“El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden” (Juan 15:6).
En esta sección del Discurso del Aposento Alto (15:1-8), Jesús ilustra el discipulado metafóricamente comparándolo con el cultivo de las uvas. Jesús se presenta a sí mismo como la vid verdadera (v 1). Los creyentes son comparados con las ramas de la vid. Dios el Padre se compara con el que cultiva las ramas para que produzcan mucho fruto.
La permanencia en Cristo lleva a la producción de fruto espiritual (v 5). No hay tal cosa como una persona que permanece en Él sin producir fruto. Y no hay manera de producir fruto sin permanecer en Él.
El lenguaje del v 6 es realmente aterrador. El que no permanece “[es] echado fuera como pámpano,” y luego es recogido y “[lo] echan en el fuego, y arden.”
Las tres de las principales interpretaciones de este versículo son: (1) Los creyentes que no llevan fruto pierden su salvación y pasan la eternidad en el infierno. (2) Los creyentes que no llevan fruto prueban que son nada más que creyentes profesantes, no creyentes verdaderos, y pasan la eternidad en el infierno. (3) Los creyentes que no llevan fruto experimentan el juicio temporal.
La visión de la pérdida de salvación
La visión de la pérdida de salvación contradice Juan 10:27-29, Ro 8:38-39, y muchos otros pasajes que enseñan que los creyentes no pueden perder su salvación. Por lo tanto, es un punto de vista imposible.
La visión de la falta de salvación
Mientras que la visión de la falta de salvación no contradice la seguridad eterna—al menos, no explícitamente—no encaja con los detalles del pasaje. Por un lado, no había personas no creyentes al escuchar lo que Jesús estaba diciendo (cf. 13:30). Solo estaba hablando con los creyentes, con aquellos que acababa de describir como limpios (v. 4; cf. 13:10).
Además, solo a los creyentes se les manda (o son capaces de) permanecer en Cristo (v. 4). Los no creyentes no tienen lo que es necesario para permanecer: la vida espiritual.
Por último, la segunda visión también contradice a otros pasajes que afirman la posibilidad del fracaso en la vida cristiana (cf. 1 Cor 3:3; 11:30; Ga 6:1 y sig.; Sant 5:19-20). La idea de que los cristianos genuinos siempre permanecen en Cristo es algo ajeno a las Escrituras.
La visión del Juicio Temporal
La visión del juicio temporal encaja con los detalles del pasaje, es consistente con el resto de las Escrituras, y respalda la doctrina de la seguridad eterna.
Jesús estaba hablando con y acerca de los creyentes, es decir los que son limpios (v. 4). A estas personas se les manda permanecer y sin embargo, pueden fallar en hacerlo.
En las Escrituras, el fuego es una metáfora común tanto para el juicio temporal como para el juicio eterno. Por supuesto, dado que los creyentes genuinos están a la vista como hemos visto, entonces es el juicio temporal que debe entenderse aquí. Los creyentes han “pasado de muerte a vida y nunca vendrán a condenación” (Juan 5:24; cf. Juan 3:18).
No hay duda de que el fuego se refiere al juicio temporal de los creyentes genuinos (cf. Lv 10:12; 1 Cor 3:10-15; Heb 6:7-8; 10:27; Judas 23). De hecho, incluso algunos adherentes de la Salvación por el Señorío afirman esta interpretación de nuestro versículo. James Montgomery Boice escribe, “El ardor no siempre se usa para referirse al infierno, como lo demuestra el pasaje de 1 Corintios sobre las obras [1 Cor 3:10-15]. Y es su asociación con la destrucción de las obras inútiles y no la pérdida de la salvación lo que es lo más apropiado en este pasaje” (The Gospel of John [El Evangelio de Juan], 5 vols, vol 4, p. 238).
Una práctica común de la viticultura entonces y ahora es la poda y ardor de las ramas improductivas. Su aplicación para los creyentes improductivos se ve fácilmente. Dios castiga a los creyentes que persisten en la desobediencia voluntaria. Hay muchos ejemplos así en la Biblia (Lv 10:1-7; Sl 32:3-5; Hechos 5:11; 1 Cor 11:30. Véase también Heb 12:3-11; Sant 5:20).
Probablemente sea incorrecto concluir que la expresión “y arden” se refiere específicamente a la muerte física. Esa expresión es una traducción de la última palabra de la frase griega, kaietai. Si el Señor hubiera querido decir inequívocamente que los creyentes infructuosos experimentarían una muerte física prematura, John podría haber empleado fácilmente un verbo griego relacionado. Si el texto hubiera dicho katakaietai, el significado habría sido, “estan quemados.” Dado que Juan eligió el verbo más suave, es probable que el Señor estuviera refiriéndose al juicio temporal en general (lo cual, al final, podría resultar en una muerte física prematura).
Por supuesto, debemos recordar que no todo el sufrimiento ocurre porque uno esté bajo la mano castigadora de Dios. Hay muchas otras razones, incluso la persecución (como en el caso de nuestro Señor y los Apóstoles), el cultivo del carácter (cf. Sant 1:1-12), el testimonio para los que todavía no son salvos, y la revelación de la gloria de Dios (Juan 9:1-2 y sig.).
No hay ninguna fórmula bíblica que nos diga cómo podemos determinar si estamos o no bajo la mano castigadora de Dios. Sin embargo, esta es una buena regla para seguir: si estás sufriendo, y te das cuenta de algún pecado no confesado en tu vida, confiésalo y déjalo en seguida. Por otro lado, si no estás consciente de ningún pecado de este tipo en tu vida y estas, según tu leal saber y entender, caminando con Cristo, entonces ora y pídele al Señor que te revele si estás pasando por alto algo. A menos que algo llame tu atención, puedes concluir razonablemente que tus dificultades no se deben al pecado en tu vida.
Conclusión
La gracia de Dios no es una licencia para pecar. En cambio, es una poderosa motivación para agradar a Dios produciendo mucho fruto. El pecado es fuego y los creyentes que juegan con el fuego se quemarán. Al creyente que no lleva fruto y no permanece en Cristo le aguarda un juicio ardiente.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].