En la Parte 1 , discutimos el hecho de que algunos que se proclaman seguidores de la teología de la Gracia Gratuita creen y enseñan que la salvación por obras—aunque equivocada—es sin embargo un mensaje que salva.
Presenté varias líneas de evidencia bíblica que prueban que la salvación por obras no es un mensaje que salva. Una de esas líneas de evidencia se encuentra en Hechos 15, donde leemos sobre el Consejo de Jerusalén. Esto es lo que dije en mi breve comentario sobre ello:
La salvación por obras también fue rechazada explícitamente en el Consejo de Jerusalén. Los judaizantes afirmaban que uno tenía que guardar la Ley de Moisés para ser salvo (Hechos 15:1). El Consejo dijo que eso era un mensaje falso, y que uno nace de nuevo por la fe en Cristo, sin las obras (cf. Hechos 15:7-11). Hablaré más sobre esto en la parte 2.
Ahora voy a desarrollar este argumento basado en la evidencia encontrada en Hechos 15.
En su clase sobre el libro de Hechos, Zane Hodges señaló que Lucas contrasta cuidadosamente dos grupos de legalistas judíos en los versículos 1 y 5 del capítulo 15. El versículo 1 dice, “Entonces algunos que venían de Judea (a Antioquía) enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.”
Ahora contrasta eso con lo que Lucas escribe en Hechos 15:5, “ Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.”
Lucas nos dice que ambos grupos de los judíos querían que los gentiles se circuncidaran y que guardaran la ley de Moisés (aunque el primer grupo no afirma eso explícitamente). Sin embargo, los dos grupos tenían diferentes razones para instar a los judíos a guardar la ley. El primer grupo decía que esto era necesario para ser salvo. El segundo grupo dijo que era necesario, pero sin agregar que era necesario “para ser salvo.” El segundo grupo creía que era necesario para que los creyentes gentiles pudieran ser santificados.
Lucas solo se refiere al primer grupo (el grupo que abogaba por la salvación por obras) como “algunos.” Se refiere al segundo grupo como “algunos de la secta de los fariseos, que habían creído.” El segundo grupo se compone de los creyentes—es decir, hombres nacidos de nuevo. Pero aquellos en el primer grupo son judíos no creyentes.
El punto de Lucas es que la salvación por obras no es un mensaje que salva.
Seguramente, los “algunos” de Hechos 15:1 creían y proclamaban la deidad de Cristo, Su muerte sustituta por nuestros pecados, y Su resurrección de entre los muertos. Si no hubieran creído y proclamado eso, no habrían recibido audiencia en la iglesia de Antioquia. Sin embargo, creían en la salvación por obras y por lo tanto, todavía no eran creyentes.
El Consejo de Jerusalén no estaba simplemente respondiendo a la pregunta de si los gentiles tenían que guardar la ley de Moisés para ser salvos. También abordaba la cuestión de si los gentiles tenían que circuncidarse para ser santificados después del nuevo nacimiento. El Consejo respondió negativamente a ambas preguntas (Hechos 15:7-11, 18-29), aunque requirió que los gentiles se abstuvieran de ciertas acciones que pudieran a los judíos.
Lucas fue cuidadoso en su descripción de ambos grupos de legalistas y de las razones por las que cada grupo creía que era necesario para los gentiles circuncidarse y guardar la Ley de Moisés. Wiersby, aunque no menciona la distinción entre los dos grupos, ofrece este comentario útil:
Hay varios asuntos importantes involucrados aquí, entre ellas, la obra de Cristo en la cruz como se proclama en el mensaje del Evangelio (1 Cor 15:1-8; Heb 10:1-18). Dios pronuncia un solemne anatema sobre cualquiera que predique cualquier evangelio que sea diferente del evangelio de la Gracia de Dios hallada en Jesucristo, Su Hijo (Gálatas 1:1-9). Cuando cualquier líder religioso dice, “¡A menos que pertenezcas a nuestro grupo, no puedes ser salvo!” o “¡A menos que participes en nuestras ceremonias y cumples nuestras reglas, no puedes ser salvo!” está agregando al Evangelio, y negando la obra terminada de Jesucristo. Pablo escribió su Epístola a las Gálatas para aclarar que ¡la salvación es totalmente por la gracia de Dios, por medio de la fe en Cristo, más nada! (Warren W. Wiersby, The Bible Exposition Commentary [el Comentario de Exposición de la Biblia], Vol. 1, p. 461).
Valdez saca a la luz la distinción entre los dos grupos de legalistas:
La mayoría de los comentaristas ven una conexión entre el libro de Gálatas—la defensa de Pablo de la justificación solo por la fe—y el Consejo de Jerusalén. Mientras que la mayoría falla en ver las dos distinciones entre los hombres en los versículos 1 y 5, sin embargo ven el rechazo de la justificación por las obras en el Consejo y en Gálatas. No se rechaza como un mensaje defectuoso pero salvador, sino como un mensaje herético que Pablo anatematiza.
El Consejo de Jerusalén es otra prueba de que la salvación por obras no funciona. Nadie puede ser salvo si cree que la fe y las obras son necesarias para escapar de la condenación eterna.
En la tercera y última parte, consideraremos a Romanos 4:4-5 como una prueba más de que la salvación por obras no es un mensaje que salva.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento].