Tanto en inglés como en griego del Nuevo Testamento la palabra “salvación” puede tener diferentes significados. Cuando se usa, tenemos que preguntarnos: ¿salvación de qué? El contexto siempre determina el tipo de salvación de que está hablando el autor. Desafortunadamente, cuando la mayoría de los cristianos ven la palabra “salvación” en la Biblia, a menudo asumen que significa salvación del infierno. Esto incluye la Carta a los Romanos donde el sustantivo “salvación” aparece 5 veces, y el verbo 8 veces.
No obstante, cuando nos fijamos en cómo se usa la palabra, vemos que Pablo no está en absoluto hablando de la salvación del infierno. Aunque no es exactamente lo mismo, en la Carta a los Romanos Pablo usa una palabra diferente cuando se refiere a lo que sucede cuando una persona es salvada del infierno. Esa palabra es justificación.
Si observamos el contexto de Romanos, encontramos que la palabra “salvación” o “ser salvado” en ese libro se refiere a ser salvado de la ira que el pecado trae a nuestras vidas. Cuando nos convertimos en creyentes, Dios nos justifica y nos da Su Espíritu. Cuando caminamos por el poder del Espíritu, y por lo tanto vivimos en justicia, somos salvados de las consecuencias negativas de la actividad pecaminosa.
Es muy interesante que cuando Pablo habla de la justificación por la fe en la Carta a los Romanos (capítulos 3-4), nunca usa la palabra “salvación”. La justificación es solo por la fe (3:21-28). Sin embargo, la “salvación” en esta carta implica otras cosas.
La primera vez la palabra aparece en el versículo 1:16. El evangelio de Cristo incluye el poder de Dios para la “salvación”. Este poder está a disposición de “todos los que creen”. Así que, dos versículos más tarde, Pablo habla de cómo la ira de Dios se ve en la actividad pecaminosa de los hombres aquí y ahora. El creyente necesita conseguir la victoria sobre el poder del pecado aquí y ahora. Necesita este tipo de salvación.
La palabra no se repite hasta los versículos 5:9-10. Allí, Pablo dice que el creyente puede ser “salvado” de la ira. Claramente esto nos hace regresar al pasaje 1:16-18. La ira en el versículo 1:18 no se refiere al infierno. El capítulo 5 tampoco está hablando del infierno. Como dice Pablo, podemos ser “salvados” de esta ira por la vida de Cristo. Debemos darnos cuenta de que aquí Pablo habla de una salvación futura – seremos salvados. Nuestra salvación del infierno es algo que ocurrió en el pasado, cuando creímos. La muerte de Cristo hizo posible nuestra salvación y justificación eterna. Ahora, debido a que el Señor vivo vive en el creyente a través de su Espíritu, el creyente puede caminar de acuerdo a ese poder (1:16) y evitar la ira que los pecados traen en su experiencia presente. Si caminamos por ese camino, experimentaremos ese tipo de salvación.
Esto también ayuda a explicar un famoso, pero mal entendido pasaje de Romanos. En el versículo 10:9, Pablo dice que, si queremos ser “salvos”, debemos confesar al Señor Jesús con nuestras bocas. En 10:13 dice que, si queremos ser salvos, debemos invocar el nombre del Señor. Es muy importante observar que Pablo dice que son los creyentes los que invocan al Señor, no los no creyentes (10:14).
Así que estos versículos hablan de confesar e invocar al Señor para ser salvos. Pero estos elementos no son requisitos para ser salvado del infierno. Una vez más, vemos que la salvación de la que habla Pablo es algo diferente. Ya que Jesús ha resucitado de la muerte y es el Señor, nosotros como creyentes podemos invocarle. Confesamos que Él es el Señor y es capaz de liberarnos. Los creyentes de cualquier época, cuando lo hagan, serán salvados de la ira que trae el pecado si acuden a Él.
En este blog he abordado algunas de las apariciones de la palabra “salvación”/”ser salvo” en la Carta a los Romanos. Si miramos el resto de los casos donde estas palabras aparecen, encontraremos lo mismo. La palabra “salvación” en Romanos nunca se refiere a la salvación del infierno. En cambio, se refiere a la salvación que los creyentes pueden experimentar mientras caminan en el poder del Espíritu, al invocar al Señor para hacer fructificar esta maravillosa salvación en sus vidas.
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Ken Yates es el pastor de la iglesia Little River Baptist [Iglesia Bautista Rio Pequeño] en Jenkinsville, Carolina del Sur. Enseña con GES en los institutos bíblicos por todo el mundo.