Artículo originariamente escrito en octubre de 2017
Acabo de recibir un libro titulado No Quick Fix: Where Higher Life Theology Came from, What It Is, and Why It’s Harmful (Sin solución rápida: De dónde surgió la teología de la vida superior, qué es y por qué es perjudicial). Es de David Naselli. Mi reseña aparecerá en el próximo número de nuestra revista. En esta entrada de blog, solo me centraré en una de las principales preocupaciones de Naselli. Él cree que no hay dos clases de cristianos, espirituales y carnales. Él piensa que todos los cristianos son espirituales, aunque algunos cristianos pueden ser carnales durante un corto período de tiempo (págs. 55-60).
La noción de que todos los cristianos son espirituales, excepto cuando no lo son, es una admisión de que hay al menos dos tipos de cristianos. Pero Naselli y la mayoría de predicadores de Salvación por Señorío piensan lo contrario. Piensan que los períodos temporales de carnalidad no representan lo que es un cristiano. Un cristiano es espiritual, santo, piadoso, semejante a Cristo.
Permíteme sugerir a Naselli en particular y a todos en general que hay al menos tres tipos de cristianos. Los tres tipos son: los espirituales (maduros), los carnales (niños en Cristo) y los que están fuera de la comunión con Dios, a veces llamados descarriados (como el hijo pródigo en Lucas 15:11-32).
Una lectura cuidadosa de los versículos de 1ª de Corintios 3:1-4 muestra que los cristianos carnales no son descarriados. No son creyentes que están en rebelión contra el Señor. Son llamados “niños en Cristo”. Por eso solo pueden tomar la leche de la Palabra, la más simple de las verdades bíblicas. Aunque deberían haber sido creyentes con mentalidad espiritual ya en ese momento (1ª de Corintios 3:3), todavía eran niños en Cristo. Pensaban y actuaban como piensan y actúan los no creyentes: “pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Cor 3:3).
Déjame decir esto una vez más. Un cristiano carnal no es un cristiano que está fuera de la comunión con Dios. Un cristiano carnal es un niño en Cristo.
El día que naciste de nuevo eras un cristiano carnal. No importa como de dedicado fuiste, cuánto amaste a Jesús, cómo de clara fue la persona que te llevó a la fe en Cristo, o cómo de bueno fue el seguimiento inicial que recibiste. Nadie que lleve solo un día siendo cristiano tiene una mentalidad espiritual. Se necesita tiempo para pasar de la forma de pensar de los no creyentes a la forma de cómo deberían pensar de los creyentes, para tener lo que Pablo llama “la mente de Cristo” (1ª Corintios 2:16). ¿Y cuánto tiempo se necesita? La Biblia nunca lo dice específicamente. Pero tenemos pistas.
La primera palabra del texto griego del versículo de 1ª de Corintios 3:3 es “todavía” (eti). Los creyentes llevaban unos cinco años siendo cristianos. Pablo se lamenta de que, tras cinco años de fe, todavía sean niños en Cristo. Eso no debería ser así.
En los versículos de Hebreos 5:12-14 leemos: “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.” Esa ilustración implicaría que después de un año o dos, los creyentes deberían ser espirituales y capaces de enseñar a otros.
Pablo dijo que un anciano no debe ser “un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo” (1ª Timoteo 3:6). Un neófito es un recién llegado, uno nuevo en la fe. Una vez más, no se da una cifra exacta. Pero probablemente podemos decir que durante el primer año todos los creyentes son carnales. Después de un año de buena enseñanza, los creyentes pueden y deben ser espirituales.
El tercer tipo de cristiano es el que probablemente no está en la iglesia. Se ha apartado y se encuentra en una provincia espiritual apartada (Lucas 15:11-24). Esa persona no es realmente carnal en la forma en que Pablo usa el término. Pablo reserva ese término para las personas que están en la iglesia, caminando con el Señor, pero que todavía tienen que avanzar más allá del estatus de “niño”. Mientras que el descarriado está actuando y pensando como los no creyentes, no está caminando con Cristo y por lo tanto es mejor pensar en él como un tipo diferente de cristiano.
Volviendo a Naselli. Se queja de que la teología de la vida superior concede una falsa seguridad a las personas que aún no han nacido de nuevo. ¿Por qué? Porque se distingue entre la justificación solo por la fe y la santificación por la fe que obra a través del amor. Desde su punto de vista, la diferencia entre justificación y la santificación se difumina. Desde su punto de vista, uno no ha nacido de nuevo hasta que, y a menos que, tenga remordimiento por sus pecados, haya decidido apartarse de ellos y se haya comprometido plenamente a seguir a Cristo durante el resto de su vida.
Por supuesto, este tipo de pensamiento tiene un precio. La seguridad se vuelve imposible. Si los verdaderos cristianos perseveran en la fe y en las buenas obras hasta la muerte, y yo no puedo estar seguro de que lo haré, entonces no puedo estar seguro de adónde iré hasta que muera. En el pasado, muchos de nosotros vivimos así durante años. Aunque la intención es buena, es una forma de salvación por obras. Y no contribuye a complacer a Dios. Eso produce legalismo, que no es algo bueno.
Entonces, si piensas que todos los verdaderos cristianos son santos, piadosos, semejantes a Cristo, que permanecen en Cristo y que están llenos del Espíritu, entonces no sabes si has nacido de nuevo o no. Y no puedes compartir tu fe claramente porque siempre le dirás al no creyente que debe limpiar su vida, dedicar su vida, y cambiar la forma en que está viviendo para poder nacer de nuevo.
Sí, hay más de un tipo de cristiano. (Y también lo habrá en la eternidad, ya que los que perseveren gobernarán para siempre con Cristo y los que no, estarán en el reino, pero no gobernarán. Pero eso es un tema para otra entrada de blog).
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society [Sociedad Evangélica de la Gracia]. Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].