La vida eterna es gratuita. Es decir, es un regalo. Como dice Pablo:
“Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
No malinterpretes la naturaleza de la gracia de Dios, y lo que excluye. La pura gracia de la salvación significa que la vida eterna nunca podría ser algo que se puede ganar con sus buenas obras. Si eso fuera posible, la salvación sería un salario, no un regalo.
“Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda” (Romanos 4:4 NBLA).
Muchas personas han oído hablar de la vida eterna. Son menos los que han oído hablar de las recompensas eternas. La vida eterna y las recompensas eternas son como dos sistemas económicos totalmente diferentes. Mientras que la vida eterna se da por la fe, sin las obras, las recompensas eternas se ganan por las obras. Como prometió Jesús,
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12).
¿Cuál es la base para recibir recompensas de Jesús? Tu trabajo.
Pablo nos dijo dónde tendría lugar el Juicio de Jesús sobre sus santos, es decir, en el Tribunal de Cristo:
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Cor 5:10).
Jesús nos dijo que debemos acumular tesoros en el cielo (Mt 6:19-21), y como reveló Pablo, el Tribunal de Cristo mostrará cuánto del trabajo de tu vida/qué parte de tu trabajo en esta vida será retribuido con los tesoros celestiales.
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Cor 3:11-15).
Aquí hay otra clave para tener una comprensión completa de la doctrina bíblica de la seguridad eterna. “Una vez salvo, siempre salvo” no quiere decir que puedes vivir una vida pródiga de heno y hojarasca y no esperar que se queme. Tus obras importan. Mientras que esas obras no son necesarias para ganar, mantener o probar posesión de la vida eterna, son la base para ganar las recompensas eternas en el reino venidero de Cristo.
Para decirlo en términos simples,una revisión de desempeño espera a cada creyente. Y dependiendo de lo que hayas hecho, tu Jefe te dará una bonificación y un ascenso, o te reprimirá. Así que ¡trabaja duro por ese día de pago!
Sin embargo, pase lo que pase—bueno o malo—la vida eterna nunca se puede perder.
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Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].