Cada primavera, tengo las mejores intenciones de cultivar un jardín abundante. Pero cada año en el otoño, todo lo que tengo es una maraña de maleza y apenas un puñado de tomates tipo “cherry.”
¿Puedes adivinar por qué?
Recientemente escuché dos ilustraciones populares que comparan la vida cristiana con la agricultura y la jardinería y que arrojan luz sobre mi situación. La primera ilustración es así:
Un nuevo pastor fue a visitar a un miembro de su congregación quien era campesino. Cuando vio la granja con muchas hileras de cultivos cuidadosamente cultivados, dijo, “¡Cielos! ¡Esta es una gran granja que el Señor te ha dado!” El campesino, un poco irritado, le respondió: “Sí, pastor, pero deberías haberla visto cuando la tenía el Señor.”
Similarmente, escuché a otro predicador decir esto:
Tantas personas dicen: “Voy a dejarlo en manos de Dios. Lo que el Señor quiere para mí es lo que pasará.” Pero si alguna vez has cultivado un jardín, sabes que eso no es lo que hay que hacer.”
¿Por qué mi jardín se llenó de malezas? ¡Uno podría decir que fue porque dejé todo en manos de Dios! Si quiero tener un jardín fructífero, “no es lo que hay que hacer”
Por supuesto, estas son ilustraciones de la vida cristiana que propone una forma incorrecta de acercarse al vivir para Cristo. Si dejarlo todo en manos de Dios no es lo que hay que hacer, entonces ¿qué debes hacer? Cambiando de ilustración, aquí está lo que Jesús les dijo a sus discípulos:
“¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa” (Lucas 6:46-49).
La casa representa tu vida. No puedes construir una casa que resiste a la tormenta si pasivamente dejas todo en manos de Dios. La construyes haciendo la Palabra (cf. Santiago 1:22). Si no lo haces, deberías esperar la ruina.
Y si tienes alguna duda al respecto, venga a ver mi jardín.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños salvajes. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].