C. M. escribe,
Escuché un episodio de vuestro podcast donde se afirma que creer no es una respuesta personal. Eso me confundió porque pensaba que elegir creer algo es una respuesta personal. Por ejemplo, yo elijo creer en Cristo como mi Salvador y creo que esa es mi respuesta personal al evangelio. Basado en esa definición, yo estaría del lado de Lewis Sperry Chafer. ¿Cuál es vuestra definición de respuesta personal?
No recuerdo que la Biblia diga nunca que la fe es una respuesta personal.
Una respuesta personal es cualquier acción que una persona realiza en respuesta a algo o a alguien.
Si alguien me enviara una invitación de boda con una tarjeta de confirmación de asistencia, una respuesta personal sería devolver la tarjeta por correo, habiendo indicado si voy a ir o no. Al fin y al cabo, RSVP significa en francés “responder“.
Si un elefante se abalanza sobre mí, una respuesta personal sería subirme a un árbol. O intentar correr.
Si recibo un correo electrónico diciéndome que he heredado 10 millones de dólares y que sólo tengo que enviar 5.000 dólares para pagar los gastos legales en Nigeria para que me liberen los fondos, una respuesta personal es borrar el correo electrónico.
Jesús dijo: “el que cree en mí tiene vida eterna” (Juan 6:47). ¿Qué querrías decir si dijeras que tu fe en Cristo es una respuesta personal?
Wayne Grudem escribió un libro en respuesta a la Teología de la Gracia Gratuita. Tiene un capítulo sobre la fe. Él dice repetidamente en ese capítulo que la fe es una respuesta personal. Su expresión preferida es “un encuentro personal con Cristo” (Free Grace Theology: 5 Ways It Diminishes the Gospel, pp. 106, 108, 118). Lo que Grudem quiere decir con “un encuentro personal con Cristo” es apartarse de sus caminos pecaminosos y empezar a seguir a Jesús (p. 106). Requiere “un compromiso total con aquel en quien se confía” (p. 110).
Otros, como C. M., entienden que “una respuesta personal” significa elegir creer en Cristo como mi Salvador.
Como C. M. puede darse cuenta, yo no creo que la fe sea una elección. No elegimos creer en Cristo como nuestro Salvador. No podemos elegir creer en nada. Si yo dijera que la luna está hecha de chocolate negro, tú no podrías elegir creerlo, pues sabes que la evidencia demuestra que no es así. Si yo dijera que Ronald Reagan es nuestro actual presidente, no podrías elegir creerlo. Sólo puedes creer lo que estás convencido de que es verdad.
La incredulidad continua puede ser una elección. Si alguien escucha la promesa de Juan 3:16 y piensa: “Eso es demasiado bueno para ser verdad”, y luego descarta la idea como algo fuera de lugar y no vuelve a pensar en ello, está eligiendo permanecer en la incredulidad. Sin embargo, podría quedarse con la idea y no descartarla como algo fuera de lugar. Podría orar al respecto. Podría empezar a hacer preguntas. Tal vez busque una iglesia que enseñe la Biblia para aprender más. Cuando busque, encontrará. Es decir, en algún momento se convencerá.
¿Es la fe salvadora una respuesta personal al Señor Jesucristo? Lo es, si por ello se entiende creerle por lo que Él promete, la vida eterna. No el compromiso, el apartarse de los pecados, o la obediencia. El simple hecho de estar persuadido de que lo que Él prometió en versículos como Juan 3:16 es cierto, es una respuesta personal salvadora. Por supuesto, una vez que he nacido de nuevo, puedo seguir respondiendo a Juan 3:16 compartiendo ese mensaje de vida eterna con mi familia y amigos.
¿Cuál es tu respuesta personal a mi blog? ¿Lo crees o no lo crees? ¿Lo compartes con otros?
____
Bob Wilkin es el Director Ejecutivo de Grace Evangelical Society (Sociedad Evangélica de la Gracia). Vive en Highland Village, TX, con su esposa de 43 años, Sharon. Su libro más reciente es Turn and Live: The Power of Repentance [Tornar y Vivir: El Poder del Arrepentimiento]