Habló el Señor a Moisés, diciendo: “Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado.” (Éxodo 14:1-3).
¿Conoces la batalla de Dunquerque?
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania Nazi se extendió a través de Bélgica y los Países Bajos, atrapando a la Fuerza Expedicionaria Británica, junto con tropas belgas y francesas, alrededor de la ciudad portuaria de Dunkerque. Como puedes imaginar, los soldados tenían miedo. Estaban presionados contra el mar sin ningún lugar a donde ir. ¿Qué harían? Parecía que su fin estaba llegando rápidamente.
Entonces, controvertidamente, en lugar de apresurar el ataque, los alemanes detuvieron su avance y emitieron una orden de alto de tres días. En 1945, Hitler diría que era para darle a Churchill una “oportunidad deportiva”. Pero Churchill no estaba jugando. Cualquiera que fuera la razón, tres días fueron suficientes para que los británicos organizaran una de las operaciones de rescate más impresionantes de la historia. Más de 800 barcos, incluyendo muchos pesqueros privados, cruzaron el Canal de la Mancha, y rescataron a más de 300.000 soldados de Dunkerque.
En Éxodo 14, los judíos también estaban en una situación difícil y necesitaban ser rescatados. Los egipcios, la mayor superpotencia de la época, estaban persiguiéndolos intensamente cuando Dios les dijo a los judíos que fueran a Pi-Hahiroth. Aunque no sabemos exactamente dónde estaba (ver aquí una posibilidad), sabemos que se situaba junto al mar. Al igual que los británicos en Dunkerque, los judíos tenían a los egipcios a un lado, el mar al otro, y ninguna posibilidad de rescate.
Y eso era exactamente lo que el Señor quería que los egipcios pensaran. Dios quería que los egipcios dieran el golpe final. (¡Y lo harían!)
Pero aquí está el sentido – aunque desde una perspectiva meramente humana, estar atrapado “entre Migdol y el mar” era el peor lugar para estar, era exactamente donde los judíos necesitaban estar según la perspectiva divina.
En este momento, puedes estar en un aprieto, en tu propia Dunkerque. Y puedes estar muy preocupado. Desde un punto de vista humano, no es donde quieres estar. ¿Quién te rescatará?
Pero si has estado siguiendo al Señor, caminando en la luz (1 Juan 1:7), confesando tu pecado (1 Juan 1:9), entonces es donde Dios quiere que estés. Y aquí está el principio (que recientemente escuché decir a otro predicador):
Principio 1: El Dios que te llevó a entrar, también te llevará a salir.
Como veremos en futuras entradas de blog (y como probablemente ya sabes), Dios rescató a los judíos de los egipcios, pero no de la manera que ellos anticipaban.
De la misma manera, cualquiera que sea tu situación, confía en Dios. Y recuerde que pase lo que pase, su mayor rescate ya ha ocurrido. Si has creído en Jesús para la salvación eterna, entonces la tienes ahora mismo.
Puede que no hayas pasado por el Canal de la Mancha o el Mar Rojo, pero ya has pasado de la muerte a la vida (Juan 5:24).
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia. Él y su esposa Abby tienen tres niños salvajes. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la vida eterna].