“Las comidas gratuitas no existen.”
“Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo es.”
“Nada es tan simple como parece.”
Todos esos son los proverbios comunes en los Estados Unidos que reflejan nuestra sabiduría colectiva en cuanto a las ofertas dudosas.
Irónicamente, esas mismas ideas han causado que muchas personas duden de la promesa de vida eterna porque de la misma manera parece demasiado buena para ser verdad.
La promesa de Jesús de la vida eterna parece demasiado sencilla.
No sé qué cree Max Lucado acerca de la salvación, pero tiene razón cuando habla de la manera en que las personas luchan con la sencillez de la promesa de Jesús en Juan 3:16:
¿Realmente puedo confiar en que “todo aquel que en él cree, no se pierda”?
La invitación de Jesús parece demasiado simple. Nosotros gravitamos hacia otros verbos. Trabajar nos suena mejor. “Todo aquel que trabaja por él será salvo.” Satisfacer encaja bien. “Todo aquel que lo satisface será salvo.” Pero ¿creer? ¿No debo hacer más? (Lucado, 3:16, pp. 76-77).
¿No es eso cierto?
Si dices a las personas que tienen que trabajar duro para obtener la vida eterna, te creerán. Si les dices que Dios te lo da gratis, te mirarán con incredulidad.
Lucado explora la ilustración que Jesús le dio a Nicodemo sobre cuán fácil es recibir la vida eterna. La salvación es como cuando los israelitas fueron mordidos por las serpientes en el desierto, y la curación de Dios fue que simplemente miraran a la serpiente de bronce en un poste. Una mirada fue todo lo que se requería. La gente podría haber objetado, “¿En serio? ¿Todo lo que necesito hacer es mirar a una serpiente en un poste y seré curado? ¡Eso es demasiado fácil! Lucado señala:
Esa sencillez perturba a muchas personas. Esperamos una cura más complicada, un tratamiento más elaborado. Moisés y sus seguidores también podrían haber esperado más. Elaborar un ungüento. Inventar una loción terapéutica. Tratarse unos a otros. O al menos contraatacar. Agarrar los palos y las piedras, y atacar las serpientes.
Nosotros también esperamos una asignación más proactiva, y suponemos que tenemos que inventar un remedio para nuestro pecado. Algunos buscadores de la misericordia de Dios han puesto camisas de pelo, han subido de rodillas los escalones de las catedrales, o han caminado descalzos sobre las rocas calientes.
Otros hemos escrito nuestro propio versículo bíblico: “Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos” (Opinión Popular 1:1). Nos arreglaremos a nosotros mismos, gracias. Compensaremos nuestros errores con contribuciones, y nuestra culpa con ajetreo. Superaremos nuestros fracasos con un trabajo duro. Hallaremos la salvación según el método a la antigua: la ganaremos (Lucado, 3:16, pp. 77-78).
Pero no te la puedes ganar.
Sí, dado tiempo suficiente, puedes encontrar el remedio para la mordedura de serpiente. Pero ¿Qué puedes hacer con respecto a tu falta de vida eterna?
Nada.
No hay ningún ungüento, loción o vacuna que ayudará con eso. Por lo tanto, no hay nada que tú o yo podamos hacer para remediarlo, no importa lo duro que trabajemos. Así que la solución es dejar de trabajar por esa meta inalcanzable, y mirar a Jesús—y solo a Jesús—para su salvación. Moisés levantó a una serpiente en un poste, y Jesús fue levantado en una cruz. Murió por ti y por tus pecados, y resucitó de entre los muertos, haciendo todo el trabajo necesario para que el regalo gratuito de la vida eterna sea posible.
En este caso, y quizás solo en este caso, la comida es realmente gratis, las noticias son realmente buenas, y la salvación es realmente tan simple como parece.
_______________________
Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].