He visitado muchos gimnasios en mi vida, tanto en el ámbito militar como en el civil. Aunque no soy uno de ellos, estoy seguro de que tú, como yo, has visto hombres y mujeres musculosos que frecuentan estos establecimientos. También sabemos que muchas otras personas usan estos gimnasios y, como resultado, están en diferentes etapas de su acondicionamiento físico. Tal vez sean nuevos en el proceso. Algunos se toman su ejercicio muy en serio. Se nota cuando una persona ha estado entrenando durante meses o años.
El Nuevo Testamento nos dice que todos usamos un gimnasio. Pedro y el autor de Hebreos usan un verbo que se traduce como “entrenar”, de donde obtenemos nuestra palabra “gimnasio”. Quizás podríamos traducirlo como “usar el gimnasio”. Estos pasajes nos dicen que algunas personas usan un gimnasio que podríamos llamar “Planeta Inmoralidad”. Otros usan uno que podríamos llamar “Planeta Moralidad”.
Pedro describe a personas que han entrenado en el Planeta Inmoralidad y tienen mucha experiencia en ello. Se refiere a falsos maestros cuyos músculos de depravación son fáciles de ver. Ostentan su inmoralidad sexual y codicia. Dice que no pueden dejar de pecar y que animan a otros a seguir su ejemplo. Se han vuelto así porque sus corazones están “entrenados” en estas actividades. Es como si hubieran ido al gimnasio a ejercitar estas cualidades (2 Pedro 2:14). Son buenos siendo malos. Son los Arnold Schwarzenegger de la inmoralidad.
El autor de Hebreos habla de personas que frecuentan otro gimnasio: Planeta Moralidad. Habla de creyentes que estudian la Palabra de Dios y la ponen en práctica. Las Escrituras son como un juego de pesas. Mientras estos creyentes levantan las pesas de la Palabra de Dios, “ejercitan” o “entrenan” (la misma palabra usada en 2 Pedro 2:14) sus sentidos. Se vuelven espiritualmente en forma y pueden discernir lo que es bueno y evitar el mal (Hebreos 5:14). Si pudiéramos ver sus músculos espirituales, veríamos personas que son capaces de hacer aquellas cosas que agradan al Señor. Estos son los Arnold Schwarzeneggers de la virtud.
La lección en estos dos pasajes es fácil de ver. Desarrollamos ciertas cualidades poniéndolas en práctica, así como una persona en forma se pone más en forma levantando pesas. Esto puede ser negativo o positivo.
Pero no debemos suponer que solo los no creyentes visitan el Planeta Inmoralidad. Pedro advierte a sus lectores creyentes que pueden ser engañados por no creyentes con grandes “músculos de pecado”. Estos creyentes pueden elegir seguir el ejemplo de aquellos que son fuertes y experimentados en cuanto a inmoralidad sexual y codicia. Los creyentes pueden entrenar con las pesas en el Planeta Inmoralidad y volverse hábiles en usarlas. Aunque nunca pueden perder la vida eterna, los creyentes son capaces de cometer cualquier pecado y acto inmoral que los no creyentes puedan cometer.
El gimnasio que he llamado Planeta Inmoralidad está lleno a rebosar. Todos los no creyentes entrenan allí. Algunos son más fuertes en su inmoralidad visible que otros. Desafortunadamente, muchos cristianos también vienen y entrenan allí.
Pero como cristianos, tenemos una membresía en otro gimnasio. Tenemos el privilegio de ir allí y ponernos espiritualmente en forma. Habrá diferentes niveles de ese acondicionamiento. Cuando las personas miren nuestras vidas, que sea fácil para ellos ver que hemos estado entrenando con las pesas de la Palabra de Dios. Oremos para que cuanto más tiempo seamos creyentes, más grandes sean nuestros músculos espirituales.
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Ken Yates (Maestría en Teología, Doctorado, Seminario Teológico de Dallas) es editor de Journal of the Grace Evangelical Society. Es orador internacional y de la costa este estadounidense de GES. Su libro más reciente es Hebrews: Partners With Christ [Hebreos: Copartícipes de Cristo].