“Ya no deseo criar a este niño. Es violento y tiene problemas psicopáticos graves. Lo estoy devolviendo.”
La azafata leyó la nota con incredulidad. La llevaba un niño de siete años. Su madre adoptiva estadounidense la había escrito. Las cosas no habían salido como ella quería, y así había enviado al pequeño Artyom Savelyev en un viaje de vuelta a Rusia.
¿Te imaginas cuán solo y confundido debe de haber estado?
¿Un huérfano de siete años?
Rechazado. De nuevo.
Solo. Otra vez.
Sin familia. Una vez más.
Volando al otro lado del mundo, sin saber lo que podría pasarle.
Quizás recuerdes haber leído acerca de su historia hace unos años.
El mundo estaba indignado, y con razón.
Rusia, especialmente. En respuesta, detuvieron todas las adopciones en Estados Unidos.
Lo que hizo esa mujer soltera fue mal. Los niños no son “cosas,” y no los puedes devolver. Una vez que te conviertas en progenitor, no hay vuelta atrás. Ni siquiera en la adopción.
Y, sin embargo, eso es exactamente lo que muchas personas piensan que hace Dios.
Ellos creen que Dios nos adopta como hijos (cf. Juan 1:12), pero cuando resultamos problemáticos, Él nos devuelve. “Ya no deseo criar a este niño. Resulta que es pecador.”
Si eso es lo que crees, quiero que consideres dos versículos.
La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 6:23).
Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (Romanos 11:29).
Ahora ponlos juntos, y ¿qué concluyes?
Premisa 1: La vida eterna es un don de Dios.
Premisa 2: Los dones de Dios son irrevocables.
Conclusión: La vida eterna es irrevocable.
Una vez que Dios te haya dado la vida eterna, no hay posibilidad de devolverla ni retirarla. Ese don es irrevocable.
Podría decirse que cada creyente tiene una nota que dice, “Es violento, pecador, desobediente, egoísta, tiene problemas psicopáticos graves, y yo me quedo con él.” Firmado, Dios.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].