Hoy voy a contestar a una pregunta que preocupa a muchos. ¿Qué debe hacer una persona que está confiando en la muerte y resurrección de Jesús, pero no tiene la seguridad de su salvación? Lauri escribe:
“Me crié en un hogar cristiano por dos hermosos padres cristianos. Recibí la vida eterna a la temprana edad de 6 años, pero empecé a dudar de mi salvación cuando era adolescente. Siendo tan joven, no creo que realmente tuviera un entendimiento completo del evangelio. Ahora tengo casi 64 años, y he estado buscando respuestas durante décadas. He confiado muchas veces en la muerte y resurrección de Jesúcristo, pero los hábitos de mi vida no han cambiado. Estoy empezando a pensar que ya es demasiado tarde para mí. He sufrido con un dolor constante desde el 1999, debido a una herida…Si confío en la salvación únicamente por gracia mediante la fe ¿a quién puedo recurrir? Estoy postrada en cama, así que no puedo asistir a una iglesia. Agradecería mucho cualquier ayuda que me pudieran dar. Ayer me diagnosticaron con una forma de leucemia que se llama CLL. Siento como si mi tiempo ya fuera limitado. Por favor, oren por mí. Gracias por tomar el tiempo para escucharme. Espero recibir sus noticias pronto.”
Lo siento por tu dolor y sufrimiento. Es terrible que encima de todo eso, te falta la seguridad. Ojalá que pueda ayudar con esta respuesta.
Lo que me llama la atención son tus palabras, “He confiado muchas veces en la muerte y resurrección de Jesucristo, pero los hábitos de mi vida no han cambiado.”
Lauri, los hábitos de tu vida no tienen absolutamente nada que ver con la cuestión de si eres nacida de nuevo o no. Pablo dijo que nuestra salvación “no [es] por obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2:8-9). Las palabras “no por obras” significan precisamente eso. Tus “hábitos de la vida” son obras, ¿no?
El Señor Jesucristo dijo lo mismo. Dijo que la única “obra” que una persona puede hacer para tener la vida eterna es creer en Él, a quien el Padre envió (Juan 6:28-29). Le ofreció libremente el agua de la vida a la mujer samaritana (Juan 4:1-26). En el último capítulo de la Biblia, el Señor ofrece nuevamente el agua de la vida libremente a cualquiera que deseara tomarla (Ap 22:17).
Nos dicen más de cien veces en el Nuevo Testamento que la única condición de la vida eterna y la justificación es la fe en el Señor Jesucristo. Ese mensaje es el tema del Evangelio de Juan.
Cuando dices, “pero mis hábitos de la vida no han cambiado,” parece indicar que estás bastante confundida.
¿Qué pasa si dudabas de tu ciudadanía estadounidense solo porque tus hábitos de vida no han cambiado? Eso no tendría sentido, ¿sí? Tu ciudadanía terrenal no depende de tus hábitos de vida. De la misma manera, tu ciudadanía celestial no depende de tu estilo de vida. Si crees que es así, no estás pensando claramente. Necesitas reajustar tu pensamiento.
Me molesta también la primera parte de esa misma frase. Dices, “He confiado muchas veces en la muerte y resurrección de Jesucristo.” No sé qué significa eso. Sé qué significa creer que Jesús murió en la cruz por los pecados del mundo y que se levantó de entre los muertos. ¿Pero qué significa confiar en su muerte y resurrección?
He escrito en otras partes (como lo ha hecho Shawn Lazar) sobre el hecho de que la confianza no es otro nombre para la fe. También hicimos un corto video de unos 5 minutos sobre esta distinción. Nunca encontramos en la Biblia que la persona que confía en Cristo tiene la vida eterna. Tampoco existe un versículo que dice que cualquiera que confíe en Su muerte y resurrección tiene la vida eterna.
Hay millones de personas en el cristianismo que creen que Jesús murió en la cruz y se levantó de entre los muertos, que sin embargo creen en la salvación por medio de las obras. Ellos creen que la fe en Cristo no es suficiente para salvar. Creen que uno debe perseverar en buenas obras hasta la muerte para mantener su salvación.
La seguridad de vida eterna no se encuentra en tus obras. Si miras hacia tus obras para hallar la seguridad, no la encontrarás. La razón es sencilla. Tú, yo y todos los vivos somos pecadores. Nuestras obras son como trapos de inmundicia delante de Dios santo (Is 64:6). Todos somos “destituidos de la gloria de Dios” (Ro 3:23). Aquí es donde entra la cruz de Cristo. Él “quitó el pecado del mundo” (Juan 1:29; 1 de Juan 2:2) al morir en la cruz por nosotros. El pecado ya no es una barrera que nos impide tener la vida eterna. La única condición de la vida eterna es creer en el Señor Jesucristo para obtenerla.
No obstante, lamentablemente, es posible creer que Jesús murió en la cruz por tus pecados y resucitó, y sin embargo no creer en Él para tener la vida que promete. En Juan 6:47 dijo, “El que cree en mí, tiene vida eterna.” Si crees en Él, Lauri, ¿qué tienes? La vida eterna, ¿no? Pues, la tienes si alguna vez has creído en Él para la vida que Él promete. Pero si piensas que es necesario agregar tus propias obras, entonces no crees en la promesa.
No sé de tu correo electrónico si creíste en Él para la promesa de vida eterna (o el equivalente: justificación permanente, un hogar garantizado en el cielo, membresía en la familia eterna de Dios, etc.) de pequeña, o si hayas creído en Él para esa vida en algún otro momento de tu vida. Lo que puedo decir con certeza es que anhelas la seguridad de saber que pasarás la eternidad con Él en su reino. Y es muy bueno tener ese deseo, porque Dios es galardonador de los que le buscan (Heb 11:6).
Aquí está mi tarea para ti. Primero, pídele a Dios que te de la seguridad de tu destino eterno. Él quiere que estés segura (Juan 11:25-27) y promete que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye, y nos da según nuestras peticiones (Mt 7:7-11; 1 de Juan 5:14-15). Sin embargo, pide que perseveremos en oración (Luc 18:1-8). Entonces, hasta que ganes la certeza, pídele a Dios diariamente que te de la seguridad.
Segundo, lee un capítulo del Evangelio de Juan cada día, prestando atención a las indicaciones sobre lo que uno debe hacer para tener la vida eterna. En tres semanas, habrás leído todo el Evangelio una vez. Repítelo si todavía te falta la seguridad. Mientras lees, pídele a Dios que te revele la verdad.
Tercero, sugiero que mires algunos de nuestros videos. Solo duran 3-5 minutos. Busca nuestro canal (Grace Evangelical Society) en YouTube. Haga click en “videos” y ordénalos por los “más populares”. Muchos de nuestros 35 videos más vistos hablan de la seguridad.
La conclusión es la siguiente: El Señor Jesucristo promete que todo aquel que cree en Él, jamás perecerá, sino tiene vida eterna (Juan 3:16; 5:24; 6:35, 47; 11:25-27). Él es fiel. No puede mentir. Cumple cada promesa que hace. Por lo tanto, la única condición de la vida eterna—y de la seguridad de la vida eterna—es creer en Él para esa vida. Quita los ojos de tus hábitos de la vida, y póntelos solo en Cristo. Todo aquel que en Él cree tiene vida eterna. Así que la única pregunta es, ¿tú crees en Él?
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].