos ser recompensados en el Tribunal de Cristo si las cosas no fueran reveladas? Nuestras buenas obras serán reveladas. Nuestras malas obras serán reveladas. Los ojos llameantes de Cristo sacarán todo a la luz.
Tal vez deberíamos ser más literales al traducir este versículo: “Todos debemos ser revelados ante el Tribunal de Cristo”.
Si seguimos con la analogía de la “cita”, cuando se usa el versículo con el significado de “debemos comparecer ante el Tribunal de Cristo” podría llevar a pensar que basta con acudir a la cita. En cambio, la forma pasiva “debemos ser revelados” se ajusta más al caso de un estudiante que no solo tiene una cita con su profesor, sino que, al llegar, debe someterse a un examen oral. Su conocimiento será puesto de manifiesto. Ese examen determinará la calificación que reciba en la asignatura.
¡Y qué motivación tan poderosa para nosotros! Si el Señor es un Juez perfectamente justo, en aquel día debe revelar nuestros pensamientos, acciones y motivos. No puede ser de otro modo. Pidámosle que nos haga personas que le den gloria cuando tenga lugar esa revelación.
___
Ken Yates (Maestría en Teología, Doctorado, Seminario Teológico de Dallas) es editor de Journal of the Grace Evangelical Society. Es orador internacional y de la costa este estadounidense de GES. Su libro más reciente es Hebrews: Partners With Christ [Hebreos: Copartícipes de Cristo].


