Varios años antes de que Zane Hodges haya dejado esta vida en 2008, recibí su carta en la que compartió conmigo la siguiente declaración que se le había ocurrido:
Hay una diferencia tan amplía como un abismo entre decir estas dos cosas:
- Estás seguro por ahora.
- Estás seguro para siempre.
Él continuó diciendo que el segundo mensaje es “el Evangelio según Jesucristo, nuestro Señor.”
Cuando formaba parte del personal de la Cruzada Estudiantil Para Cristo, al evangelizar, a veces usaba una pregunta que iba en contra de lo que Zane estaba hablando. Solía preguntar a las personas, “Si fueras a morir esta noche,” y Dios te preguntara: ‘¿Por qué debería permitirte entrar en Mi cielo?’ ¿Qué dirías?” Tenía buenas intenciones, pero no estaba haciendo la pregunta correcta.
En cambio, debería haber preguntado, “Si fueras a morir dentro de cuarenta años, en un momento donde fueras un alcohólico impenitente, y no hubieras asistido a la iglesia por más de una década, ¿que dirías si Dios te preguntara: ‘¿Por qué te debería permitir entrar en Mi cielo?’”
Déjame darte un ejemplo de la vida real. June Blackwell (ahora con el Señor), la madre de Bernie Hunsucker, uno de los miembros de nuestra junta directiva, me habló de una enfermera a la que había evangelizado cuando tenía ochenta años. Le contó a la enfermera acerca de la muerte y resurrección de Jesús y de la promesa de vida eterna para todos los que simplemente creen en Él para ello. Luego June le preguntó, “¿Tú crees eso? “ La enfermera dio una sonrisa y dijo que sí. Pero June no había terminado y siguió a preguntarle, “Entonces, ¿qué pasaría si cometieras un asesinato dentro de cuarenta años y murieras antes de que pudieras arrepentirte? ¿A dónde te irías?” La enfermera respondió, “Me iría al infierno.” La reacción de June no tiene precio: “Repasemos esto de nuevo. Todavía no entiendes que la vida eterna que Jesús promete a la persona que cree en Él dura para siempre.”
Zane tenía razón. Cientos de millones de personas en la tierra hoy están convencidas de que están salvas por ahora. Ellos creen que si murieran esta noche—siempre que se desempeñaran bien en cuanto a las buenas obras—se irían al cielo. Pero no creen la promesa de Juan 3:16 de que el creyente nunca perecerá, sino que tiene vida eterna. Ellos creen que pueden perecer, y que cualquier salvación que tengan es revocable.
¿Deberíamos decirles que el creyente está seguro para siempre? ¡Por supuesto! El Señor Jesús lo hizo repetidamente (véase por ejemplo, Juan 3:16; 5:24; 6:35, 47, 11:25-26).También lo hicieron Sus Apóstoles (He 16:31; Ef 2:8-9; Sant 1:18; Ap 22:17).
Una persona no se salva al creer que Jesús le da la oportunidad de llegar al cielo si persevera en la fe y las buenas obras. Una persona se salva de una vez por todas en el momento en el que cree que Jesús le garantiza vida eterna simplemente porque cree en Él. Esa persona continuará teniendo la certeza de la vida eterna mientras crea la promesa de vida. Pero aún si deja de creer y pierde esa certeza, permanece segura para siempre. Sin condiciones.
Entonces, ¿Cuál es? ¿Estás seguro por ahora? O ¿Estás seguro para siempre? Lo que creas acerca de esto hace una gran diferencia.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].