La epístola de Pablo a los gálatas contrasta la religión de la ley con la religión de la gracia. El contraste se aplica no solo a cómo una persona se justifica ante Dios, sino también a cómo se debe vivir la vida cristiana.
Una de las diferencias entre la religión de la ley y la religión de la gracia se revela en las presiones para tener un ministerio “exitoso.”
¿Qué se considera típicamente un ministerio “exitoso”?
Números.
Números de personas.
Números de dólares.
Por más grande que sea una iglesia, más exitosa es. Por más adinerada que es, más bendita es. Es así, ¿no?
Si una iglesia tiene bancos vacíos, y no puede pagar sus cuentas, se considera un fracaso o que está fallando. Decimos que estas iglesias están muriendo. Y a nadie le gusta algo que está muriendo. No estamos cómodos con la muerte. ¡Nosotros queremos la vida! ¡El éxito! ¡Un poco de aprecio y admiración!
Los legalistas en Galacia tuvieron el mismo plan para conducir el ministerio:
Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne (Gá 6:13).
Evidentemente, los legalistas se interesaban en los números, no en la sinceridad. Se gloriaban en cuántos hombres circuncidaron. Por más “convertidos” que pudieron ganar, más buenos se parecieron.
Pero estas conversiones fueron tan superficiales como la propia religión de los legalistas. Los legalistas deseaban marcar a los hombres con un símbolo de guardar la ley (i.e. la circuncisión), pero incluso los legalistas mismos no seguían la ley. ¡Y aparentemente, a ellos no les importaba! Lo único que les importaba eran los números.
¿Cuántos ministerios cristianos se ponen atrapados en la misma búsqueda de números?
Escuché a un misionero en Asia afirmar de haber llevado a un millón de personas a Cristo en un año.
¿De verdad?
¿De dónde sacó ese número?
¿Se contaron las manos? ¿Se completaron los formularios? ¿Esas son las maneras bíblicas de saber si su ministerio tiene éxito? ¿Y cuál es la motivación para hacer ese alarde–recaudar dinero de donantes más crédulos?
Esto es pensar según la ley. Y conduce a la hipocresía o el agotamiento. A la hipocrecía porque usted termina inflando los números sin tener ninguna idea del impacto verdadero de su trabajo. O al agotamiento cuando interpreta los números como ser el estándar del éxito y luego le condenan implacablemente (y usted se condena a si mismo) por no cumplir con ese estándar.
Por supuesto, hay realidades financieras en hacer el ministerio. Pablo enseñó acerca de dar por la gracia (Gá 6:6). Pero las finanzas no son la medida del éxito.
¿Cómo se ve el éxito en un ministerio basado en la gracia?
Un misionero al Caríbe dedicado a la Gracia Gratuita me dijo que estaba feliz si llevaba a dos personas a la fe en Cristo cada año.
Eso me parece bien.
No hay números en que gloriarse allá. Pero tal vez no deberíamos estar alardeando de los números para empezar. Pero si no, ¿entonces qué?
Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo (Gá 6:14).
Pablo no alardeaba de los números, sino de la cruz. Se gloriaba en la graciosa provisión de la salvación para el mundo. Se gloriaba en el amor sacrificial de Jesús. ¡Es lo único en que vale la pena gloriarse!
Eso es especialmente cierto cuando piensa en lo que sucedía en Galacia.
Supongo que al comienzo de su ministerio a los gálatas, Pablo podría haberse jactado de todas las iglesias que había plantado y de todas las personas que había llevado a la fe. Podría haber regresado a sus donantes con muchos testimonios increíbles para recaudar más dinero para apoyar misiones destinadas a los gentiles.
Pero mire a las gálatas ahora. ¡Empezaron bien, pero entonces rápidamente comenzaron a abandonar a Cristo y caer de la gracia! ¿No hubo mucho en que gloriarse entonces, no?
No se puede jactar de los números porque usted no tiene idea de lo que van a hacer las personas a largo plazo. ¿Continuarán a creer, o se apartarán? ¿Continuarán hacía la madurez espiritual, o hacía la carnalidad rebelde? ¿Seguirán a Cristo o le avergonzarán a Él?
No se sabe.
Por lo tanto, no debe haber jactancia.
El ministerio basado en la gracia deja atrás ese modo de pensar.
En el ministerio basado en la gracia, lo único que puede hacer es gloriarse en la cruz y morir al estándar del mundo de lo que es o no es un ministerio exitoso. Y cuando usted hace eso, la presión cambiará por la paz.
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Shawn Lazar es el Director de las Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Busque su último libro, Elegido para servir: Por qué la elección divina es al servicio, no a la vida eterna (Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life), disponible ahora.