Esta pregunta surgió anoche en mi clase de Zoom sobre soteriología.
A menudo decimos que hay tres elementos en el mensaje de la vida eterna: 1) Creer 2) en Jesucristo 3) para la vida eterna. A veces utilizamos Juan 4:10 para mostrar que Jesús requirió que creyéramos en Él, el Dador, para el don de Dios, la vida eterna (Juan 4:14).
Anoche, uno de los participantes se preguntó si se trata de dos condiciones. ¿Necesitamos primero creer en el Señor Jesucristo y después creer en su promesa de vida eterna?
Toda creencia es proposicional. No se puede creer en una “no proposición”.
Por ejemplo, si yo te preguntara: “¿Crees en Joe Biden?”, tu respuesta sería: “¿Creer en él para qué?”.
El presidente Biden hizo muchas promesas cuando se presentó a las elecciones. Ha hecho muchas más desde que está en el cargo. Es probable que nadie crea en todas sus promesas. Así que la pregunta debe ser concreta.
Si yo preguntara: “¿Crees en la promesa de Joe Biden de que sus políticas son buenas para nuestra economía?”, sabrías si crees o no en esa promesa. No pensarías que te están pidiendo que creas dos cosas. Para creer una promesa que hace una persona, debes estar convencido de que cumplirá su promesa.
La proposición de Jesús: “El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47), o es verdadera o es falsa. O creo en Él, o no creo.
Es una proposición, no dos. Si creo en esa proposición, sé que tengo vida eterna.
Pero cualquier promesa tiene dos aspectos: la promesa misma y la confiabilidad de la persona que la hace. Para creer cualquier promesa, debo entender lo que se promete y estar convencido de que la persona que hace la promesa es digna de confianza.
Permíteme darte algunos ejemplos de personas que creen en Jesús, pero no creen en Su promesa de vida eterna.
John cree en Jesús para tener buena salud. Él está convencido de que Jesús promete buena salud a todos los que creen que por Sus heridas somos sanados. No cree en la seguridad eterna. Considera que es una doctrina del diablo para engañar a la gente.
Jasmine cree en Jesús para tener paz mental. Está convencida de que Jesús promete la liberación de la ansiedad a todos los que creen en Él. Ella no cree en Su promesa de vida eterna porque está convencida de que la seguridad aparte de las obras daría como resultado un estilo de vida licencioso.
Jerry cree en Jesús para la prosperidad financiera. Él está convencido de que Jesús quiere que todos sus seguidores sean ricos y que Él promete riquezas a todos los que creen en Él para ello. Sin embargo, no cree que su destino eterno esté fijado. Está persuadido de que Jesús requiere fidelidad por su parte para que conserve su salvación.
Aunque John Piper cree que la perseverancia en la fe y las buenas obras es necesaria para recibir lo que él llama la salvación final, él sin embargo reconoce que una persona debe creer en Jesús para recibir la promesa correcta. En su libro The Future of Justification: A Response to N. T. Wright [El futuro de la justificación: Una respuesta a N. T. Wright], escribe:
Pero hay una ambigüedad engañosa en la afirmación de Wright de que somos salvos no creyendo en la justificación por la fe, sino creyendo en la muerte y resurrección de Jesús. La ambigüedad es que deja sin definir para qué creemos en la muerte y resurrección de Jesús [la cursiva es suya]. No es fe salvadora creer en Jesús meramente por prosperidad o salud o un mejor matrimonio… [énfasis añadido].
El llamamiento “Creed en el evangelio de la muerte y resurrección de Jesús” no tiene un contenido que sea claramente una buena noticia [la cursiva es suya]. Hasta que el predicador del evangelio no dice al oyente lo que Jesús le ofrece personal y gratuitamente, esta proclamación no tiene la cualidad de buena noticia (Piper, The Future of Justification [El futuro de la justificación], pp. 85-86).
Debemos creer en Jesús para algo, y debe ser el algo correcto. Ese algo es la vida eterna que nunca puede perderse (Juan 3:16).
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]