En la primera parte, analizamos cuatro preguntas que Robert planteó en relación con el perdón de los pecados. Vimos que la confesión de los pecados es la manera en que un creyente en comunión con Dios puede ser perdonado y mantener una comunión continua. Los creyentes alejados del Señor deben apartarse de sus pecados para ser perdonados y recuperar la comunión con Dios i.
Mencioné que 1 Juan 1:5-10 presenta tres afirmaciones que son incoherentes con la comunión y el perdón. Se encuentran en los versículos 6, 8 y 10.
Primera afirmación falsa: “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6). La afirmación es que tenemos comunión con Dios. Cuando alguien que camina en tinieblas hace esta afirmación, es falsa.
La primera persona del plural en estos versículos, como en el versículo 5, se refiere a los apóstoles, a los lectores creyentes y a todos los creyentesii. Una persona nacida de nuevo puede hacer esta falsa afirmación. De hecho, sucede todo el tiempo.
Hodges comenta:
“Puesto que ‘Dios es luz’ y está totalmente libre de tinieblas (versículo 5), una persona que camina en tinieblas se está moviendo en una esfera moral y espiritual de la que Dios está ausente. Se mueve en el reino del mal, mientras que Dios permanece en el reino de la santidad. Así, el creyente que camina en pecado ha perdido el contacto con un Dios completamente santo” (Epístolas de Juan, p. 59).
Compárese con el versículo 7: “Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Es una afirmación válida. Hodges dice, “caminar en la luz debe significar esencialmente vivir en la presencia de Dios, expuestos a lo que Él ha revelado acerca de Sí mismo. Esto, por supuesto, se hace a través de la sinceridad en la oración y la receptividad a la Palabra de Dios en la que Él se revela” (p. 61).
El que camina en tinieblas está fuera de la comunión con Dios.
Segunda afirmación falsa: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8). Esta afirmación falsa consiste en uno no ha pecado durante cierto tiempo. No es una afirmación de impecabilidad. Pero es una afirmación de no haber pecado durante un tiempo significativo.
Compáralo con el versículo 9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. La segunda mitad del versículo 9 muestra que hay pecados de los que no somos conscientes. Es probable que no seamos conscientes de la mayoría de nuestros pecados. “El hecho de que no seamos conscientes de ningún pecado no significa que no tengamos ninguno” (Hodges, p. 62).
El que afirma no tener pecado está fuera de la comunión con Dios.
Tercera afirmación falsa: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:10). Algunos piensan que esto se refiere a la afirmación de no haber pecado desde el nuevo nacimiento o desde alguna segunda obra de gracia. A la luz del versículo 9, parece más probable que se trate de una negación del pecado del que Dios nos ha condenado. Un esposo puede negar que ha pecado cuando insulta a su esposa. Puede racionalizar que ella merecía ese trato carnal. Pero ya que Dios llama pecado a los arrebatos de ira, negar que son pecado es llamar a Dios mentiroso y mostrar que la verdad de Su Palabra no está en nosotros.
No confesar nuestros pecados cuando Dios nos los revela es estar fuera de la comunión con Dios. No necesitamos obsesionarnos para saber cuándo hemos pecado. Si caminamos en la luz de la Palabra de Dios, entonces el Espíritu de Dios nos convencerá de pecado. Él nos convence. Nosotros confesamos.
Finalmente, cabe destacar la importancia de la sana doctrina para caminar en la luz. Hodges afirma en su comentario que 1 Juan 1:5-10 trata de la verdad:
“Claramente, entonces, el hilo conductor que une los versículos 5 al 10 es la idea de la verdad o su opuesto, la falsedad, o el engaño. El hombre que reclama comunión mientras está en tinieblas está mintiendo y no está haciendo “la verdad” (versículo 6). El hombre que piensa que no tiene pecado se engaña a sí mismo y “la verdad” no está efectivamente obrando dentro de él (versículo 8). El hombre que no reconoce como pecado lo que Dios llama pecado está llamando a Dios mentiroso, al negar la verdad de Su palabra. Por el contrario, la persona que camina en comunión con Dios está de acuerdo con la luz y confiesa. Para el creyente, la esencia esencial de la comunión es nuestra disposición a compartir la luz con Dios y estar de acuerdo con todo lo que podemos ver en esa luz. Cuando es así, Dios se complace porque encuentra “verdad en lo íntimo” (Salmo 51:6). Entonces podemos disfrutar de su perdón y limpieza continuos” (Epístolas de Juan, p. 66, énfasis añadido)iii.
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i Obsérvese la enseñanza del Señor sobre la comunión rota y restaurada en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32). Especialmente revelador es el uso figurado de las palabras vivo y muerto: “‘ porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado’. Y comenzaron a alegrarse” (Lucas 15:24). El hijo estaba vivo (en comunión) cuando permanecía con el padre. Luego murió (dejó de estar en comunión) cuando se fue a un país lejano y dejó de morar. Luego volvió a estar vivo (en comunión) cuando regresó para permanecer de nuevo.
ii Muchos comentaristas piensan que estas tres afirmaciones falsas son hechas por los anticristos que salieron de la iglesia de Jerusalén porque no estaban de acuerdo con la doctrina apostólica (1 Juan 2:19). Sin embargo, Juan está hablando de creyentes en esta epístola y ciertamente en 1:5-2:2.
iii Si un creyente está enseñando doctrina falsa, debe ser rechazado (Gálatas 1:8-9; Tito 3:10; 2 Juan 10-11). Sólo podría ser expulsado si estuviera fuera de la comunión con Dios. Es importante que si enseña la Biblia sea sólido en los fundamentos de la fe (cf. Stg 3:1).
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