Kūmāré es un documental de 2011 sobre un hombre de Nueva Jersey que finge ser un gurú de la India (con acento falso) para ver si puede ganar seguidores. El documental es bastante difícil de ver porque gana seguidores, y la gente se convence totalmente de que Kūmāré es un hombre espiritual con poderes espirituales que les puede ayudar. Y dado que los espectadores saben que todo esto es falso, el documental se percibe como una ironía dramática.
El libro de Job usa la misma técnica.
En el prólogo, se nos cuenta lo que realmente está sucediendo detrás del sufrimiento de Job. No está siendo castigado por Dios por sus pecados, sino que está siendo probado por Satanás por su fidelidad. Saber eso pone los discursos de los amigos de Job—Elifaz, Bildad y Zofar—bajo una luz totalmente diferente.
Por ejemplo, Elifaz dice:
“Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido?
Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?
Como yo he visto, los que aran iniquidad
Y siembran injuria, la siegan” (Job 4:7-8).
Traducción: Las personas inocentes nunca sufren. Solo sufren las personas malas. Por lo tanto, Job, debes de ser malo.
Elifaz supone que el mundo funciona según una ley estricta de recompensa y castigo, basada en las obras de la persona.
¿Es una suposición segura?
¡No!
Habiendo leído el prólogo, vemos que Job no había hecho nada para merecer lo que le sucedió. No sembraba iniquidad. No estaba cosechando las consecuencias de sus malas acciones. La ley de recompensa y castigo de ninguna manera explica su sufrimiento.
Ahora, considera lo que dice Bildad:
“¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
Si tus hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su pecado.
Si tú de mañana buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
Si fueres limpio y recto,
Ciertamente luego se despertará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia” (Job 8:3-6).
Traducción: Dios es justo. Así que si algo malo te pasó a ti y a tus hijos, debes de haberlo merecido.
¿Que está suponiendo Bildad? Que todo sucede según la justicia estricta de Dios.
¿Es una suposición segura?
No. Bildad culpó a los niños de su propia muerte (nunca trates de consolar a un padre en duelo de esa manera). Pero por el prólogo, sabemos que no hay nada que sugiera que los hijos de Job pecaron. De hecho, se nos dice explícitamente que si incluso hubieran pecado en sus pensamientos, Job sacrificó para cubrirlos (Job 1:5). Por lo tanto, culpar a los niños no es la respuesta correcta.
Además, el prólogo nos dice que la justicia no fue el problema detrás del sufrimiento de Job. En cambio, Dios quiso probar a Satanás que Job realmente servía a Dios “por nada” (1:9). Algo diferente de la justicia estaba operando en el mundo.
Finalmente, habla Zofar:
“Si tú dispusieres tu corazón,
Y extendieres a él tus manos;
Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti,
Y no consintieres que more en tu casa la injusticia,
Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada temerás” (Job 11:13-15).
Traducción: “Si dejas de pecar, la vida estará llena de esperanza y libre de problemas.”
Una vez más, Zofar está asumiendo que toda la vida se puede explicar en términos de recompensa y castigo.
¿Pero es eso verdad? ¿La vida se volverá despreocupada tan pronto como empieces a obedecer?
No. Job ya era inocente. No había nada más que pudiera hacer para merecer una vida bendecida; sin embargo, él, su esposa, y sus hijos sufrieron. Así que Zofar está equivocado.
No toda la vida se puede explicar en términos de recompensa y castigo por las obras. Sí, eso entra en juego. Cosechamos lo que sembramos (Gálatas 6:7-9), pero eso es generalmente cierto, no absolutamente cierto—no en esta vida. Más a menudo, en esta vida, obtenemos gracia, cuando deberíamos recibir juicio. Dios es “tardo para la ira”.
Para resumir, los tres amigos de Job compartían la misma cosmovisión básica. Todos creían que Dios y el mundo operan según la ley. Según su forma de pensar, Dios se relaciona con nosotros en virtud de nuestras acciones. Para ellos, no hay gracia, ni misericordia, ni amor. En consecuencia, al enfrentar el sufrimiento de Job, no pudieron ofrecerle consuelo—solo condenación. Puedes evitar cometer el mismo error, si rehúsas hacer las mismas suposiciones.
En lugar de sacar conclusiones precipitadas sobre por qué tu amigo está sufriendo, lánzate con una mano amiga para demostrarle que todavía hay amor en el mundo.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].