Para muchas personas, existe un fuerte deseo de llegar a acuerdos. Todos nos encontramos en situaciones en las que no coincidimos con otras personas de nuestro entorno. En muchos de estos casos, queremos tener algún tipo de relación con estas personas implicadas. La transigencia es la forma de conseguirlo.
A todos nos han hablado de la importancia de saber ceder. A la mayoría de los que estamos casados nos han dicho que uno de los secretos de un matrimonio duradero es la voluntad de transigir.
También está el hecho de que las personas que no están dispuestas a ceder suelen ser consideradas obstinadas. Se les describe como “difíciles” o “inflexibles”. Esto se ve como algo malo.
Además, la Biblia fomenta la transigencia. Hay pasajes que dicen que los cristianos no deben juzgar a otros creyentes en áreas como qué alimentación llevan. Si estamos en una iglesia donde algunos comen ciertos alimentos y otros no, todos deberían aceptar los puntos de vista de los demás. En el libro de Santiago, el autor habla de todas las peleas que hay entre sus lectores cristianos. Hace un llamamiento a la humildad y dice que deberían procurar estar en paz unos con otros (Santiago 3:18). Ciertamente, esa paz solo puede darse si las personas están dispuestas a ceder.
Por regla general, ninguno de nosotros quiere ser acusado de no querer que haya paz. Hay una fuerte tendencia entre los cristianos a buscar la paz y el acuerdo. Hay razones prácticas para hacerlo. La falta de transigencia puede llevar a la división de las iglesias. Podemos razonar que tales cosas dañarán la causa de Cristo y la capacidad de tener una influencia en las comunidades en las que vivimos.
Sin embargo, hay un peligro en esto. Hay algunas áreas en las que no debemos ceder. En Gálatas capítulo 2, Pablo discute tal área. Habla del Evangelio. En Gálatas, la palabra “evangelio” no solamente se refiere a como una persona recibe la vida eterna sino a más cosas. También incluye cómo un cristiano vive una vida piadosa. Cuando se trata de estas “buenas nuevas” Pablo dice que es por gracia a través de la fe.
Pero había quienes no estaban de acuerdo con Pablo. A menudo se les llamaba judaizantes. Ellos consideraban que la Ley de Moisés era la clave de las buenas nuevas. Desde su punto de vista, los gentiles tenían que guardar la Ley para recibir la vida eterna o para vivir una vida que complaciera a Dios. Esta era una cuestión importante para Pablo porque él era el Apóstol que Cristo había llamado para llevar las buenas nuevas a estos gentiles.
Que fácil hubiera sido para Pablo transigir. Podría haber dicho que tal vez debería bajar el tono del mensaje que predicaba. Podría haber dicho a los gentiles creyentes que debían circuncidarse para poder llevarse bien con los que decían que la Ley era tan importante.
Pablo también podría haber imaginado un futuro de la Iglesia en el que los cristianos gentiles vivieran de una manera y los cristianos judíos de otra. Los cristianos judíos podrían vivir en Israel y predicar la necesidad de la Ley. Los cristianos gentiles podrían vivir fuera de Israel y vivir de otra manera. O, Pablo podría haber dicho que esto no era un gran problema y que debería haber un acuerdo elaborado en alguna otra forma.
Sin embargo, él dijo esto con respecto a los judaizantes: “a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. Cuando se trataba de las buenas nuevas, Pablo no cedió ni un ápice. Entendió que tan pronto como añadimos algo a la gracia, ya no es gracia. Solo hay unas buenas nuevas. Transigir en la verdad solo lleva a un falso evangelio y a la esclavitud.
Hoy en día hay muchos que cambian el mensaje de la gracia. Nos dicen que para tener vida eterna tenemos que ser bautizados o apartarnos de nuestros pecados. Otros nos dicen que si no tenemos obras perderemos nuestra salvación. Muchos dicen que no podemos tener seguridad de nuestra vida eterna hasta que estemos ante el Señor.
Todas estas cosas cambian las buenas nuevas de la gracia. Pablo dice que tales cambios terminan en esclavitud. Eso es lo que hace la transigencia. Pablo no quería saber nada de eso. A veces transigir es algo malo.
_____________________
Ken Yates es pastor de la iglesia Little River Baptist [Iglesia Bautista Rio Pequeño] en Jenkinsville, Carolina del Sur. Él enseña con GES en los institutos bíblicos por todo el mundo.