¿Conoces a personas que se hayan operado de cataratas? Tal vez sí. Es probable que todos necesitemos esa operación si vivimos lo suficiente.
Las cataratas son un deterioro físico de nuestra visión. El cristalino del ojo deja de funcionar correctamente. El resultado es una disminución de la visión, especialmente por la noche. Arreglarlo es sencillo: sustituir el cristalino. La operación de cataratas dura unos quince minutos y el tiempo de recuperación es mínimo.
Todavía no me he operado, pero probablemente lo haré en uno o dos años.
Al reflexionar sobre esta dolencia, se me ocurrió que hay un tipo de cataratas que es espiritual. Si nuestra lente espiritual a través de la cual leemos la Palabra de Dios no funciona adecuadamente, no la entenderemos ni la aplicaremos correctamente.
Hay tres tipos de cataratas físicas: subcapsular, nuclear y cortical. Creo que hay al menos tres tipos de cataratas espirituales: el arminianismo, el calvinismo y la de las sectas.
El arminiano no puede ver ningún versículo en la Biblia que enseñe la seguridad eterna. Recientemente leí un blog de Shawn en el que citaba a un autor arminiano importante que decía que no hay ni un solo versículo de este tipo en la Biblia. Bueno, la razón por la que él piensa eso es por su catarata arminiana. El versículo de Juan 3:16 es claro: el que cree en Jesús tiene vida eterna y nunca perecerá. Juan 5:24 dice lo mismo y añade la promesa de que el creyente nunca entrará en juicio con respecto a su destino eterno. En los versículos de Juan 6:35-37 se repite la promesa de la vida eterna una y otra vez. También la vemos en Juan 11:25-26. Chafer encontró más de 150 promesas de este tipo en la Biblia.
Muchos piensan que lo contrario de un arminiano es un calvinista. Pero eso no es del todo cierto. Aunque discrepan en muchos puntos, están de acuerdo en que solo los que perseveran en la fe y las buenas obras obtendrán en última instancia algo que se llama salvación final (una expresión que no se encuentra en la Biblia). Los calvinistas también tienen dañado la lente de sus ojos espirituales. Ellos tampoco pueden ver un solo versículo que enseñe que en el momento en que una persona cree en Jesús está segura para siempre, persevere o no. Sin embargo, todos los versículos que acabo de citar lo demuestran. También lo demuestran Hechos 16:30-31; Romanos 4:4-5; Efesios 2:8-9; Apocalipsis 22:17; y decenas de otros versículos.
Los miembros de las sectas son arminianos en su visión básica de las Escrituras. Pero no son realmente arminianos porque niegan cosas como la deidad plena del Señor Jesucristo, la Trinidad, y la Biblia como el único libro que Dios ha dado. Las sectas principales como los mormones (Santos de los Últimos Días) y los testigos de Jehová, al igual que los arminianos y los calvinistas, no creen que la Biblia enseñe la seguridad eterna.
Un día dos jóvenes vinieron a mi puerta. Yo no quería hablar con ellos. Creo que estaba trabajando en un sermón o un artículo. Así que fui honesto con el que estaba hablando: “Realmente no creo que quieras hablar conmigo”. Insistió en que sí, así que nos pusimos a ello.
Sin embargo, en lugar de que él dirigiera la conversación, yo tomé las riendas. Le pregunté: “¿Qué pasaría si no fueras fiel a tu iglesia? Digamos que no vas a la iglesia, no das dinero y no vives para el Señor. ¿Adónde irías cuando mueras?”.
Él dudó durante un minuto y finalmente dijo: “Bueno, yo no soy Dios. Pero cualquier hijo que no haga lo que sus padres le dicen que haga va a ser castigado. Si no fuera fiel al Señor, supongo que me perdería el reino y acabaría en el infierno”.
Ahí estaba la catarata de la secta en acción. Compartí con ellos algunos versículos como Juan 3:16; 5:24; y Efesios 2:8-9. ¿Adivinas qué pasó? De repente ya no estaban interesados en hablar conmigo. Cuando las cosas empezaron a ser incómodas para ellos, cuando no tenían una respuesta para darme, y peor aún, cuando empezaron a pensar que tal vez yo podría tener razón sobre las Escrituras, huyeron por sus vidas.
Creo que nuestro trabajo como cirujanos espirituales es quitarles las lentes borrosas y reemplazarlas por unas nuevas y claras. Por supuesto, nosotros no podemos hacerlo. Pero el Espíritu Santo sí puede. Él lo hizo por nosotros en el pasado (ver Hechos 16:14). Él lo hará por aquellos a quienes les damos testimonio si son receptivos (ver Hechos 13:46, 48; 17:27).
Por supuesto, para crecer en nuestra fe, podemos necesitar algunas mejoras continuas en nuestra visión espiritual. Pero eso llega con el tiempo si nos sentamos bajo la clara enseñanza de la Palabra de Dios. Cuanto más nos enamoramos del Señor Jesucristo, más se transforman nuestras vidas (2 Corintios 3:18).