En Génesis 19 leemos el relato de Lot y la destrucción de Sodoma y Gomorra. En esta famosa historia, Lot, su esposa y sus dos hijas son sacados a la fuerza de su ciudad natal por los ángeles enviados por Dios. Se les da la oportunidad de salvarse del juicio que se avecina sobre la ciudad. Sin embargo, la esposa de Lot muere porque mira hacia atrás, hacia la ciudad. Después de la destrucción de las ciudades, Lot y sus hijas caen en pecado incestuoso, dando lugar al nacimiento de dos hijos. A través de estos hijos, también nacen dos naciones malvadas, y el legado de Lot y su familia termina en ruina y muerte.
Este es un caso de estudio interesante cuando se trata con teólogos reformados. La teología reformada enseña que los creyentes vivirán justamente. Argumentan que, si una persona es “genuinamente” salva, no pecará de forma habitual, sino que perseverará en las buenas obras. Si nos quedáramos solo con el relato en Génesis 19, no tendríamos evidencia, basada en el comportamiento de Lot, de un estilo de vida justo. Él decide vivir en Sodoma y, cuando se le dice que deje la ciudad para su protección, discute con los ángeles. No quiere irse. Le gusta donde vive y suplica ser llevado a una pequeña ciudad vecina.
Ross comenta:
“Lo asombroso en el tema del rescate es su resistencia: la familia prefiere no irse. En el corazón de la tensión estaba la asimilación de la familia a la vida de Sodoma…” (Allen P. Ross, Creation and Blessing: A Guide to the Study and Exposition of Genesis [Creación y bendición: Guía para el estudio y la exposición de Génesis], p. 355).
La conclusión del relato está lejos de ser ideal. Lot se emborracha y tiene relaciones con sus hijas. Si un lector buscara determinar la regeneración de Lot basándose únicamente en este relato de sus obras, se vería obligado a asumir que el hombre era un no creyente. Sin embargo, la regeneración no se determina por las obras. Además, en 2 Pedro, el apóstol hace una declaración sorprendente sobre Lot, diciendo que de hecho era un hombre justo (2 Pedro 2:7-8). Basándose en esta declaración, la mayoría de los teólogos reformados parecen admitir a regañadientes que el hombre fue salvo.
Ross hace este perspicaz comentario respecto a Lot:
“La fe genuina a menudo es difícil de detectar” (Ross, Ibid., p. 357).
Mientras el teólogo reformado podría admitir a regañadientes la regeneración de Lot, hay otra persona en la narrativa que merece más atención. ¿Qué pasa con la esposa de Lot? La Biblia no establece de forma definitiva, como sí hace respecto a Lot, si ella era creyente o no. Muchos asumen que es una no creyente debido a su fracaso en obedecer al Señor y porque miró hacia atrás, hacia Sodoma. Sin embargo, como ya demostró su esposo, el fracaso en obedecer no desmiente su salvación.
Además, en Lucas 17:32-33, el Señor hace este interesante comentario sobre la esposa de Lot:
“Acordaos de la mujer de Lot. Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.”
En este pasaje, el Señor se está dirigiendo a los discípulos (v 22) y está discutiendo el fin de los tiempos. En el contexto, Él está advirtiendo a los creyentes de la Tribulación acerca del peligro de vivir para este mundo en lugar del mundo venidero. Esta es una advertencia aplicable a los creyentes en todas las dispensaciones. El Nuevo Testamento está lleno de advertencias a los creyentes sobre las distracciones de este mundo presente (1 Juan 2:15-17; Santiago 4:4). Los creyentes pueden llegar a ser seducidos por el mundo. Podemos tener una mirada distraída enfocada en el presente y sus promesas vacías, en lugar de en el Señor y Sus promesas eternas. El argumento del Señor es claro. Podemos ser como la esposa de Lot.
Esta es una comparación extraña si ella fuera una no creyente. Él está hablando a creyentes y citándola como un ejemplo para nosotros. Podemos caer en la misma trampa en la que cayó la esposa de Lot. Contrario a lo que afirman los teólogos reformados, un creyente puede fallar. Como la esposa de Lot, podemos vivir para este mundo presente, y si lo hacemos, puede llevar a nuestra destrucción e incluso a la muerte física. Este es el tipo de salvación al que se refiere el Señor en el versículo 33. El peligro para la esposa de Lot no era la condenación eterna. Era la ruina de su hogar, posesiones y, en última instancia, su vida física. Así como Sodoma fue destruida, este mundo también llegará a la ruina. Como creyentes, si, como la esposa de Lot, invertimos todo el trabajo de nuestra vida en este mundo condenado, experimentaremos la pérdida de todo lo que valoramos.
Quizás estés leyendo esto y todavía pienses que la esposa de Lot era una no creyente. Hay espacio para la discusión en ese punto. Sin embargo, independientemente de su regeneración personal, está claro que está destinada a ser un recordatorio y servir como advertencia para los creyentes. Podemos ser como ella. Podemos perder beneficios en el reino venidero si no logramos perseverar (2 Timoteo 2:12). Podemos experimentar la ruina de nuestras vidas si somos codiciosos o egoístas. También podemos experimentar una muerte prematura si vivimos para este mundo en lugar del mundo venidero. Su ejemplo es ciertamente una advertencia triste y sobria para todos los creyentes. Por lo tanto, escuchemos la instrucción del Señor. ¡Recuerda a la esposa de Lot!