Un oyente de Grace in Focus de Hungría, K. E., hace una pregunta estupenda:
1 Corintios 7:14 dice: “Porque el marido no creyente es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”. ¿Cómo puede un no creyente ser santificado? ¿Qué significa santificar aquí exactamente? ¿Y qué significa “hijos santos”? Tengo un marido no creyente y realmente quiero entender esta parte.
Ese capítulo de 1 Corintios trata sobre el matrimonio, el divorcio y el nuevo matrimonio después de la muerte del cónyuge. Los dos versículos previos al versículo 14 se refieren al divorcio. Si la esposa no creyente de uno está dispuesta a seguir casada, que él “no la abandone “. Y si el marido no creyente está dispuesto a permanecer casado, que ella “no lo abandone”i.
Esto implica que, al casarse, ambos eran no creyentes. Entonces, uno de los cónyuges llega a la fe en Cristo. Ese cónyuge estaría tentado a divorciarse del cónyuge no creyente ya que ahora están unidos en yugo desigual.
Thistleton explica este tipo de pensamiento de esta manera:
El creyente pregunta a Pablo con genuina preocupación: si he dejado atrás la vieja vida y me he convertido en una nueva creación en Cristo, ¿no amenaza mi relación con mi cónyuge no creyente e impenitente y todo el ambiente de mi hogar con contaminar y corroer mi pureza como alguien que pertenece a Cristo? (Primera Carta a los Corintios, p. 528).
Pablo dice al cónyuge creyente que no piense así y que evite el divorcio si es posible. Él da dos razones para que un creyente permanezca casado con un no creyente: 1) el cónyuge y 2) los hijos.
La palabra santificado en 1 Corintios 7:14 significa apartado. El cónyuge no creyente es apartado por tener un cónyuge creyente. Él es diferente de un no creyente que está casado con otro no creyente. Su cónyuge puede muy bien llevarlo a la fe en Cristo: “¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido?”. (v 16). Este es uno de los varios lugares de 1 Corintios en los que Pablo se refiere a alguien que salva a otra persona. Véase también 1 Corintios 9:22, “para que de todos modos salve a algunos”. Aunque el Señor Jesús salva, no es antibíblico referirse a la persona que lleva a alguien a la fe en Cristo como quien lo ha salvado.
La palabra traducida santo (hagios) es en realidad la forma sustantivada del verbo santificar (hagiazō). Sería más fácil de entender si la traducción dijera: “Porque el marido no creyente es apartado por la mujer… sus hijos… son apartados”. El húngaro es similar al inglés en este sentido (si estoy leyendo correctamente las traducciones en línea). La palabra húngara para santificar es felszentel. Pero la palabra húngara para santificado proviene de una raíz diferente: kenetteljes.
Pablo no estaba sugiriendo que los hijos de padres creyentes nacieran de nuevo automáticamente. Estaba diciendo que son apartados si el padre creyente permanece en el matrimonio y les enseña la fe cristiana.
Pedro tenía una enseñanza similar: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1 Pedro 3:1-2).
En su comentario sobre 1 Corintios, Gordon Fee escribe respecto a 1 Corintios 7:14:
Esto no significa que hayan adquirido la salvación o la santidad. Pero desde la perspectiva de Pablo, mientras el matrimonio se mantenga, el potencial para que alcancen la salvación permanece. En ese grado, son “santificados” en el cónyuge creyente (p. 300).
K. E. ejerce una influencia santificadora sobre su marido y sus hijos. Son apartados gracias a ella.
La norma de Dios es que un creyente debe estar casado con otro creyente. Sin embargo, si ahora estás casado con un cónyuge no creyente, recuerda que Dios quiere usarte para arrojar la luz del evangelio sobre tu familia.
i En el versículo 15, Pablo dice que, si el no creyente se va, “sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso”.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]