Pablo hace esta excelente pregunta:
Hemos tenido un debate sobre si una persona tiene que “querer” creer. ¿Está el versículo de Juan 1:13 en desacuerdo con eso, o lo estoy sacando de contexto? Me gustaría saber lo que ustedes creen que este versículo está diciendo.
El versículo de Juan 1:13 dice que el nuevo nacimiento no es un nacimiento humano, sino un nacimiento divino. El nacimiento humano está determinado por una pareja (aunque Dios obviamente tiene que ver con si se produce la concepción). El nacimiento espiritual depende de la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es que todos los que crean en su Hijo tengan vida eterna (cf. versículos de Juan 5:24; 6:28-29, 40). El versículo de Juan 1:13 no nos dice si creer en Su nombre (versículo de Juan 1:12) es una decisión que procede la voluntad humana o no. Debemos buscar en otros pasajes.
Lo que encontramos en las Escrituras es que no creer es una elección, pero que una vez que elegimos estar abiertos a creer, la creencia en sí misma no es una elección.
En los versículos de Juan 5:39-40, el Señor reprendió a su audiencia judía. Buscaron en las Escrituras del Antiguo Testamento porque pensaban que en ellas tenían la vida eterna (v 39). Es decir, se fijaban en los mandamientos del Antiguo Testamento para convencerse a sí mismos de que eran lo suficientemente buenos para entrar en el reino venidero. El Señor dijo entonces: “Pero no queréis venir a mí para tener vida” (v. 40). Su falta de voluntad para venir a Jesús, es decir, su falta de voluntad para creer en Él (comparar con el versículo de Juan 6:35), les impidió creer y obtener la vida eterna.
No obstante, en ninguna parte del Evangelio de Juan o de los Hechos o las Epístolas encontramos que creer sea una elección. De hecho, en Hechos 13:46, Pablo reprende a su audiencia judía, diciendo, “os juzgáis indignos de la vida eterna”. Cuando rechazaron el mensaje de Pablo sobre el Señor Jesús sin estar abiertos a creerlo, cerraron sus mentes frente al único mensaje que da la vida eterna. Compara ese versículo con el de Hechos 17:11. Los judíos de Berea escucharon el mismo mensaje, pero en lugar de oponerse a Pablo y discutir con él, “escudriñaban cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”.
Fíjate que los que vivían en Berea no es que simplemente eligieron creer (Hechos 17:10-12). Creer no es como encender una luz. No puedes elegir, por ejemplo, creer que eres el presidente de los Estados Unidos, que eres un millonario, que juegas en la NBA, que mides siete pies de altura, o cualquier otra cosa que sabes que es falsa. La evidencia te convence y por tanto crees. No puedes elegir creer cualquier cosa. Solo si estás convencido es cuando crees.
Veamos un ejemplo en el mundo del deporte. Joe es un fan acérrimo de la Universidad del Sur de California. Está convencido de que la USC es la mejor universidad de América, y su equipo de fútbol tiene el mayor talento y el mejor entrenamiento. Su prometida, Cynthia, se graduó en Alabama. Ella anima con furor a Crimson Tide. Ella cree que Bama es la mejor universidad con el mejor equipo de fútbol. ¿Puede Joe elegir creer que Crimson Tide es el mejor equipo? No. Él queda convencido por la evidencia. Ahora Joe podría pasar mucho tiempo estudiando a Nick Saban y a los titulares y reservas de Alabama. Podría leer todo lo que pudiera encontrar sobre Alabama. Incluso podría orar y pedirle a Dios para que lo convenza de que Bama tiene el mejor equipo de fútbol.
Lo mismo ocurre cuando se trata de creer en Jesús para la vida eterna. Los padres de Bill, sus tíos y tías, sus amigos y su novia son todos católicos. Bill y todos sus seres queridos creen en la salvación por obras. En la universidad se le acercó un compañero de estudios activo en una organización cristiana del campus. Aceptó ir a una reunión. Allí escuchó un mensaje diferente. Escuchó que, si simplemente crees en Jesús, tendrás garantizado pasar la eternidad con Él en su reino. Bill pensó que el mensaje era demasiado fácil. Pero lo que escuchó tenía algún sentido. Se preguntó si podía ser verdad. Oró y le pidió a Dios que le mostrara si era verdad. El amigo que lo invitó a la reunión no paraba de hablarle de Cristo. Poco a poco empezó a ver que había muchos versículos que no había visto antes y que parecían apoyar este mensaje de fe. Unos días más tarde, Bill se convenció. Una de las primeras cosas que hizo fue contarles a sus seres queridos sobre este maravilloso mensaje de la vida como un regalo.
Así que, la voluntad de creer bien puede jugar un papel en la llegada a la fe en Cristo, especialmente si alguien ha estado en una tradición religiosa que cree en la salvación por obras. Pero una vez que una persona está convencida de la promesa de la vida, la cree. No hay ninguna decisión necesaria o posible en ese momento. La voluntad viene antes, y es la voluntad de estar abierto a la evidencia.
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Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Busca su nuevo libro