Cuando la gente escucha la afirmación de que Juan escribió su Evangelio con un propósito evangelístico, a menudo se sorprenden porque nunca han escuchado eso antes. Pero al leer Juan 29:30-31, normalmente admiten que es verdad.
Sin embargo, las personas se ponen muy escépticas cuando uno comienza a razonar basándose en esa premisa como, por ejemplo, cuando deduce que el Evangelio de Juan debe decirnos todo lo que necesitamos para nacer de nuevo.
¿Pero deberían hacerlo? ¿No debería contribuir la comprensión del propósito de un libro bíblico a la comprensión de su papel en la vida de la Iglesia?
En su capítulo “Salvation By Faith Alone,” [“La salvación solo por la fe”] en The Fundamentals for the Twenty-First Century [Los fundamentos del siglo XXI], George Meisinger hace varias buenas observaciones acerca de la salvación, el propósito del Evangelio de Juan, y lo que se puede deducir sobre la salvación dado ese propósito:
Juan afirma claramente en el Evangelio que su propósito de escribir es “mostrar cómo uno puede tener “vida en su nombre (el nombre de Cristo)” (Juan 20:30-31), (Meisinger, “Salvation” [“Salvación”], p. 284).
Ya que que el Espíritu le inspiró a Juan, podemos suponer que el autor tuvo éxito en lograr su objetivo, lo que significa que su Evangelio debe contener todo lo que uno necesitaría saber para nacer de nuevo:
Juan fue “movido por el Espíritu Santo” para declarar su propósito y por lo tanto debemos concluir que logró su objetivo, registrando todo lo que uno debe hacer para tener la vida eterna. Asumir lo contrario supone que Juan o tergiversó, o falló en lograr su propósito. Un entendimiento adecuado de la inspiración no permite tales suposiciones, (Meisinger, “Salvation” [“Salvación”], p. 284).
Un autor falible podría omitir instrucciones esenciales. Por ejemplo, un autor podría intentar escribir una guía completa para cuidar a las abejas y omitir las instrucciones para cómo y cuándo deberías sacrificar una peligrosa colonia de abejas salvajes (gracias a Josh Meier por el ejemplo). Pero, ¿podría un autor inspirado cometer ese tipo de error? ¿Podría omitir información que fuera esencial para lograr su propósito de escribir? Absolutamente no.
¿Cuáles implicaciones tiene esto para el Evangelio de Juan? Significa que el Evangelio de Juan es normativo en términos de cómo deberíamos evangelizar. Significa que puedes leerlo y buscar qué es lo que se requiere y lo que no se requiere para tener la vida eterna. Si alguien afirma que algo es necesario para nacer de nuevo y Juan no lo menciona, esa persona está equivocada.
Sobre esa base, Meisinger llega a esa sorprendente conclusión sobre el arrepentimiento:
En ninguna parte Juan menciona o alude al arrepentimiento (metanoeō; metanoia). Ya que no debemos suponer que Juan falló en enseñarnos cómo obtener la vida eterna, está claro que Dios no requiere arrepentimiento. Este no es un argumento del silencio, sino un argumento sobre el silencio. Juan no menciona el arrepentimiento precisamente porque no está relacionado con su tema. Dios no requiere que uno se arrepienta para recibir la vida eterna; requiere fe sola en Cristo solo, punto (Meisinger, “Salvation” [“Salvación”], p. 284).
Juan no falló en lograr su propósito evangelístico. Pero cualquier teoría de evangelismo que no toma el Evangelio de Juan como normativo probablemente lo hará.
______________________
Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].