No es necesario hablar con muchas personas en las iglesias hoy para descubrir que la mayoría de ellos no saben si “irán al cielo” cuando mueran. Es común escuchar a las personas decir cosas como, “Espero que sí,” o “Lo estoy intentando.”
GES ha estado al frente de la batalla señalando que esta es una tragedia. Jesús prometió que todos los que creen en Él tienen (ahora mismo) vida eterna. Una vez que una persona tiene la vida eterna, nunca más podrá volver a tener sed por ella (Juan 4:14; 5:24). La seguridad absoluta de nuestra salvación eterna se basa en las palabras del Señor mismo, y Él no puede mentir.
Por supuesto, la razón por la que tantas personas en las iglesias dudan de su salvación es porque creen que deben trabajar para obtener la salvación eterna, mantenerla, o probarse a sí mismos que la tienen. Desde que no sabemos cuántas obras debemos hacer para alcanzar el cielo, o si seguiremos haciendo buenas obras en el futuro, nunca podemos tener la seguridad de que estaremos en el reino de Dios.
Muchos han sugerido que podemos tener “alguna” medida de seguridad. Si estamos haciendo buenas obras ahora, podemos estar relativamente seguros de que estamos “bien.” Según este modo de pensar, las buenas obras actuales que hacemos sirven como una indicación de que Dios está en nosotros, cumpliendo Su obra, y que somos Sus hijos. Por supuesto, eso puede cambiar en el futuro, y lo sabemos. Por lo tanto, debemos contentarnos con cualquier medida de consuelo que nos brindan nuestras obras, y alabar a Dios por eso.
Pero, ¿es “alguna” seguridad realmente seguridad? Por supuesto que no. No existe la seguridad relativa. Es solo un juego semántico de los teólogos. Tal definición de la seguridad no proporciona ninguna seguridad en absoluto. Incluso una persona que está haciendo buenas obras en el presente no tiene seguridad de ser un hijo de Dios. ¿Cómo podría uno saber que las obras que está haciendo son suficientes, incluso en el presente? Aquellos que quieren tener la certeza de que serán parte de un reino futuro nunca encontrarán esa certeza si deben hacer buenas obras por el resto de sus vidas para obtener alguna medida de seguridad. Ninguno de nosotros sabe cómo será el resto de nuestras vidas, o qué resultados tendremos.
Buscar seguridad en nuestras obras puede ser algo muy difícil de alcanzar. Me acordé de esto recientemente cuando estaba estudiando el relato del joven rico en Marcos 10:17-27. Era un joven en quien, según sus creencias religiosas, Dios estaba obrando. Los judíos creían que las riquezas eran una señal de las bendiciones de Dios sobre la vida de uno, y él tenía muchas riquezas (v. 22). ¡Todo el mundo lo miraba y decía que estaba en buena posición con Dios! Pero tenía aún más a su favor. También tuvo muchas buenas obras en su vida. En su mente, nunca había quebrantado los mandamientos de Dios desde que se convirtió en adulto (v. 20). Por supuesto, esto no era cierto, pero así se veía a sí mismo. Miraba sus buenas obras y las bendiciones de Dios en su vida, y estaba muy complacido consigo mismo. Si alguien pudiera tener seguridad de su salvación eterna, al menos en el momento presente, debería haber sido este joven.
Pero él no la tenía. Cuando se acerca al Señor, tiene una pregunta muy extraña. Quiere saber qué es lo que debe hacer para ganar la vida eterna. ¿Qué? Un hombre que cree que guarda todos los mandamientos de Dios concluye que no ha hecho lo suficiente? Dios había derramado sus bendiciones sobre este hombre, ¿y estaba preocupado de que no estaría en el reino de Dios? Si un tipo así no puede tener seguridad, ¿qué tipo de esperanza puedo tener yo, incluso en el presente? ¡Sé que no guardo los mandamientos!
Aquí está un ejemplo del Nuevo Testamento para todos nosotros. Una persona que mira sus obras para encontrar la seguridad de la vida eterna nunca la hallará. No hay manera de estar seguro de que estarás en el reino excepto creyendo en Jesucristo para la vida eterna. Debes recibirlo como regalo gratuito, sin ningunas obras, basado en la fe en la promesa de Cristo.
No dejes que ningún teólogo te engañe. Puede enseñar que puedes mirar tus obras y tener algún tipo de seguridad. Pero eso es un espejismo. La seguridad basada en cualquier cosa que no sea la gracia de Dios en Cristo resultará algo difícil de alcanzar.
______________________
Ken Yates es el pastor de la iglesia Little River Baptist [Iglesia Bautista Rio Pequeño] en Jenkinsville, Carolina del Sur. Él enseña con GES en institutos bíblicos por todo el mundo.