En nuestra iglesia leemos juntos la Biblia. Recientemente, al leer Mateo 23:3, me llamó la atención una conexión que no había visto antes.
El Señor estaba advirtiendo a los discípulos sobre los fariseos. Les dice que observen y hagan lo que los fariseos dicen, y luego añade: “mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen”. Dicen y no hacen.
El versículo en Santiago 2:12 advierte contra eso. Santiago dice: “Así hablad [o decid], y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad”. Él tiene en mente el Tribunal de Cristo. No te limites solo a decir, señala Santiago. Di y haz.
Muchos comentaristas pasan por alto la conexión entre los versículos de Santiago 2:12 y Santiago 2:14. Este último versículo dice: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Sin obras nuestra fe no puede salvarnos del juicio temporal. Haz clic aquí para ver un excelente artículo en inglés sobre Santiago 2:14 por el Dr. John Hart). Observa que se trata de decir, pero no de hacer.
Esa conexión continúa en la ilustración que Santiago da en los versículos 15 y 16. Un creyente ve a un hermano de su iglesia local que necesita comida o ropa. Su respuesta: “y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos”. Esencialmente el hombre está diciendo que les desea lo mejor. Santiago continúa: “pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo”. Dicen algo alentador, pero no hacen nada para satisfacer la necesidad.
Tenemos que hacer lo que decimos. No basta con decir: “Es más dichoso dar que recibir”. Tenemos que dar después. No basta con decir que un hombre debe amar a su esposa como Cristo ama a la iglesia. Debemos amar con hechos, no sólo decir que amamos.
Un hipócrita es aquel que dice, pero no hace.
Aquí es necesario hacer una advertencia. Todos pecamos (Romanos 3:23; 1ª de Juan 1:8, 10). Todos fallamos a veces en hacer lo que decimos que debemos hacer. Si sentimos que ya no podemos decir ya que no somos perfectos, entonces no podría haber pastores, ni ancianos, ni enseñantes de estudios bíblicos. Los padres no podrían enseñar a sus hijos.
Por supuesto, la solución no es autoflagelarse cuando no hacemos lo que decimos. Es tiempo de confesar, orar y buscar formas prácticas de hacer lo que decimos. Aunque no siempre hagamos lo que decimos, ese debe ser nuestro objetivo. El fracaso debe llevarnos a volver a hacer, no a dejar de decir.
Espero no caer en la complacencia de decir, pero no hacer. Lo que decimos, debemos hacerlo. A medida que vivimos a la luz del Tribunal de Cristo, es de esperar que lo que hacemos coincida cada vez más con lo que decimos.
_______________________
Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance.