S.E. escribe,
Si bien entiendo que somos libres de estar en desacuerdo sobre varias cosas, como el ejemplo que diste con respecto a lo que un creyente puede comer o no, ¿Se aplica la misma regla cuando los pastores enseñan acerca de la salvación? Crecí en una iglesia Presbiteriana donde me enseñaron que uno debe reconocer su pecaminosidad, confesar sus pecados, y luego pedir a Dios que le salve invitando a Cristo a su corazón.
Me enseñaron TULIP (los cinco puntos del calvinismo), y evangelizaba conforme a las enseñanzas del programa Evangelism Explosion [Explosión Evangelística] de James Kennedy mientras asistía a una iglesia no denominacional por un tiempo. Si enseñábamos a las personas que debían confesarse e invitar a Cristo a sus corazones, ¿estaba mal eso?
Sí. Yo diría que “confesarse e invitar” no es una representación precisa de Juan 3:16 ni de ningún otro versículo evangelístico. Confunde a las personas.
La única condición para la vida eterna es creer en Jesús para esa vida. Una cosa es que una persona reconozca su pecaminosidad y que aparte de la sangre derramada de Cristo, no tiene forma de nacer de nuevo. Ese reconocimiento puede y debe llevar a una persona a creer la promesa de Jesús de vida eterna para todos los que simplemente creen en Él para ello. Otra cosa es decir a la que estás evangelizando que uno debe confesar sus pecados. No hay confesionario que lleve a alguien al cielo.
Si bien la llamada a invitar a Jesús al corazón se ha vuelto muy popular como una apelación evangelística, la Biblia no promete que si invitas a Jesús a tu corazón, entonces nacerás de nuevo. Aunque sea bien intencionada, esa idea no es bíblica. He conocido a personas que invitaron a Jesús a sus corazones cientos de veces, sin encontrar nunca la seguridad. La seguridad se encuentra en la promesa, no en buscar algún sentimiento elusivo.
Aunque el enfoque de Explosión Evangelística promueve una forma moderada de Salvación por Señorío, que no me gusta, me gusta, no obstante, su pregunta de apertura: “Supongamos que esta noche usted muriera y tuviera que presentarse ante Dios, y él le preguntaría, ‘¿Por qué debo dejarte entrar a mi cielo?’ ¿Cuál sería su respuesta?” Eso ayuda a la persona a lidiar con la pregunta: ¿Qué debo hacer para ser salvo?
La respuesta bíblica es “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). La cuestión no es confesar tus pecados o invitar a Jesús a tu vida. La cuestión es si le crees o no. Si le crees, tienes vida eterna que nunca se puede perder.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]