“Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan” (Lucas 8:13).
Es la manera en la que el Señor Jesús explicó Su enseñanza sobre el segundo suelo en la Parábola de los Cuatro Suelos. La pregunta es, ¿Qué quiso decir utilizando esa explicación? ¿El segundo suelo representa a los creyentes o los no creyentes?
Imaginemos a una persona conduciendo por una autopista. Sintoniza su radio en una estación cristiana y escucha una clara presentación del Evangelio. Recibe el mensaje con gozo, y pone su fe solo en Cristo. Trágicamente, un minuto después, muere en un accidente automovilístico.
¿Iría esta persona al cielo o al infierno? Casi todos los evangélicos y fundamentalistas estarían de acuerdo de que iría al cielo—sin duda.
Ahora supongamos que murió solo 30 segundos después de confiar en Cristo. ¿A dónde iría entonces? Al cielo.
¿Y qué pasaría si muriera solo un segundo después de confiar en Cristo? De nuevo, el cielo sería su morada eterna.
De hecho, incluso si muriera un milisegundo después de llegar a la fe en Cristo, se iría para estar con el Señor.
¿Por cuánto tiempo debe uno creer para obtener la vida eterna? No se requiere ningún periodo de tiempo. Una persona obtiene la vida eterna instantáneamente—es decir, en el momento que cree.
Ahora volvamos a la explicación de Jesús en Lucas 8:13. Dice que la persona en cuestión “cree por algún tiempo.” ¿Esta persona es salva o perdida durante el tiempo que cree? Por supuesto es salva si la creencia del versículo 13 es “genuina.”
Muchos teólogos sugieren que la fe mencionada en el versículo 13 no es genuina. Según ellos, el hecho de que la fe sea temporal—es decir, el hecho de que cese—es evidencia concluyente para ellos de que esa fe no es genuina. Ningún “creyente genuino” puede apartarse de la fe, según esta forma de pensar.
Sin embargo, tal interpretación es ajena al texto. En el versículo 12, el Señor indica claramente que Satanás se esfuerza por evitar que las personas crean y se salven. Luego, el Señor continúa diciendo que Satanás no logró evitar que las personas del suelo pedregoso creyeran, y por lo tanto, se salvarán.
En el texto también se encuentran dos pruebas adicionales de que los creyentes del suelo pedregoso representan a los “creyentes genuinos” (que en algún momento se apartan de la fe). Solo la semilla que ha germinado puede brotar. Por lo tanto, el problema es el crecimiento y la fecundidad, no el nacimiento y la vida.
Del mismo modo, en el versículo 13, el Señor indica que las personas del suelo pedregoso “reciben la palabra con gozo.” La expresión original que se traduce “reciben la palabra” (dechomai ton logon) aparece en otras partes de Lucas-Hechos en los contextos que claramente demuestran su referencia a la fe salvadora. Compare, por ejemplo, Hechos 8:14 y 11:1.
Nos quedan dos opciones. O estas personas salvas perdieron su salvación cuando se apartaron, o no la perdieron.
Dado que las Escrituras enseñan claramente que la salvación no se puede perder (Jn 5:24; 10:26-30; Ro 8:38-39), este texto muestra que los creyentes—creyentes genuinos y de buena fe—pueden apartarse de la fe, y de hecho lo hacen.
Este texto nos advierte de que debamos cultivar nuestra fe. Necesitamos leer la Biblia regularmente. Necesitamos alimentación espiritual a diario. Necesitamos orar. Necesitamos comunión con otros creyentes.
Ahora imaginemos esto: un hombre está conduciendo por la carretera y escucha el Evangelio proclamado claramente en la radio. Como resultado, llega a la fe en Cristo. Un minuto después, sufre un terrible accidente automovilístico. Milagrosamente, escapa con solo heridas leves, a pesar de que su automóvil está totalmente destrozado. Se une a una iglesia local, se bautiza, y crece en su fe. Es un cristiano gozoso y radiante durante muchos años. Más tarde ocurre una crisis en su vida, y entonces empieza a cuestionar a Dios. Reduce su lectura de la Biblia y su asistencia a la iglesia, y después de un tiempo, elimina totalmente las cosas de Dios. Finalmente llega al punto en que niega la existencia de Dios. Mientras que está en este estado caído, muere en un accidente automovilístico.
¿El hombre va al cielo o al infierno?
Decir que va al infierno es decir que perdió su salvación. Porque si hubiera muerto en el accidente automovilístico inmediatamente después de poner su fe en Cristo, habría ido al cielo. De hecho, si hubiera muerto en algún momento durante sus años de fiel servicio a Cristo, hubiera ido al cielo.
Cualquiera que crea en Cristo va al cielo, sin importar lo que ocurra después de que llegue a la fe. En Romanos 8:38-39, Pablo dijo que nada que está por venir puede separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. ¡Nada en absoluto!
Oro para que yo pueda ser—y para que cada uno de nosotros pueda ser el suelo bueno. Para ser ese tipo de personas, ¡debemos ser diligentes para cultivar nuestra fe, y servir bien al Señor todos los días de nuestra vida! Sin embargo, me alegro mucho de que nuestra salvación eterna no dependa de nuestra fidelidad. Podemos fallar, pero Él no lo hará (2 Tim 2:13) porque garantiza la vida eterna a todos los que llegan a la fe en Él. Y no hay ningún requisito de tiempo. La vida eterna se obtiene por el creyente de una vez por todas en el momento de la fe.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].