Muchos cristianos dicen que creen en la misericordia de Dios, pero la verdad es que no creen en ella. De hecho, la misericordia que esperan de Dios es completamente contraria a la misericordia que Dios ofrece.
¿Por qué digo esto?
La mayoría de los cristianos no creen en la misericordia de Dios porque creen en algún tipo de salvación por obras.
Eso es cierto para los católicos.
Y los ortodoxos.
Y los metodistas.
También es cierto para la mayoría de los presbiterianos, anglicanos y pentecostales.
Y tristemente, es incluso cierto para muchos Bautistas y Asambleas de Hermanos (Hermanos de Plymouth).
La mayoría cree en algún tipo de salvación por obras. No es que la llamen así. Y no es que sean tan abiertos al respecto.
Lo que quiero decir es que no todos van predicando que serás salvo siempre y cuando tengas una simple mayoría de buenas obras en tu vida: 51% buenas vs. 49% malas.
No, no, no. La salvación por obras tal y como se enseña comúnmente es mucho más sutil que eso.
Lo que suelen creer es que si te esfuerzas por ser básicamente bueno, Dios será misericordioso, pasará por alto las faltas que tienes y te salvará. “Haz lo que puedas y Dios hará el resto” es el dicho común.
Cuando les pregunto, “¿Realmente crees que eres lo suficientemente bueno para ir al cielo?” Normalmente responden, “Bueno, espero que Dios tenga misericordia de mí”.
En otras palabras, lo que quieren decir es, “Espero que Dios vea que lo hice lo mejor que pude, y aunque tuve mis días malos, Él lo comprenderá y me salvará de todos modos.”
Este es el problema con ese tipo de “esperanza”. No es bíblico. Esperan una misericordia que Dios nunca prometió. De hecho, están esperando una misericordia diferente a la que Dios realmente prometió.
Escucha lo que Pablo tenía que decir sobre la base de la misericordia de Dios:
Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. (Tito 3:5).
¿Lo has entendido?
La misericordia de Dios se contrasta con nuestras obras.
Pablo dice que no somos salvos por las obras justas, y que hacer buenas obras no es la razón por la que Dios nos muestra misericordia. Nuestras obras y la misericordia de Dios no se complementan como si la misericordia de Dios compensara lo que a nuestras obras les falta. Dios no mira tus obras y decide mostrarte misericordia. ¡En cambio, Dios te muestra misericordia sin basarse en tus obras en absoluto!
Eso es lo que es la misericordia de Dios… ¡Salvación aparte de las obras!
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. (Romanos 3:28).
Dios es misericordioso.
No hay duda de eso.
Su misericordia es más grande de lo que cualquiera de nosotros jamás se podrá dar cuenta.
Sin embargo, tú y yo no podemos decirle a Dios cómo mostrarnos misericordia. Esa es Su decisión. Él establece los términos, no nosotros. No deberíamos crear nuestros propios términos de cómo Dios será misericordioso y poner nuestra esperanza en eso. Más bien, deberíamos poner nuestra esperanza en lo que Dios realmente prometió hacer, no en lo que esperamos que haga.
¿Y cómo ha elegido Él mostrar misericordia?
A través de Cristo.
Y a través de la fe.
Dios eligió mostrar misericordia salvando a los creyentes basándose en su fe en Cristo, aparte de sus obras.
Así es la misericordia de Dios.
“Hazlo mejor, y Dios hará el resto” no es más que un fraude piadoso – la tradición humana y las ilusiones disfrazadas de fe.
No lo creas.
En cambio, espera y cree en lo que Jesús prometió: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36).
Esa es la misericordia que Dios prometió.
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Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección].