No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. (Gálatas 5:26).
A menudo nuestras propias tradiciones y cultura nos ciegan. En mi opinión esto sucede cuando hablamos del fruto del Espíritu. La mayoría de nosotros hemos memorizado el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) en algún momento pasado e incluso lo cantamos de niños en una canción en la Escuela Dominical.
Aún y así, creo que la mayoría de nosotros, cuando pensamos en el fruto del Espíritu, lo hacemos de una manera muy individualista. Pablo enumera nueve caracteristicas de una vida llena de Espíritu: el gozo, la paz y la fe entre ellos. Cuando nos preguntamos si el fruto es evidente en nuestras vidas, tenemos la tentación de dar una respuesta afirmativa si sentimos una sensación de gozo independientemente de nuestras circunstancias; o si tenemos una sensación de paz cuando pensamos en lo que Dios ha hecho por nosotros. Si caminamos en el Espíritu, podemos tener “fe” en que Dios cumplirá lo que nos ha prometido y que no hay nada de que preocuparse. No tenemos que estar inquietos por nada.
La razón de esto es porque en Occidente vemos las cosas de manera individualista. De la misma forma, somos propensos a hacer lo mismo con nuestra vida espiritual. Como individuos queremos saber cómo nos va espiritualmente. El fruto del Espíritu es una forma de medir estas cosas.
Sin embargo, cuando analizamos la discusión sobre el fruto del Espíritu en el capítulo 5 de Gálatas, me parece obvio que esta no es la forma en que deberíamos entenderlo. Simplemente, como creyente, el fruto del Espíritu no es sobre mí. Es sobre los demás. Específicamente, el fruto del Espíritu se ve en mi vida en cómo trato a los demás, no en cómo me siento.
La lista de Pablo contiene: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Incluso un vistazo rápido nos permite ver que el quid de la cuestión es cómo nos relacionamos con los demás. ¿Amamos a los demás? ¿Estamos en paz con los demás? ¿Somos pacientes, amables, buenos y mansos en nuestra relación con los demás?
Pero incluso el resto de la lista también tiene que ver con la manera en que nos relacionamos con los demás. La palabra “templanza” significa tener autocontrol. Para llevarnos bien con los demás, ¿estamos dispuestos a ejercer el autocontrol renunciando a nuestros derechos por el bien de los demás? La palabra “fe” también puede significar fiel o fiable. ¿Pueden los demás confiar en mí? Cuando se trata de “gozo”, esa alegría puede provenir del hecho de que a los que están alrededor nuestro les va bien en su relación/tienen una buena relación con el Señor (Filipenses 4:1). El Espíritu puede producir alegría en mí como resultado de estar con otros creyentes a mi alrededor.
En otras palabras, el fruto del Espíritu es evidente en la forma en que yo interactúo con otros creyentes. El Espíritu desea producir en nosotros una actitud de amor y servicio hacia otros cristianos. No se trata de nosotros, sino de ellos.
Al analizar el contexto de Gálatas 5 esto se ve muy claro. La sección en la que Pablo habla de caminar en la carne y en el Espíritu comienza en el versículo 15. Pablo nos expone el problema, escribiendo, “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros”. Claramente estaba preocupado por cómo se trataban los creyentes en Galacia. Se peleaban entre ellos y por lo tanto no se amaban ni estaban en paz entre ellos.
Así que Pablo concluye la discusión con la misma idea. Les dice a estos creyentes, “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” (versículo 26). No seas arrogante con el otro. No os peleéis entre vosotros. No os envidiéis el uno al otro.
Si queremos saber si estamos caminando en el Espíritu y si el fruto del Espíritu es evidente en nuestras vidas, lo primero que tenemos que mirar es en cómo tratamos a otros creyentes. Necesitamos pedirle al Señor que nos transforme en personas que amen a los creyentes a nuestro alrededor.
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Ken Yates es el pastor de la iglesia Little River Baptist [Iglesia Bautista Rio Pequeño] en Jenkinsville, Carolina del Sur. Enseña con GES en los institutos bíblicos por todo el mundo.