Mis hijas ya son adultas, pero cuando eran pequeñas les encantaba la película La Princesa Prometida. Lo único que recuerdo de la película son ciertas frases que se repetían una y otra vez. La palabra inconcebible es un ejemplo. En varias ocasiones uno de los personajes la utilizó incorrectamente. Una vez, después de que la usara, otro personaje comentó: “Sigues usando esa palabra. No creo que signifique lo que tú crees que significa”. Esa frase fue memorable y graciosa.
Supongo que de vez en cuando todos nosotros hemos utilizado mal palabras y frases, que es lo que hace que esa afirmación sea humorística. Estoy seguro de que todo estudiante de la Biblia puede dar fe de haber sido culpable de un error similar.
En los últimos años, he llegado a la conclusión de que uno de esos ejemplos es la forma en que los cristianos utilizan la frase el perdón de los pecados. Ciertamente, la hemos usado y hemos oído que otros la usan. Pero, ¿la utilizamos de forma incorrecta? ¿Sabemos lo que la Biblia dice que significa? O, como el personaje de la película, ¿la utilizamos de una manera que solo creemos que se ajusta a una situación en la que nos encontramos?
Por ejemplo, a menudo oímos (y hemos dicho nosotros mismos) que el creyente tiene el perdón de los pecados, lo que entendemos que significa que todos nuestros pecados —pasados, presentes y futuros— han sido perdonados. Luego tenemos que dar marcha atrás y decir que todavía necesitamos confesar nuestros pecados para ser perdonados de forma continua. Cuando un creyente peca, necesita confesarlo para obtener el perdón de los pecados. Cuando se nos pide que aclaremos la aparente contradicción, decimos que una trata del perdón posicional y la otra del perdón diario. Tal vez sea cierto. Pero quizás, por otro lado, oímos una voz en el fondo de nuestra mente que nos dice: “Sigues usando esa palabra. No creo que signifique lo que tú crees que significa”.
Otra ocasión en la que a menudo oímos usar la frase es cuando se presenta el evangelio. Se le dice a la gente que crea en Jesús para el “perdón de los pecados”, y que si lo hacen, serán salvos. El problema aquí es que cuando Jesús presenta el evangelio a la gente en el Evangelio de Juan, Él nunca menciona el perdón de los pecados. Además, cada miembro de una secta le dirá que ellos tienen el perdón de los pecados debido a lo que Cristo ha hecho. Ellos le dirán que no creen que tienen vida eterna, pero que tienen el perdón de pecados. Los mormones y los testigos de Jehová, por ejemplo, afirman que creen en Jesús para obtener el perdón de los pecados. ¿Es su mensaje evangélico salvador? Una vez más, oigo una voz: “Sigues usando esa frase…”.
Basándome en un análisis más detallado del Nuevo Testamento, y en conversaciones con gente que conoce la Biblia mejor que yo, creo que no hemos estado usando esa frase correctamente. Un entendimiento correcto sería que el perdón de los pecados no es lo mismo que tener vida eterna y ser salvo del lago de fuego. El perdón de los pecados tiene que ver con la comunión con el Señor. Cuando creemos en Él para vida eterna, también recibimos el perdón de pecados. Esto significa que podemos tener esa comunión con Él. Pero este perdón no cubre pecados futuros. Cuando cometemos pecados después de convertirnos en creyentes, debemos confesar esos pecados. Cuando lo hacemos, recibimos el perdón de esos pecados y podemos continuar teniendo comunión con el Señor.
Un creyente que no confiesa sus pecados cuando se da cuenta de ellos, no recibe el perdón de esos pecados a menos que los confiese (1 Juan 1:9). Por supuesto, nunca pierde la vida eterna. Pero el perdón de los pecados y la recepción de la vida eterna no es lo mismo.
Si estoy en lo cierto, deberíamos considerar con más cuidado cómo utilizamos esta frase. En el futuro podríamos oír a alguien decir: “Si crees en Jesús, tienes el perdón de los pecados: pasados, presentes y futuros”. O, podríamos escuchar una presentación del evangelio como esta: “Cree en Jesús para el perdón de los pecados”. Cuando lo hacemos, podemos actuar como el personaje de La princesa prometida y decir: “Sabes, sigues usando esa frase. Pero no creo que signifique lo que tú crees que significa”.
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Ken Yates (Maestría en Teología, Doctorado, Seminario Teológico de Dallas) es editor de Journal of the Grace Evangelical Society. Es orador internacional y de la costa este estadounidense de GES. Su libro más reciente es Hebrews: Partners With Christ [Hebreos: Copartícipes de Cristo].