¡Oh gálatas insensatos! (Gálatas 3:1)
¿Alguna vez te has comportado de una manera insensata? De todos modos, ¿qué significa ser insensato? La palabra griega traducida como “insensata” es anoetōs, que significa “no pensar” o “no pensar en las cosas.”
Los gálatas estaban abandonando a Cristo y aceptando el legalismo y un evangelio de la salvación por obras. Pablo los acusó de no pensar en las cosas.
No estaban pensando en algunas verdades muy básicas que deberían haber llevado a los gálatas a rechazar completamente el evangelio pervertido de los legalistas.
En los versículos 1-14, Paul presenta cinco verdades en las que los gálatas no estaban pensando.
Primero, no estaban pensando en la crucifixión:
“¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” (Gálatas 3:1).
Jesús murió en la cruz como sustituto de los gálatas. Su trabajo estaba terminado. Fue perfecto. Jesús quitó los pecados del mundo (Juan 1:29). Él es la propiciación por los pecados del mundo (1 Juan 2:2). Fue una cosa insensata por parte de los gálatas pensar que ser circuncidado o mantener el “kosher” aumentaría la finalidad salvífica de la cruz. Jesús lo pagó todo.
En segundo lugar, no estaban pensando en la propia recepción del Espíritu Santo:
“Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gálatas 3:2-3)
Los gálatas habían recibido el Espíritu por la fe, no por guardar la Ley. Ya habían comenzado a vivir la vida llena del Espíritu antes de que oyeron este evangelio de crecimiento por medio del legalismo. Entonces, ¿por qué pensar que el Espíritu ahora dependía de volver al legalismo judío? ¡No estaban pensando en las cosas!
En tercer lugar, no estaban pensando en la base de los milagros que habían visto:
“Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?” (Gálatas 3:5)
Los gálatas habían visto milagros con sus propios ojos, porque creyeron en Dios para ellos y no porque guardaban la Ley. Si el Espíritu estaba obrando milagros por medio de la fe, sin guardar la Ley, ¿por qué pensar que ahora de repente era necesario guardar la Ley?
Cuarto, no estaban pensando en la doctrina de la justificación:
“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gálatas 3:6-9).
Abraham fue justificado a través de un solo acto de fe. También lo fueron los gálatas, tal como Dios lo había prometido. Si ya estuvieron justificados y bendecidos, ¿por qué pensar que guardar las leyes judías pudiera añadir algo a eso? ¡Piénsalo!
En quinto lugar, no estaban pensando en la función de la Ley:
“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Gálatas 3:10-14).
La Ley no trae vida ni bendición a nadie. Solo te puede condenar por fallar a cumplirla. Revela tu pecado (Romanos 3:20), y te muestra que la única forma de salvarse es por medio de la fe en Cristo (Gálatas 3:24). El hecho de que los gálatas estaban creyendo un evangelio de la salvación por medio de guardar la ley demuestra que ellos no estaban pensando en el propósito de la Ley. La Ley fue diseñada para traerles una maldición, y no fue capaz de salvarlos. Solo Jesús era capaz de hacer eso. Por lo tanto, Èl se hizo maldición en su lugar. Él tomó su castigo (y el nuestro) sobre sí mismo, para que pudieran ser salvos por la fe en Él, aparte de las obras. Los gálatas sabían esto. Pablo les había dicho. ¡Deberían haber pensado en esa verdad!
La teología importa—¡pero no a los insensatos!
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].