Recibí por correo electrónico esta excelente pregunta sobre la seguridad de la salvación:
Aprecio mucho vuestro ministerio y deseo de presentar el evangelio de forma clara, y espero que podáis compartir vuestra opinión sobre algo que ha empezado a preocuparme.
He creído en Jesús para ser salvo, pero últimamente he estado vacilando en cuanto a la seguridad de mi salvación. Y sí, comprendo que la seguridad es la esencia de la fe salvadora. Pero esta es la cuestión…En mi corazón, creí en Jesús, pero la pregunta es: Para ser salvo, ¿necesito decirle a Dios que creí en Jesús para la salvación?
Sé que en el versículo de Juan 3:16 dice “cree” no “cree y ora” o “cree y notifica a Dios”. También sé que Dios ya sabe que creí en Jesús, se lo diga o no. Y sé que Romanos dice, “con el corazón el hombre cree en la justicia”. También estoy familiarizado con el versículo de Juan 1:12, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. También sé que la “oración del pecador” es algo relativamente moderno en la historia del cristianismo.
Aún y así, me preocupa que quizás no solo necesite creer sino también verbalizar el hecho de que he creído en Dios. Después de todo, ¿no le preguntó Jesús a la mujer del pozo “¿Crees esto?” para obtener una respuesta verbal? [Nota del editor: Jesús hizo esa pregunta a Marta en el versículo de Juan 11:26b] ¿No expresó verbalmente el ladrón en la cruz su fe y llamó a Jesús a ser salvo cuando dijo, “Acuérdate de mí”? Y en Hechos 10, cuando el Espíritu Santo cae sobre la gente a la que Pedro está predicando, leemos que ellos creyeron, pero… ¿Cómo sabemos que ellos no oraron también a Dios y no le dijeron que creyeron incluso mientras Pedro predicaba?
Obviamente, tiendo a pensar demasiado las cosas, pero este asunto ha empezado a molestarme y me está robando la paz en cuanto a mi destino eterno. Supongo que la conclusión es esta: ¿se recibe la salvación creyendo, o se recibe la salvación creyendo y luego comunicándoselo a Dios? Sigo pensando que es lo primero, pero tengo problemas para librarme de esta persistente duda.
Gracias por cualquier respuesta que podáis darme sobre este asunto.
En primer lugar, los lectores pueden no saber lo que esta persona quiere decir con “la seguridad es la esencia de la fe salvadora”. Quiere decir que una persona no nace de nuevo hasta que está convencida de que tiene vida eterna porque cree en Jesucristo para ello. No significa que esta seguridad necesariamente continúe. La seguridad puede perderse. Pero si una persona nunca ha estado convencida de la promesa de la vida eterna, entonces aún no ha nacido de nuevo.
Quien rechaza que la seguridad es la esencia de la fe salvadora típicamente lo hace porque conoce a muchos calvinistas y arminianos piadosos que no están seguros de su destino eterno. Ellos creen que una persona no necesita estar convencida de que la salvación es solo por fe. Piensan que mientras alguien crea que Jesús es Dios y que murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó, entonces nace de nuevo, aunque crea en la salvación por obras y aunque nunca haya creído en el mensaje de la gracia.
Estoy de acuerdo con el autor de la pregunta. No se puede nacer de nuevo por obras, compromiso, entrega, bautismo, caminando por el pasillo central de la iglesia, diciendo una oración, firmando una tarjeta, levantando la mano, o cualquier otra cosa que no sea la simple fe en Cristo.
En segundo lugar, ¿debemos decirle a Dios que creemos en Jesús para poder nacer de nuevo? ¿Es lo que sugiere el versículo de Juan 11:26b? La respuesta es no a las dos preguntas.
Por supuesto, Dios nos ordena profesar públicamente nuestra fe en Cristo a través del bautismo y la asistencia regular a la iglesia. También nos ordena que compartamos nuestra fe con otros cuando tengamos oportunidad. Sin embargo, profesar nuestra fe a los demás, o a Dios, no es una condición para obtener la vida eterna.
En el versículo de Juan 11:26b, el Señor Jesús le pregunta a Marta, “¿Crees esto?”. Su confesión en el versículo 27 de que ella cree lo que Él acaba de decir no cambia la condición que Jesús declaró y repitió en Juan 11:25-26a. Dos veces dijo, “el que cree en mí”. Esa es la única condición para la resurrección corporal en Su reino (v 25b) y para la vida eterna (v 26a). Bueno, el versículo 26a da una segunda condición: “Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente”. Una persona debe creer en Cristo mientras viva para poder nacer de nuevo. Si alguien llega a creer en la promesa de vida después de morir (lo que imagino que casi todo el mundo hará con el tiempo), será demasiado tarde porque no hay regeneración después de la muerte.
Pero Jesús no dijo, “El que vive, cree en mí, y le dice a Mi Padre que cree en mí, no morirá jamás”.
La razón por la que el Señor Jesús pidió eso a Marta no fue para que pudiera nacer de nuevo diciéndole a Él que creía. Él sabía que ella ya creía en Él. Lo pidió por dos razones. Primero, al manifestar su fe en Él, estaba ganando ánimo espiritual en su momento de aflicción. Segundo, el Señor sabía que Su Declaración a Marta y la respuesta de Marta a su pregunta se convertiría en una parte clave de las Escrituras.
La clave para una seguridad inquebrantable es seguir mirando a Jesús, “el autor y consumador de nuestra fe” (Hebreos 12:2). Él prometió que todo aquel que cree en Él tiene vida eterna (Juan 3:16; 5:24; 6:47; 11:25-27). Mira a Él y a Su Promesa, y tendrás seguridad. Mírate a ti mismo, incluso en un asunto menor como el de pensar que debes decirle a Dios que crees en su Hijo para tener la vida eterna, y tu seguridad vacilará porque ahora te miras en parte a ti mismo.
El Evangelio de Juan es un gran lugar para encontrar seguridad o para restaurar la seguridad vacilante. Devotamente, lee un capítulo por día, pidiendo a Dios que te dé una seguridad inquebrantable a través de las palabras del Señor Jesús. En veintiún días o menos, tu seguridad debería ser restaurada.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Busca su nuevo libro