Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús (2 Timoteo 2:1).
Recientemente escuché a un amigo mío, Allen Rae, hablar sobre la 2ª de Timoteo 2:1-6. En este pasaje de la Escritura, Pablo le dice a Timoteo que necesita esforzarse en la gracia de Cristo. Claramente, Pablo no le está diciendo a Timoteo cómo ser salvo por la gracia de Dios, ya que Timoteo ya era un creyente. De hecho, Pablo lo había escogido para ser su mano derecha en la importante obra en Éfeso. Timoteo es el “hijo” de Pablo en la fe.
En cambio, Pablo le está diciendo a Timoteo que viva la vida cristiana por gracia. La vida que agrada al Señor solo puede ser vivida en ese poder —la gracia que Dios provee. Pero también es igual de claro que este tipo de vida no es automática y el creyente, si quiere esforzarse en la gracia, debe desear y elegir hacerlo.
Pablo nos da tres ejemplos de como esforzarse en la gracia. Las ilustraciones muestran que tal vida no es automática. Pero también muestran lo que la gracia de Dios puede hacer en la vida del creyente si aprovecha ese poder.
Las tres ilustraciones son: el soldado (versículo 4); el atleta (versículo 5), y el labrador (versículo 6). Una persona no se convierte automáticamente en un buen soldado, un atleta exitoso o un labrador productivo.
El buen soldado, dice Pablo, se concentra en complacer a Aquel que lo llamó a servir. Este enfoque tiene prioridad sobre cualquier otro deseo en la vida del soldado. Para el creyente, Aquel que nos llama, nuestro Comandante, por así decirlo, no es otro que Jesucristo. El creyente que se esfuerza en la gracia es el que se enfoca en Él y no en las cosas de este mundo.
El atleta de éxito es uno que se disciplina a sí mismo y se esfuerza por un premio. El premio es algo que espera obtener en el futuro. El atleta éxito pasa por el programa de entrenamiento agotador que tiene ante sí porque quiere ganar el trofeo o la medalla que está disponible. Esta ilustración nos muestra que la vida de la gracia se vive en vista de una recompensa futura en el Tribunal de Cristo.
El labrador productivo es uno que planta semillas y ve una cosecha. Participa en esa cosecha. Me parece que el énfasis que Pablo hace aquí es que ese labrador que trabaja duramente disfruta del fruto de sus labores en esta vida. Al plantar las semillas en la vida de los demás, ve los resultados. Para el creyente, esto sería el impacto que podemos tener en la vida de los demás al servirles usando nuestros dones. En otras palabras, esforzarse en la gracia nos trae beneficios aquí y ahora.
En mi vida, he estado cerca de varios buenos soldados. He admirado (desde lejos) la autodisciplina que exhiben los atletas de éxito. Mi abuelo era agricultor y puedo decir que conseguir una cosecha implicaba una gran cantidad de trabajo duro. Ninguna de estas cosas es fácil.
Pero Pablo está diciendo que, con la gracia de Dios, estos ejemplos pueden ser grandes ilustraciones de lo que un cristiano puede ser. Si permitimos que la gracia de Dios actúe en nuestras vidas, confiando en su poder para transformarnos, podemos ser creyentes centrados en la persona de Cristo, vivir nuestras vidas a la luz de las recompensas eternas venideras y ver el fruto de esa gracia en las vidas de los demás.
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Ken Yates es pastor de la iglesia Little River Baptist [Iglesia Bautista Rio Pequeño] en Jenkinsville, Carolina del Sur. Él enseña con GES en los institutos bíblicos por todo el mundo.