¿Qué creía Abraham? ¿Cuál fue el contenido de su fe en Dios? ¿Creyó en Dios para tener muchos nietos y bisnietos, o también tenía en mente la salvación eterna?
Cuando Abraham creyó, ¿pudiera haber creído en Dios por algo eterno?
Ojalá hubiera un versículo explícito que contestara esas preguntas. Sin embargo, existe una abundante evidencia que indica que eso es precisamente lo que esperaba Abraham.
Permíteme explicar mi razonamiento.
Lo que sabemos acerca de la religión bíblica antigua
Para comenzar, como principio general, sabemos que la fe bíblica se refería a la restauración de una vida vivida para siempre con Dios. Después de todo, eso es lo que se perdió en la caída en Génesis 3. Si Adán y Eva no hubieran pecado, habrían vivido para siempre con Dios. Dado que pecaron, la muerte entró en el mundo. Eso significa que la Biblia comienza con un problema: ¿Cómo restauraría Dios la capacidad de los hombres y mujeres de vivir para siempre con Él? Esa es la gran pregunta de la religión bíblica. Creo que es razonable pensar que eso habría sido la preocupación de Abraham también.
En segundo lugar, como principio general, sabemos que la antigua fe bíblica implicaba la expectativa de un Mesías venidero. Eso se implica en Gn 3:15. Pero Job lo afirma explícitamente:
“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19:25).
En tercer lugar, como principio general, sabemos que la antigua fe bíblica vinculaba la expectativa de un Mesías con la resurrección corporal. Dios creó a los hombres y mujeres en cuerpos, y originalmente estaban destinados a vivir para siempre con Él en cuerpos. Por lo tanto, después de que la muerte haya entrado en el mundo, la resurrección corporal formaba parte del plan de redención de Dios:
“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26).
Creo que podemos esperar razonablemente que Abraham haya compartido esas creencias. Pero, ¿La Biblia nos dice explícitamente que Abraham creyó esas cosas?
Lo que sabemos acerca de las creencias de Abraham
El Antiguo y el Nuevo Testamento nos dan pistas sobre lo que creyó Abraham.
Primero, sabemos que Abraham creyó en Dios para tener una relación eterna con Él:
“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti” (Gn 17:7).
Segundo, sabemos que Abraham creyó en un Mesías venidero:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56).
Tercero, sabemos que Abraham creía en la resurrección corporal:
“pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde en sentido figurado, también le volvió a recibir” (Heb 11:19).
Cuatro, sabemos que Abraham buscaba el reino eterno construido por Dios:
“porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb 11:10).
¿Qué sucede cuando juntas esas cuatro evidencias? ¿Qué nos dicen sobre lo que creía Abraham? ¿Tenía en mente la salvación eterna?
La evidencia respecto al contenido de la religión bíblica antigua y las afirmaciones explícitas sobre la fe de Abraham me llevan a esta conclusión: Cuando Abraham creyó en Dios, estaba esperando 1) resurrección a la vida eterna en 2) un reino eterno, en 3) cumplimiento del pacto eterno de Dios con él, como 4) mediado por el Mesías venidero.
Sin duda, Abraham también creía en Dios para tener nietos y bisnietos, pero más que eso, creía en Dios para traer la salvación eterna que Él había prometido desde la caída.
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Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].